
Tres charletas de esta temporada
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Ya se sabe, empieza uno recomendando a un desconocido tal o cual técnica sado.maso para curar una ampolla, y se acaba hablando de Schopenhauer, el futuro de la Unión Europea o de la terremoto de Alcorcón. Son las charletas del Camino, con perfectos desconocidos cinco minutos antes, y amigos de toda la vida cinco minutos después. Aquí va un ranking de tres de las conversaciones más fértiles que he disfrutado en esta peregrinación. No estaría mal si alguien en opiniones contara alguna de las suyas.
1. CATALÁN A LA SALIDA DE BURGOS
Era todavía oscuro, y yo no me acordaba muy bien si había que cruzar por dentro de la muralla o por fuera ese gran parque de las afueras de Burgos. Me paré en un semáforo y se me acercó un tío con la misma cara de despistado que yo. A la segunda "n" nasal deduje que debía ser catalán. No recuerdo por qué pero empezamos a hablar de Dalí, y no me acuerdo cómo pero aquello derivó a una conversación con ribetes de sesión de psicoterapia sobre cómo reorientar la vida profesional. Desde luego, aquello fue un ejemplo clásico de "el camino provee" porque la conversación no podía ser más oportuna para mí en ese momento, y el tipo resulta que era psicólogo y entre otras cosas se dedicaba a esas tareas de coach personal/profesional. También tuvo una derivada muy interesante la charleta sobre trayectorias personales de acercamiento y alejamiento del mundo católico. Muy elegantemente evitamos cualquier alusión a los tomates del "prussess". A la altura de Tardajos nos separamos: él iba a tomarse un café, y yo a una fuente a hacerme el primer masaje de pies del día.
2. COLOMBIANA/NORTEAMERICANA ANTES DE BOADILLA
Iba ella sin mochila, y con la espalda desnuda. Le estaba dando todo el solazo de oriente y al llegar a su altura le comenté si no temía algún problema de piel. Al segundo seseo deduje que debía ser latina, pero tenía unas vocales como de yanqui. Resultó ser una colombiana que daba clases de español en Michigan. Puntería la mía. Tenía un movimiento de cejas a lo Carmen Miranda que por alguna razón derritió cualquier atisbo de pudor en mí, y me puse a contarle un culebrón de mi vida sentimental de hace ¡25 años!. Luego la cosa derivó hacia el contraste entre cómo se vive la espiritualidad en América y cómo en Europa. Y luego ya no sé qué más, pero a la altura de Boadilla, Margarita - así se llamaba - ya me había sonsacado mi dirección de Facebook, y tirando del messenger hemos seguido en contacto hasta... mañana, que llega ella a Santiago.
3. MADRILEÑO POR LA MONTAÑA ASTURIANA
Iba con su hijo, con fuertes dolores éste por una ampolla mal curada. No tengo ni idea a cuenta de qué pero a los cinco minutos ya sabíamos ambos que compartíamos infancia en el País Vasco en "los años de plomo" - lo cual, comprenderéis, une lo suyo-. Y como esa experiencia es como hacer un máster sobre las vueltas de la política, ale hora y pico que nos pasamos arreglando los problemas de España. Resulta que había sido asesor de comunicación de un partido político, y ahí que me enteré de unos cuantos cotilleos de trastienda. Y luego, en "totum revolutum" la charleta derivó hacia el Papa Wojtila, S. Juan de la Cruz, el deshielo de la URSS y aquel speech de Juan Pablo II de 1982 en Santiago, que tanto ayudó a que esta peregrinación sea lo que hoy es. Para cuando nos dimos cuenta, el hijo había desaparecido totalmente del Camino, y el hombre tuvo que despedirse de mí para ir en su busca.
P.D: mención especial tiene la charleta de sobremesa en Ruesta, Aragón, con el inefable INDI de este foro. Nos dio la vena esotérica y empezamos a divagar sobre campos de energía telúrica en el Camino, pero en fin, también sobre cosas más prosaicas como la evolución política de Labordeta, o sobre la deliciosa cazoleta aragonesa.
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Jajaja...bueno, lo mío no cuenta, porque fue una visita de cortesía, aunque inevitablemente me sentí peregrino de cerveceo por un momento, pero sin ese halo de inspiración que solo el Camino a puro de patear insufla. Tú, en cambio, sí gozabas de ese halo.
El agradecido soy yo, pues descubrí un poquito más del auténtico Fernando que hay al otro lado de ese inteligente, culto e intuitivo amenizador del foro.
Por cierto, no sé si el cuerpo humano que te contiene, o tú mismo, habréis podido sentir, intuir o percibir durante tu interesante último Camino campos o fuerzas energéticas que a tu juicio alterasen o interfiriesen en algo el aparente estado inalterable de los animales, personas o cosas, jajaja
Qué grandes momentos de charletas disfrutamos en los Caminos, gracias por compartir los tuyos.
P.D.- Uy uy uy Margarita.
Ciertamente, Fernando, han sido unas fértiles conversaciones. Me has recordado esos encuentros fugaces que surgen por esos caminos y te dejan un poso duradero. Desde mi primer camino comprobé lo fácil que resultaba compartir vivencias con otros peregrinos.
Yo soy muy tímida y me cuesta " romper el hielo" pero, a pesar de ello también he conocido y hablado de lo divino y lo humano tanto en las rectas sin fin, bajo la crueldad del sol como resguardados de alguna tormenta apocalíptica. Tanto en los ágapes comunitarios como en los benditos bares. Y por supuesto, contemplando atardeceres, remendando ampollas o limpiado la ropa en los lavaderos mientras te vas pasando la pastilla de jabón.
Gracias por compartir algunos retazos de esas vidas que se van cruzando y de las que siempre aprendemos algo
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A bastantes personas les he oído aquello de que "pues yo soy normalmente timid@, pero no sé qué pasa en el Camino que me suelto a socializar con mucha más facilidad". En realidad no hay que rascar mucho para saber por qué sucede esto, aquí van algunos factores:
1.las endorfinas/feromonas de la caminata ponen el palpito corporal en primer término, y en cambio los laberintos mentales represivos los adormece.
2. Se comparte una meta común, problemas físicos comunes, intendencias comunes, con lo que aquello toma un aire muy de "andar por casa".
3. El sudor, los ronquidos y otras "emanaciones" dan al traste con cualquier política de postureo, que es lo que más suele marear las relaciones humanas. En cambio, afloran más fácilmente franqueza y la humildad, porque joer, es que se nos ve a una legua lo que somos.
4. Es más fácil desenmascarar partes conflictivas de un@ ante desconocidos que ante vecinos cotidianos con los que se cruzan prudencias e intereses cotidianos (esas redes de araña que a veces nos asfixia la espontaneidad). Es el efecto del "desconocido en el tren" al que le cuentas todos tus secretos porque no temes sus juicios.
5. El aire libre y la naturaleza ayudan lo suyo. Y un factor no desestimable: ir hablando sin estar "frente" al otr@ sino amb@s mirando el horizonte.
Bueno, seguro que hay mil razones más.
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Buenísimo!...la verdad que nos pone a todos a un mismo nivel.
Hola Fernando.
Pues te cuento una mía, a pesar de no ser un gran redactor.
En septiembre de 2009, mi mujer y yo llevábamos tres semanas caminando desde Irún cuando llegamos a Luarca. Muchos peregrinos que conocimos se fueron quedando en diferentes puntos del Camino, pues no lo realizaban completo, y el resto escogieron seguir por el Camino Primitivo. En el albergue de Luarca solamente estábamos un alemán, mi mujer y yo.
Hasta que llego otro peregrino, manchego, de Puertollano. No era su primer Camino pero si su primer día, y estaba eufórico. Nos acompañó hasta el pueblo y a pesar de que no paraba de hablar, ese primer encuentro nos resultó muy simpático y ameno.
Caminamos toda la mañana juntos el día siguiente hasta el albergue de Piñera que era donde se quedaba, pues no quería forzar la rodilla. Nosotros seguíamos hasta La Caridad y nos despedimos de él con tristeza, no sin antes intercambiar nuestros números de teléfono.
Le fuimos llevando una etapa de ventaja y los siguientes días mi mujer dibujaba una caricatura o dibujo en un pequeño papel en el que aparecíamos nosotros o él con algo referente a cada etapa. Luego lo escondía en algún lugar del albergue (entre las hojas de un libro, debajo de una maceta, etc.), y el día que llegaba a ese albergue le enviábamos un SMS con una pista. Algunas incluso rebuscadas, pero siempre encontraba el dibujo.
Por circunstancias llegó a Santiago el mismo día que nosotros pero más tarde, por lo que tuvimos tiempo de dejarle el último dibujo en el tablón de anuncios que había en la antigua oficina del peregrino y el correspondiente SMS sorpresa, pues no contaba con el.
Disfrutamos parte del día juntos por Santiago hasta que nos despedimos de nuevo.
Nos hemos vuelto a ver en un par de ocasiones. Todavía seguimos en contacto y me consta que guarda todos los dibujos en su baúl de cosas peregrinas.
Un saludo.
Bonita historia, José Antonio. Le serviría para sentirse más acompañado. Muy bien redactada, por cierto
Ahora que ya regresé a casa tengo más tiempo para recordar todas las ideas interiores de ese tiempo hermoso y placentero en el Camino. En este kairos de quietud se juntan varios temas: los paisajes, la arquitectura, la comida y la gente que conocí. Es hermoso enamorarse de circunstancias, de personas y de momentos únicos e irrepetibles. Son momentos que no se olvidan, personas que entran, aunque sea por cinco minutos, y te hacen recordar la urgencia de vivir. En este último camino me sentí emocionalmente apegada a alguien que hasta este momento ha alimentado en mi una hermosa sonrisa interior. Como una fantasía para un piano, una fantasía parecida a la que interpreta Ludovico Einaudi con su Nuvole Bianche. Algo breve, intenso, profundamente inesperado que estalló dentro de mi y que permanecerá como un pequeño elixir el resto de mi vida.