
porque me gusta el Camino.
Esto lo escribio hace años Rafa en el amarillo, lo saco siempre que me viene la puñetera morriña:
Me gusta sentir los nervios pre-camino.
Preparar la mochila.
Escuchar los ánimos de otros peregrinos cuando me desean “Buen Camino”.
Subir al tren y mirar una y otra vez el reloj para ver cuanto me queda para llegar.
Pasárseme el dolor de pies y encogérseme el alma, cuando entro en la Iglesia de Santiago de Boente, uno de mis “refugios” particulares
El olor a ungüento y a pomadas de los albergues.
Los spaghetti con tomate y con latita de atún compartidos con... que más da con quien.
Las miradas complices entre peregrinos.
Las “putas” cuestas arriba, las “jodidas” cuestas abajo.
Las mañanas de lluvia por Castilla, las tardes de sol por Galicia.
La dichosa rodilla que no deja de molestar.
Los tubos de voltaren gastados y los que quedan por gastar.
El café calentito con orujo, compartido entre charla y risas con “amigos para siempre”.
El chirriante ruido de los somieres de las literas.
Los ronquidos de los cansados.
Las quejas por los ronquidos de los menos cansados.
Las bolsas de plástico a las seis de la mañana.
El andar kilómetros de camino silbando el “blues de la soledad”.
La aspirina que te quita el dolor de cabeza producido por el sol de Tierra de Campos.
El ardor de estomago que te deja el vino peleón de “el menú del peregrino”.
Las lagrimillas que se escapan sin permiso al llegar al Obradoiro.
El volver a coincidir en el camino con algún peregrino de otros años.
Dejar año tras año, una piedra en la “Ferro”.
Ver mil veces al “simpático” de Pelegrin.
El ponerme de los nervios al ver aparcados coches de apoyo en la puerta de cualquier albergue.
Los sustos que te dan los bicigrinos cuando llegan sigilosos por tu espalda.
La cara de haba que se te queda al comprobar que alguien que ha salido después que tu, se esta tomando una cervecita, duchado y peinado, en una terraza de Villafranca.
El escuchar a los peregrinos novatos decir “Joder, si se que esto es tan duro, no vengo”.
El volver a escuchar a los mismos peregrinos al llegar a Santiago decir “Tengo que volver el año que viene”.
El darle un masaje en los pies a un niño de ocho años que decía “es que me aburro de andar” y que su madre no conseguía hacerle dar un paso.
El ofrecer frutos secos a unos peregrinos de Madrid, que al ser la primera vez que hacían el camino, se sentían un poco reacios a mantener conversación con desconocidos.
El dar la enhorabuena con un abrazo a un peregrino por haber llegado a Santiago cojeando, con la “Fuente de los Caballos” como único testigo.
El estar diez minutos buscando una flecha amarilla como un loco y tenerla delante de tus narices.
El abrazo y los besos que te siguen dando, como la primera vez, los que te quieren, al volver a tu casa a pesar de tantos caminos.
La nieve que no te deja apenas andar en el Puerto de Erro,
El decir “vamonos, que si no, de aquí no salimos” en la fuente de Irache.
El escuchar a un peregrino ingles decirme cada vez que me veía tomar cerveza “¿Gasoline now?”.
El hacer una visita a Luis un peregrino sordomudo de Arca al que conocí en el camino de 2002 (la bondad hecha humana).
El volverme a perder en el camino después de tantos años.
El mojarte la cabeza en la fuente de La Faba, cuando subes al Cebreiro en pleno verano.
El ir por San Xil y al llegar a Sarriá que te digan que por esa zona suele haber lobos (¡¡¡Coño, dímelo antes, mira como me tiemblan las canillas!!!).
El que la “jodida” mochila, te tire mas de un hombro que de otro y tengas que pararte un montón de veces a solucionarlo.
El comprobar que la que va mal no es la mochila, si no eres tu que vas hasta los “güevos”.
Lo largo que se hace la salida en Ponferrada.
Lo corto que se ha hecho el camino cuando lo terminas.
La sonrisa que pone “Santi” cuando le abrazas y te dice con voz suave “¿Otra vez aquí?”.
El mirar el calendario para buscar alguna fecha que venga bien y largarte al camino.
El humo negro que sale de las camisetas de publicidad que has ido consiguiendo durante todo el año y las quemas en Fisterra.
El olvidar la credencial en el albergue y que un buen hospitalero, te la acerque hasta el siguiente pueblo.
El cachondeo que montan unos “niñatos” en el albergue de Arzua a la hora de la siesta, al no estar cansados, por el simple echo de venir de alguna manera que no haya sido andando.
Las historias camineras contadas por peregrinos en una tarde de lluvia en el albergue de Puente la Reina.
El quedarte media hora alucinando con las vidrieras de la catedral de León.
El aprovechar que estas cerca, para darte una vueltecita por el “húmedo”.
El caminar en compañía de la luna hasta Castrogeriz, y experimentar las sensaciones que nos da la noche.
El quedarte sin tabaco entre Villafranca Montes de Oca y San Juan de Ortega.
La siestecilla sobre la hierba antes de llegar a Ribadiso.
La bobina de hilo que tiene las mismas Compostelas que yo (que hubiera sido sin ti, vieja amiga).
El perro que siempre te tiene que asustar cuando más “a tu bola” vas.
El orujo que tome en Gonzar, que me impidió saber si el café tenia sabor o no y si estaba caliente o frió.
El sentirme orgulloso de Mª Jesús, en su primer camino, por el que tanto sufrió y al que tanto le debe.
El trastero de mi memoria donde hay tantos y tantos peregrinos que jamás olvidare.
El poder pasar la noche “a media pensión” en el corazón de alguno de ellos.
Las ganas de llegar a Santiago.
La desgana de tenerme que ir de Santiago
La fuerza y voluntad que ponen muchos por tratar de no “ensuciar” el camino.
El estar deseoso de llegar cuanto antes a un bar que conoces y luego te lo encuentras cerrado.
El pararte media hora a leer las notas que dejan los peregrinos en la ¿capilla? de Morgade.
El volver a mirar una y otra vez esas fotos que te traen tantos recuerdos.
El cruzar Madrid camino de Chamartín, notando que la gente te mira como a un bicho raro.
El comprobar que siempre tienes litera libre en este albergue virtual.
El soltarse alguna lagrimilla cuando te acuerdas de la gente que quieres y te encuentras tan lejos de ellos.
El perder casi tres horas en un España-Corea y llegar al Cebreiro a las cinco de la tarde sin haber comido nada.
El hospitalero que se mosquea contigo porque te has permitido la licencia de coger litera sin que el estuviera, cuando tu llevabas siete horas andando y el estaba a punto de ganar al mus en el bar del pueblo.
Los buenos desayunos de la Sra. Remedios en el alto del Poio.
La señora que te ofrece filloas recién hechas cuando pasas por Hospital de la Condesa.
El ir recogiendo los envoltorios de chocolatinas y botellas vacías que otros cerdos van dejando.
El resbalón que me di bajando a Molinaseca el cual hizo olvidarme de todos mis dolores y centrarme solo en el trasero durante un par de días.
Los paseos por la Rua do Franco en el que te vas despidiendo de los peregrinos que has conocido durante el camino, mientras que facturas tus sentimientos con carácter de urgencia hacia tu casa para no perder ninguno.
La cruz Tau que llevo siempre en mi cuello y que llegó a mi de la forma más inesperada.
El ver como se les humedecen los ojos a muchos peregrinos cuando hablas con ellos sobre el camino, estando tan lejos de el.
El estar siempre pendiente de si habrán editado algún libro nuevo sobre temas jacobeos.
El quedarte sentado mas de una hora camino de Pamplona charlando como buenamente puedes con un peregrino japonés del que nada entiendes pero todo comprendes.
El que abran el bar “La Obrera” en Ponferrada solo para que cenen los peregrinos un día de esos de huelga general.
La gorra que siempre ha viajado conmigo y esta vez lleva días sin hablarme por dejarla en casa.
El creer que cada camino que hago me convierte en mejor persona.
El comprobar que en Portomarin por fin se han decidido a hacer un nuevo albergue, el viejo esta invivible.
El saber que en muchos pueblos sin albergue todavía queda gente que te da todo lo que tiene para que descanses.
El que en un bar de carretera se te acerque un camionero y te diga “Dale un abrazo a Santi de mi parte” .
El mirar a derecha e izquierda y ver que la persona que quieres camina siempre a tu lado.
El tener que correr al cruzar la carretera porque un gilipollas quiere hacer “tortilla peregrina” contigo.
El pedir perdón a un amigo tuyo, por una cosa que no tenia ni que haber sucedido,
El que al llegar a León con cincuenta y ocho minutos de retraso, te digan que no te devuelven el precio del billete por dos minutos.
Los bares y chiringos donde tuve que parar para poner “sello” en mi garganta.
Los momentos de caraja que hicieron que me perdiera y tuviera que dar mas vueltas que el “circular”.
Las distancias que te dicen los lugareños cuando les preguntas, que por lo general resultan ser siempre falsas.
El tener que llevar siempre algo que al final no usas.
El olvidarte siempre algo que al final tendrías que haber usado.
El baño veraniego a las doce de la mañana en el río Cua (Cacabelos).
El seguir dándome cabezazos en el “Santo dos Croques” cada vez que llego a Santiago.
El comprobar que a pesar de los cabezazos, el Maestro Mateo pasa olímpicamente de transmitirme su sabiduría.
El llegar a la Misa del Peregrino y tenerla que escuchar de pie porque los bancos están ocupados por excursionistas, eso sí, con su gorro de peregrino antiguo y su bordón reluciente.
El ofrecer tu sitio en un banco de la catedral, a un peregrino que viene más “jodido” que tu.
El que el peregrino que viene mas “jodido” que tu, no acepte tu invitación, porque ve que ambos estamos igual de “jodidos”
El pensar todos los años “Esta vez, paso de recoger la Compostela” y luego faltarte tiempo para ir a por ella.
El querer irme alguna vez de hospitalero y no decidirme nunca.
El farmacéutico de un pueblo de Palencia, que te abre la farmacia a horas no decentes para atender tus necesidades.
El abuelo que sentado a la vera del camino, te ofrece pan, tocino y vino diciéndote “Dale cuenta tu, que a mi me lo tiene prohibido el médico” .
El ofrecerle un cigarrillo al abuelo y decirte “¡¡¡Venga!!!... ahora que no nos ve nadie...”.
El olor a sobaquina del peregrino que duerme a tu lado en el albergue, que sigue pensando que la salvación esta reñida con la higiene y en los baños habita el mismísimo diablo
El Bueno de “Carlitos el maño” que cuando le dices “Tío, no fumes tanto”, el te responde “¡¡... Que no lo vendan...!!”
El no querer desprenderte de tus viejas botas, simplemente por que piensas que las estas traicionando
Los consejos que he dado
Los consejos que me hubiera gustado dar
Los consejos que me han dado
Los consejos que siempre espere que me dieran y nunca lo hicieron
La maldita ampolla que todos los años me tiene que salir en el dedo meñique de mi pie izquierdo
El comprobar lo manitas que era antes la gente en la construcción de templos
El comprobar lo manazas que es ahora la gente y pasarse la historia por el “forro”
El andadero que han hecho para subir a San Marcos, aunque la pendiente sea la misma (se nota que es Xacobeo)
El tener que usar la linterna en los albergues para no molestar a los demás y molestando menos si lo hubieras hecho con la luz encendida
El hacer parada en Ezequiel, el mejor “after-hours” del camino
El que te cobren este año por entrar al Museo de la Catedral de Santiago, eso si, 3€, que los peregrinos tienen descuento, si no, serian 5€. (que enrolladates son estos del Xacobeo)
El no ser nunca de los diez primeros en llegar al hostal de Los Reyes Católicos, para poder comer por la patilla (esta vez, tanta gente no había como para quedarme sin sitio... no se...)
Los almohadones ennegrecidos del albergue de Barbadelo.
El ruido producido por los molinos, subiendo el Alto del Perdón en una mañana de niebla.
La “jodida” costumbre de dar menos servicios a los peregrinos invernales que a los veraniegos.
El olor a humedad y yo que se a que, de las tiendas te campaña que monta el ejercito en el verano.
El “buen rollo” que te transmiten la mayor parte de los hospitaleros.
El “mal rollo” que te da, tener que volver a ver a ciertos hospitaleros.
El típico “listo” que cuando llegas al albergue te pregunta “¿Qué has llegado, ahora?”
El mismo “listo” que un día, le ves bajarse de un taxi en Mansilla de las Mulas, claro, a doscientos metros del albergue, que el llegar motorizado, dicen que esta “mal visto”.
El tender la ropa en el Cebreiro y por la mañana, estar más mojada que cuando la dejaste.
El asomarme por la ventana del albergue nada más levantarme para ver como ha amanecido el día.
La tormenta que te pilla en mitad de la Sierra de Lourenzá, una tormenta de esas que te “acojonan” de verdad.
El poder pasar todas las tardes un ratito con vosotros en esta “mesa camilla”.
El despertarte sobresaltado a las doce de la noche, por culpa de los fuegos artificiales en las fiestas de Pola de Siero
Por todo esto y muchas cosas más, cuando alguien me pregunta ¿Por qué haces el camino?, ¿Qué te atrae de el?, le contaría todo lo aquí escrito, pero me conformo en decirle “PORQUE ME GUSTA”
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Me encanta!! 100% identificada
Gracias YOMISMO, por darnos una gran dosis de moral en estos momentos, precioso el relato, donde, en mi caso, añadiría mi pelea como hospitalero, para que dejen el albergue a las 8 de la mañana; el que se acuesten a las 10 y...pico; el listillo que te deja los centimos, como donativo, que le sobran después de pagar las cervezas por el camino. En fín, cosas que ocurren y que en estos momentos uno echa en falta. Nos veremos en el CAMINO. Un abrazo para todos. AGUR, MANU.
Buen recuerdu del Foro Amarillo y Grande como siempre nuestro Amigo Rafa, pa ser "un troll" estas muy puestu
.
Que tiempos aquellos... Un abrazu Amigu. Mandami Fleches


Cuando pueda me paso por correos.
Que Rafa? El RafaTrivial ?
El mismo.
Ahhhhh, majo, siiii.
me despidio él y su familia cuando salí de mi C de Madrid quedé con ellos.
gracias yomismo
Gracias Yomismo. Y si ay pelegrinos de Francia las bolsas plasticas se escucharse a las cinco de la mañana ! Y se ay portugueses, cafe de la abuela por la mañana e queso com galletas . bom Caminho
Me parece un escrito excelente, que explica, con gran realismo emociones y vivencias que todos los peregrinos hemos podido vivir en algún momento en "el Camino", gracias por compartirlo.
Buen Camino
Gracias por evocar tantos recuerdos desde esta mesa camilla. Leyendo también me acordaba de esos despertares en los albergues, taladrados por los frontales de los más madrugadores, antes incluso de iniciarse el trajín de las bolsas.
¡Qué añoranza!
Echo de menos en la lista "Elegir entre cocinar o fregar los cacharros"....en casa no puedo elegir, siempre me toca fregar, no lo entiendo, con lo ricos que me salen los macarrones pegados con tomate de tetrabrik.
Gracias y Buen Camino!
Con lagrimas entre los ojos pero con una sonrisa de par en par. El año pasado fue mi primera experiencia en el camino, y ya preparandome para el de este año. Ojala con el paso de los años pueda contar tanta anecdotas, aunque muchas de las que has contado ya la conozco jejeje, que bonito escrito
¡¡¡¡Gracias por expresar con palabras los sentimientos que nos acompañan en el Camino!!!! Me ha emocionado. Ojalá pronton podamos volver al Camino. Ultreia
Hola Yomismo!
Saludos.
Gracias por la emoción que llega a la piel!
Vamos adelante!
Qué maravilla de escrito. Me siento identificado con la mayoría de las cosas que he podido vivir en mis dos caminos realizados hasta el momento.
Precioso el escrito!! Esperando como todos los "friquis" del camino que la pandemia tenga piedad de nosotros y podamos volver a disfrutar de todas las emociones que has plasmado en tu escrito pronto.
Salud a todos!!
ULTREIA
Qué maravilla de escrito...que recuerdos ...especialmente este último año,donde he tenido que anular varios caminos....y sobre todo pasar del camino de la lana por Requens al confinamiento....
Vamos a armarnos de paciencia y esperamos llenar de pasos y sueños esos caminos que nos esperan...Buen camino!!!
Me permito recatar este post, espero que no moleste.
Un abrazote y buen Camino.
Muchas gracias por tu rescate. Para un recién llegado, una joya.
Magnífico Yomismo.
Saludos
Hola Yomismo¡¡
Genial, gracias por rescatarlo.
Saludos, Buen Camino¡¡
Hola YoMismo. Leido y releido de nuevo. Añoranza de tantos buenos momentos.
gracias por traer el post de nuevo.
abrazo
Muy oportuno, Yomismo ¡Gracias!
Excelente!
Hola a tod@s. Cuando llevaba leyendo la mitad del post de nuestro añorado Rafa, por un momento, creí estar en el foro equivocado, pero no, es el de Gronze, menos mal...!!!
Bo Camiño.
Dá-le Yomismo!
Releí todo por varias veces y, como tú, me encanta demás ese texto!!
Gracias
Saludos
Me encanta......
La verdad es que a mí también me ha encantado jajajaja Gracias por compartirlo!! :)
Fantástico!!!!
Siempre es agradabilisimo reeleer a Rafa y verte por aqui¡¡
En unos meses hago mi primer camino con mi marido y mi hija de 9 años (!una navidad en el camino!), me encanta lo que has escrito. Estamos deseando sentir todo lo que describes, vivir la gran experiencia que tanto tiempo llevamos imaginando.
GRACIAS POR ESCRIBIR COSAS ASI
Hoy me apetecia rescatarlo, el CAMINO es esto, o algo parecido.
Un abrazote y Buen Camino.
Ya es la segunda vez que lo rescatas. Acuérdate de hacerlo más a menudo
Segundo la moción.
Maravilloso
Sigue siendo una gozada leer a Rafa, recordar aquellos tiempos del Foro Amarillo y ver que estas saliendo de la invernacion de Segovia
Un abrazu Amigu.
Excepcional!!
Gracias nuevamente Yomismo!!
Abrazos
Oh! Qué maravilla! Bien traído; no conocí el foro amarillo, pero estaría genial una visita a su "museo", se agradece leer textos tan vividos. Los que podáis, ¡traed más!
Como dicen más arriba, segundo rescate del post. No te frenes, sigue haciéndolo. Quince minutos leyendo, sonrisa de lado a lado, algun "jaja", buen "cuerpo" para todo el dia y mucho más.
Abrazo enorme JoMismo!
Coñe, YoMismo, seguro que andabas por Tierra de Fuego,... Me alegro de oírte,... Abrazos,...
Como me gusta verte por aquí, Maestro!!!!
Gracias por todo Yomismo !