Hola a tod@s. Es moneda corriente en nuestro mundo peregrino, hacer referencia al número de Caminos realizados, bien porque se pregunta, bien porque sale en conversación o simplemente, porque el de “turno”, está deseoso de proclamar a los cuatro vientos los muchos Caminos hechos.

¿Y…….QUE MÁS DA??. ¿Acaso se es mejor peregrino en función de los Caminos hechos?. ¿Cuántas veces se pasa por el Camino, pero no se está haciendo el Camino?. Por ejemplo, esas pruebas de resistencia de ir de Roncesvalles a Santiago en tantas horas. ¿Esto cuenta como hacer el Camino?. Y caminando por la ruta jacobea, ¿se está haciendo el Camino?. Por ejemplo, esas manifestaciones reivindicativas, Sarria- Santiago, por una mejora salarial, enfermedades diversas, etc. etc.

Porque además, a lo dicho anteriormente, hay muchos que dicen que hacen el Camino, pero el Camino no pasó por él, no han aprendido nada, no se han imbuido en las enseñanzas que nos va proporcionando este, por cada paso que se va dando.

Da la impresión de que llevar muchos Caminos en el cuerpo, proporciona un “plus” que los diferencia del resto de los mortales. Los que llevamos algunos años en esto, por lo menos así lo creo yo, denotamos una mayor incidencia y mayor proliferación de los llamados “peregrinos fantásticos” o “peregrinos etiqueta negra”, pero en cuanto se escarba un poco, asoman carencias tanto en los realizados, como en los entresijos propiamente dichos, de los que se dicen que se han hecho.

Acercándome al Espolón, en Burgos, cámara en ristre, asomaba en el Arco de Sta. María, el clásico reportero, con el honesto ánimo de preguntar a todo el que portaba mochila, sus experiencias caminiles. El grupo era numeroso y se percibía en varios de ellos las ganas de salir en la Tele y citar sus cuitas, no reparando en detalles y número. Otros más discretos, declinaban la invitación con un gesto amable, sonrisa incluida, que se entendía perfectamente. Valoraban y entendían el trabajo del prójimo, pero no se prestaban a la entrevista. Curiosamente los que hacían el Camino en grupo, allí estaban frente a la cámara, pregonando a los cuatro vientos desde donde salieron y a donde pensaban ir al día siguiente. Otros por el contrario, más serios, casi siempre caminando solos, se mostraban orgullosos en la entrevista, de los Caminos realizados y contaban sin un mínimo rubor, el motivo y el porque de empezar el Camino, dramas familiares incluidos.

Cada cual es muy libre de manifestarse como considere oportuno, pero considero, (opinión personal e intransferible), que no tiene sentido, porque es muy muy íntimo, ni el número, ni el motivo, ni los porqués. Todos sabemos, y no hace falta ser muy lince para intuirlo, que de una manera u otra, estamos en el Camino por algo, por lo menos la primera vez, y si se repite, es porque esto engancha y quién no lo crea así, que lo explique. Debe ser nuestra cultura latina que nos inclina a “presumir” de nuestras andanzas.

Además, es cada día más frecuente la proliferación, de gente “pasada de rosca”, que circunscribe su vida al Camino. Hay personas, que están en la mente de todos, y todos lo sabemos, que en la vida no es todo Camino, hay más cosas que el Camino. Da la impresión de que han encontrado una válvula de escape, a unos problemas personales, que no se atreven a resolver o no saben resolverlos.

Como tengo comentado en diversas ocasiones, al peregrino veterano se nos “huele” a distancia. Ni dudamos, ni caemos en la precipitación, dos de las circunstancias en las que primero se ve inmerso el novato, que por serlo, no deja de fijarse en su prójimo, y claro…, como cualquier mortal, pregunta y pregunta, como nosotros mismo hicimos en su día, y a partir de ahí, la conversación fluye y es en ese momento donde el peregrino de “verdad”, huye de números, citas y demás. Contesta cuando se le pregunta, por propia educación, e interviene ante una “barbaridad” a realizar. (Mañana me voy a Astorga, decía uno en León, en su primer día en el Camino).

Perdonar el rollo, pero necesitaba escribirlo, después de algunas noticias que van saliendo y algunas conversaciones de las que fui testigo involuntario.

Bo Camiño.