Arrebolada
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A veces caminante a veces peregrina

Salgo hasta Roncesvalles acompañada de una amiga por eso de no ir sola a mi primera aventura de esas características, llevo una mochila de casi 20kg. He oído que el Camino de Santiago tiene algo de magia, que parece un camino espiritual y, ante todo, religioso. Bah, tonterías no necesito meterme en tantas profundidades. Hago algo de senderismo y me gusta la naturaleza y el arte. Dispongo de 15 días y quiero alejarme lo más posible de una relación infernal y tomar perspectiva.

Mis piernas no me responden en Zubiri. He de andar pequeños pasos hasta desentumecerlas y poder arrancar… Continúo y me pregunto si es necesario tanto sacrificio.

En Cizur Menor el mundo se me cae encima cuando intuyo la cuesta del Perdón. Pienso en coger un bus. María Ángeles, una hospitalera, sale a mi rescate y me convence que yo puedo y, para mi sorpresa, puedo… Me dejo llevar por todo en ese río de personas y día tras día esa maldita mochila pesa menos y menos. Conocemos a gente increíble. Algunos se abren en canal y te hace partícipe de su propias cruces. Yo sigo con la boca abierta y tratando de asimilar todo lo que voy encontrando en el Camino. Voy olvidándome de mí misma y paradójicamente encontrándome en todos ellos. Algo me va atrapando y no sé que es.

Logroño. Mi amiga ha de volver. Trabaja. Decido seguir un par de días más. Quiero sentir la soledad por esos caminos.

Retomo el Camino al año siguiente en Santo Domingo de la Calzada. Esta vez en la mochila llevo la mitad de peso. El Camino es barato como para pasar más tiempo fuera de casa y le sienta bien a este cuerpo que no sabía que existía en mí. Aprendo a escuchar a mi cuerpo y paro cuando él me lo pide. Por lo demás todo parece divertido y, al mismo tiempo, atrayente. Como el año anterior, encuentro a personas increíbles entre un sinfín de caminantes con sólo una mirada, de todas las edades, de todos los países… gente y lugares con un brillo especial. Poco a poco me despojo de mi rigidez mental casi sin darme cuenta noto cómo voy transformando en peregrina. Escucho, escucho, escucho por dentro y por fuera. Cojo chinches antes de llegar a León y me cago en todo…

Por tercera vez estoy en el Camino con la ilusión de acabar ese año mi Camino. Todo me inunda: la naturaleza, las gentes del lugar, los peregrinos solitarios como yo, ese arte antiguo y sencillo me rompe el pecho pues no caben tantas cosas en mí. Mi amor al Camino se ha transformado y ha crecido. No quiero describirlo, lo limitaría. Voy llegando a Galicia. Subo hacia O Cebreiro casi como pluma ligera de alegría y deseo. Recibo la bofetada más dura de todo mi Camino. De que creía era andar el Camino. Después de un palizón de kilómetros, llego tarde al albergue. No hay sitio para mí. No me dejan tirar mi esterilla en cualquier rincón. No hay más sitios para pernoctar. Bueno, da igual. Estoy en Galicia. Estoy en la Iglesia de Santa María. Allí han dado cobijo a tantos peregrinos que le pido permiso al cura para extender mi esterilla a cobijo del pórtico de la Iglesia. La respuesta es rotunda: NO. No lo puedo creer. Ni un vaso de agua... Pero y Elías ¿qué diría? Se me rompen todas mis fantasías, mis buenos pensamientos y, sobre todo, esa ilusión de entrar en Galicia. Aquella noche dos coches que habían subido a peregrinos al albergue de la Xunta en O Cebreiro se ofrecieron amablemente a bajarnos hasta Piedrafita, a mí y a 6 peregrinos que nos habían dejado en la puta calle tanto la Xunta de Galicia como la Santa Iglesia gallega. Mi tristeza, nuestra tristeza ante lo que evidenciaba el negocio que suponía para Galicia tener a miles de peregrinos en su tierra para hacer el Camino tiró por tierra todo lo que fue creciendo en mí hasta ese día.

Aún así, continué intentando no dejar nublar mis vivencias anteriores y apreciar esas tierras increíbles preñadas de belleza compartiendo lo mejor con aquellos peregrinos que nos empeñábamos en entender el Camino sin precios y con grandes voluntades, sin viajes organizados, sin coches de apoyo, sin packs de peregrinos, sin records de kilómetros, sin reportajes sociales, sin estampaciones para la Compostela. Solo un par de propósitos: abrazar a Santiago y desprendernos en Fisterra de las “ropas” de tránsito.

Si O Cebreiro me entristeció, Santiago me rompió el alma. Una de gloria por esa sensación de júbilo y tristeza por llegar a la meta del Camino. Lloré lo que no está escrito. La más oscura y dolorosa fue creer estar en un parque temático. Todos éramos peregrinos o comerciantes de hostelería, souvenires, restauración o Compostelas. En realidad, nadie vive alrededor de la Catedral, sólo ofertas para gastar tus últimos euros. Tenía que responder acertadamente a las preguntas claves sobre religiosidad, espiritualidad o cultura, además de justificar con los sellos los 100 últimos kms. Pero esta gente ¿está ciega o qué? ¿Entienden que me pueden perdonar mis pecados con una Compostela? Mi segunda bofetada me la dio la misma oficina del peregrino… estuvieron a punto de no darme la Compostela porque me faltaban algunos sellos. Supongo que algo vería aquel que me atendió para dármela después de que le dijera, sin aspaviento alguno y con una sonrisa, que si quería dármela me la daba y si no, tampoco me hacía falta para saber que yo sí había peregrinado a Santiago.

Me fui a Finisterre. La mejor decisión. Allí sí que pude cerrar un capítulo de mi vida, sí que sentí ese renacer al despojarme de muchas cosas… Otra “panzá” de llorar y sin más tierra que caminar, cogí un barco.

Hoy puedo decir que llevo algún Camino más (aunque haya salido a hacer senderismo algunos días al Camino, para mí es muy distinto que hacer el Camino, así le salen las cifras a algunos) El más increíble de todos fue el que hice desde la puerta de mi casa (cerca de Xàtiva) por el Camino de Levante. Eso sí que fue un peregrinaje. Aquella caminante es hoy una peregrina que sigue y seguirá buscando su lado más espiritual en este materialista e interesado mundo. Sí, una persona que me importa muy, pero que muy poco que me den una Compostela. Que me muero por posar mi mano en el Pórtico de la Gloria para hermanarme con miles de peregrinos que lo hicieron anteriormente o darme de coscorrones con Mateo y ahora no me dejan y, además, tengo que pagar si quiero verlos.

Cuando alguien me pregunta sobre cómo hacer el Camino de Santiago siempre les digo. Si vas a caminar consulta cualquier guía (suelo recomendar esta) y si vas a peregrinar, ve solo con un propósito interior. No vayas a Galicia. Aléjate lo que más puedas de Santiago de Compostela para que tu propósito tenga tiempo de crecer. Sal de la puerta de tu casa (Ojala te quede lejos de la meta y reúne el tiempo suficiente para hacerlo, coge una excedencia familiar o laboral) No sigas a pies puntillas las flechas, sólo tu intuición o tu propio Camino, consulta monasterios cercanos, lugares de energía… No tengas prisa por llegar hasta el fin del mundo si antes no estás preparado para ello. Renacer es indescriptible.

Un abrazo a los caminantes de este foro. Y espero que aquellos peregrinos sigáis transitando más arriba de la superficie del Camino. ¡BUEN CAMINO A TODOS!

David Rod
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Como relacionado respecto a galicia a mi es por donde menos me gusta caminar, supongo que es  por aquello que encuentras mas turistas que peregrinos y que la cercania del final del camino da un poco de pena,pero siempre me pasa,es llegar a galicia y se me va parte de ilusion del camino.

 

saludos

Penedo
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Hola a tod@s. Hola Arrebolada. Como gallego, me veo en la obligación de comentarte algunas cosas. Soy consciente que lo comentado por ti, en cuanto no ir a Galicia, hay que ponerlo en contexto y saber que hay detrás de esa afirmación y yo soy el primero, que cuando llego a "casa" (los gallegos somos los únicos peregrinos del mundo, que cuando hacemos el Camino, vamos para casa), no me encuentro muy a gusto por la masificiación, por la proliferación de gente, que no de peregrinos, y si, cuando llegas a Santiago, se te cae el mundo encima, porque a lo anterior, hay que añadir el turismo.

 

En cuanto a lo ocurrido en la Oficina de Peregrinos, bueno, digamos que está en Santiago, pero poco tiene que ver con la ciudad. ¿Te quejas tú de requisitos? . Yo viniendo del Camino de Le Puy, no querían darme la Compostela (para una que iba a dedicar, Vicariae Pro mediante, ya es mala leche), porque según la individua que me atendía, en los últimos cien kilómetros no había sellado dos veces y llevaba dos meses caminando. No te voy a comentar con detalle el "follón" que se organizó, porque no vale la pena, para empezar la susodicha ni sabía donde estaba Le Puy y para más INRI, creía que estaba en Galicia. Llamado el responsable, se aclaró y punto, pero.........el cabreo no me lo quitó nadie.

 

Pero a esas recomendaciones que acertadamente das cuando se te pide consejo, cuando dices : Si vas a caminar consulta cualquier guía (suelo recomendar esta) y si vas a peregrinar, ve solo con un propósito interior. No vayas a Galicia. Aléjate lo que más puedas de Santiago de Compostela para que tu propósito tenga tiempo de crecer. Sal de la puerta de tu casa (Ojala te quede lejos de la meta y reúne el tiempo suficiente para hacerlo, coge una excedencia familiar o laboral)., te diría que añadieras algo que nos afecta muy directamente a nosotros los gallegos, recomiéndale que llegue a Galicia en época que no es la normal para el más común de los mortales, por ejemplo el Puente de la Constitución, que suele ser un acueducto, o en el Invierno puro y duro, y entonces si, podrá disfrutar de lo que es llegar al Obradorio y de las demás bondades que te ofrece tanto Galicia como la propia Santiago, Es que dicho como lo dices, digamos, que me parece muy fuerte, reiterando que entiendo el contexto en que está expresado. Porque si,  llegas a Galicia, y resulta que la gran mayoría de los que están en ese momento en el Camino, que no haciéndolo, no son gallegos. Algo tendrá que ver toda esa gente, en el desasosiego que citas y no precisamente es la Comunidad, ni la ciudad de Santiago.

 

Saludos Arrebolada.

 

Bo Camiño.

 

 

Bruno Leonés
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Coincido con tu opinión: para disfrutar de una entrada maravillosa en el Obradoiro y las infinitas bondades de Galicia para el peregrino nada como una peregrinación invernal. Eso de entrar en un Obradoiro barrido por las ráfagas de lluvia a las cinco de la tarde de un día de enero o febrero es una experiencia inolvidable. Toda la plaza para ti, las torres recortadas contra un cielo color plomo, el agua resbalando por la fachada, las losas del obradoiro con mil reflejos y el silencio, el silencio que sólo interrumpe el suave rugir del viento y la caída de la lluvia. Para los que hemos tenido que disputar el terreno tantas y tantas veces a montones de turistas en las llegadas de verano es un momento de verdadera emoción. Eso por lo que respecta a la llegada. En cuanto al recorrido ¡qué decir!. Esos amaneceres brumosos, esas corredoiras cubiertas de hojas empapadas, esa lluvia mansa que parece estar siempre esperándonos, esos albergues tranquilos con cuatro o cinco colegas que no quieren otra cosa que compartir experiencias y descansar. Esas gentes de los pequeños restaurantes y bares de carretera que te reciben con todo el cariño sorprendidos de que "con este tiempo" andes por ahí y te ofrecen lo mejor que tienen para que te repongas. Todo eso no tiene precio. Y todo eso es también Galicia.

Buen Camino

TRAINERA
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Hola, ARREBOLADA, soy MANU, de DONOSTIA, en  algunos de los caminos que he realizado en invierno (es duro, pero tranquilo) es una gozada el caminar por el Camino Francés, que es cuando me he atrevido a hacerlo, pues tanto en primavera, como parte del verano y otoño, era casi imposible caminar, pues hay demasido TURISTA PEREGRINO, doy fé de ello, soy hospitalero y he visto demasiado. Dicho lo cual, me parece que invitar a la gente que pase de largo en cuanto llegue a GALIZA, es un  poco fuerte, me imagino que querías decir a SANTIAGO, pues, efectivamente, dependiendo en qué época está intransitable. Yo, afortunadamente, tengo muy buenos amigos gallegos, de hecho, cuando voy por esas benditas tierras, no puedo faltar de acercarme a SARRIA, donde tengo un gran amigo, también antiguo hospitalero, lo mismo que a CEA, donde el amigo ORLANDO, que, como buen gallego, no sabes si va o viene. Seguramente, si todo acaba bien, este año les haré una visita. Un fuerte abrazo para todos. AGUR, MANU.

Indi
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Bienvenida, Arrebolada! Menuda entrada!

Has hecho saltar del sillón a más de uno; y no a cualquiera. Eso es bueno, aire fresco, que muchos ya estamos muy vistos. 

Tu relato desprende la seguridad del que no duda. Pluma Afilada y grácil.

Al margen del tema galego, donde coincidimos en lo referente al mercantilismo y masificación desvirtuadora de la experiencia final, también creo que el final del Camino está en el occidente, donde termina la Tierra, en el altar del sol. Aunque Santiago es Santiago.

Como ya te han dicho y has experimentado, evita el tramo final del Camino en verano y fiestas de guardar.

Muy chulo el dibujo del perfil ¡Buen Camino, peregrina!

Arrebolada
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Queridos peregrinos. Creo que me he explicado mal o no hebéis acabado de entender lo que decía. A Galicia, Santiago, Fisterra o Muxía hay que llegar sí, o sí si no no hay renacimiento. Solo que cuanto más lejos del destino, para mí mejor peregrinación. A Galicia la adoro, la conozco muy bien, pues tengo motivos varios para acercarme casi todos los años allí: por amigos que me han enseñado mil sitios increibles o por el propio Camino. También he llegado con los fríos en otros Caminos a Santiago y al fin del mundo pero no puedo evitar entristecerme al pensar en esa poca intimidad en el final y la mercantilización, por ejemplo del Pórtico de la Gloria o la misa del peregrino.

Gracias de todas maneras por estar en este foro a todos. Os habéis juntado gente estupenda.

UN ABRAZO.

David Rod
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Yo te entendi desde el principio, el camino si se puede debe ser iniciado lo mas lejos posible de santiago, asi lo vives mucho mas.

saludos

 

Fernando Cristó...
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Es curioso que la primera parte de tu texto la escribes con verbos en presente  y se te ve inmersa en la experiencia. Pero cuando empiezan los problemas, tu narración se pone en pasado, como si aquello ya estuviera lejos en tu memoria - o no lo sintieras ya vivo -. 

Hay una escritora japonesa que recomienda echar del armario toda la ropa que no reporta alegría. Del mismo modo te diría que sigue tu instinto, y céntrate en aquello del Camino que te lo hace traer a la memoria como algo vivo. ¿Que echas a la papelera Galicia? Jajaja! Por supuesto que es una herejía, pero a esa tierra le sobran peregrinos y no notará tu falta, así que todos contentos.

En  cuanto a no encontrar sitio para dormir, bueno, es una putada, pero está bien la experiencia si uno se da cuenta de que tampoco se acaba el mundo por ello. 

Arrebolada
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Fernando. Gracias por los consejos que no te he pedido ¿Realmente crees que has entendido mi relato? ¿O es pura interpretación? Tú mismo… Un abrazo

Fernando Cristó...
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Parece que te ha molestado algo de mi comentario. Perdona. No iba con mal intención, se resumiría en lo de que sigas tu instinto. Solo que me llamó la atención cómo cambiabas los tiempos verbales de la narración. Estos días hay por ahí en el foro una reflexión muy interesante  de cómo la percepción sobre el Camino francés cambia cuando un@ mism@ cambia...

Sé feliz, buen camino wink

Anónimo
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Arrebolada, coincido en muchas de tus palabras, y la primera vez que llegue a Santiago, sentí lo mismo que tú.

Hice mi primer Camino por una promesa, ya que tuve un accidente y estuvieron a punto de cortarme la pierna, y en la cama del hospital, prometí ir a Santiago si podía volver a a andar. El Camino fué un extasis de alegría. Conoci hace 15 años a gente con la cual aún me une amistad, pero cuando entre en la catedral, la ostia fué mayúscula, con perdón. La gente por encima de los bancos para lograr el mejor angulo de la foto, unos corriendo, otros llamandose a gritos......me decepcionó lo que vi.

Sobre la Cosmpostela, te diré que solo tengo la de mi primer Camino, y he llegado 9 veces a Santiago. El camino se ha convertido en un negocio, y se está desvirtuando.

Lo de no darte cobijo? La iglesia se dá muchas veces patadas allí donde vosotros sabeis y yo me callo.

Mucho ánimo y sigamos viviendo el Camino, encontrandonos a nosotros mismos y a muchas maravillosas personas que se cruzan en nuestro destino.

Suerte en el Camino

ULTREIA

 

Sofía
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Seas bienvenida Arrebolada, pasa y pónte cómoda. Leeremos lo que nos tengas que contar, compartiremos aunque no estemos todos en la misma onda, ni los sentimientos y vivencias del Camino sean las mismos. Pronto o más tarde marcharemos a caminar.  Salut !

Bruno Leonés
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La burocracia es la burocracia, pero no hay que desesperar. En el verano de 2004 hice el Camino del Norte, era Año Santo y no quise encontrar los tumultos previsibles en el Camino Francés que era para mí el habitual. Cuando llegué a Santiago y vi que había quienes dormían en la calle haciendo cola ante la Oficina del Peregrino decidí dejar lo de la Compostela para mejor ocasión. En las Navidades del mismo año hice un discreto Cebreiro-Santiago de cuatro días. Como en la credencial del verano me había sobrado espacio la utilicé también en esta ocasión por lo que tenía dos Caminos acreditados en el mismo documento. Llegué a Santiago y fui a por mis Compostelas. Para mi sorpresa la funcionaria de turno me manifestó que sólo podían dar una Compostela por credencial. No dije nada y dí por perdida la del verano. Catorce o quince años después, en la nueva oficina, comenté el incidente y el hombre que me atendió, con una gran amabilidad, me dijo que aquello había sido un error y que si tenía la credencial la llevara y me darían aquella lejana Compostela. En la siguiente peregrinación hice lo que se me había dicho, llevé mi credencial de 2004 pero por desgracia quien me había atendido no estaba y los que estaban en ese momento "no tenían autoridad" para resolver el delicado asunto. Se me dijo que pusiera un e.mail a un destinatario determinado y que ya me informarían. Puse dos o tres e.mails y aún estoy esperando la respuesta. En una nueva peregrinación volví a llevar la famosa credencial de 2004 pero esta vez encontré la oficina cerrada, como tenía el billete de tren para la mañana siguiente antes de que se abriera me volví a casa sin resolver nada. Finalmente, en febrero de 2020 volví a intentarlo. Llegué a Santiago, fui a a oficina, di las explicaciones pertinentes y para mi sorpresa y alegría -tras comprobar con mucha atención el documento que presentaba- me dieron por fin, con dieciséis años de retraso, la Compostela que me faltaba.
Como se puede ver a veces hay que tener un poco de paciencia con la gente de oficina, pero quien tiene razón y persevera suele terminar obteniendo su recompensa.

Buen Camino 

Papadopou
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Desde luego, este ha sido el año idoneo para resolver diligencias, digamos, poco habituales como la que les has planteado tú. Ante la escasez de llegadas habran tenido todo el tiempo del mundo para dedicarse a revisar atentamente asuntos que, en otras circunstancias y con la afluencia habitual de peregrinos, probablemente no pueden atender por falta de tiempo. Igual hasta te han agradecido que les hubieras ofrecido algo en qué entretenerse.

ferjo
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Hola a todos,

Arrebolada no puedo estar más de acuerdo contigo, sobre Santiago, llegar hasta ahí y finalizar mi aventura de esa forma, siempre ha sido lo más deprimente de alguno de mis Caminos, procuro no llegar a esa ciudad, no por nada, es una ciudad preciosa con gente maravillosa, pero se ha mercantilizado demasiado.

Ya sé que muchos en este foro criticáis esta postura y diréis que eso no es peregrinar, respeto vuestra visión de peregrino, pero los tiempos cambian y las mentes también

Cuando me piden consejo, sobre cómo hacer el Camino, amigos o familiares, llevo varios Caminos completos, siempre les pregunto lo mismo, ¿cuál es tu finalidad? si me responden llegar a Santiago y recoger la Compostela, ir a la misa del Peregrino y abrazar al Santo, les ofrezco mis consejos y les advierto de que, muy posiblemente, su final romperá toda la emoción emotiva vivida durante su travesía, pero bueno, cada cual ha de hacer su Camino.

Salu2

EngelAbel
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¿Quién recuerda esa amena discusión del "foro amarillo" sobre ser Peregrino o ser Caminante? ¿Alguien?

Yomismo
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 Claro, Aquello fue muy grande, se debatía y sobre todo se aprendía, buenos tiempos aquellos. Lo que me genera dudas es que si defenderíamos con la misma vehemencia los mismos argumentos que exponíamos entonces, ha cambiado tanto todo.

 

 Un abrazote y buen Camino.

 

P.d.-   "Amenas"  a lo mejor no es el mejor calificativo para aquellas discusiones, mas bien diría que "viscerales". Recuerdo a la Tita Asun definiendo aquel foro como "un bide lleno de pirañas" jajajaja.

Blenques
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El efecto "Santiago" es más intenso y especial cuando llegas caminando la primera vez; y más si cabe si nunca antes habías estado en Santiago de Compostela. Todo es bonito, la ciudad es bonita, la muchedumbre tolerada y las tiendas y restaurantes excelente servicio para darnos un premio. Las siguientes veces el efecto mágico irá desapareciendo paulatinamente y empezaremos a ser conscientes de la cantidad de turigrinos que hay por Galicia, de los turistas abarrotándolo todo en Santiago, de las filas, el mercadeo qu lo rodea todo, etc. ¿Qué ha pasado?, Santiago no ha cambiado, ha cambiado nuestra percepción de Santiago.

Pasa como con la nieve ¿Habéis escuchado el chiste del Argentino que se va a vivir a Canadá?

José Antonio Gi...
Imagen de José Antonio Gil Martínez

Hola Blenques.

Para quien no haya escuchado el chiste del argentino en Toronto:

https://www.youtube.com/watch?v=R6zzbxq7ezI

Saludos.

 

Blenques
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Por este foro en ocasiones se cuenta una historia similar y recurrente, la del peregrino que repite y vuelve caminando a Santiago.....jajajaja

Arrebolada
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Panzá de reir, por Dios  Gracias por este rato y por poner un toque de levedad a esta conversación. Abrazos.