El primer Camino de mi amiga
Cuando Lisa me contó que estaba pensando en hacer el Camino, le ofrecí toda mi ayuda. Tenía mucha ilusión, mucho miedo, muchas dudas y muchas preguntas. Empezamos con las preparaciones. Digo, empezamos, porque yo era igual que ella emocionada y intentaba aconsejarle lo mejor posible. Le ofrecí todos mis libros del Camino, películas en DVDs, y mi ayuda en encontrar las cosas necesarias. Hay que mencionar que ella nunca había viajado sola, ni había caminado por muchos kilómetros seguidos. Hacía algo de deporte, eso sí, pero lo más importante, tenía muchas ganas de hacer el Camino.
Cuando la vi después, noté su cambio, tenía más autoconfianza, más autoestima, más .. madurez (?), no sé cómo llamarlo todo este cambio, pero se notaba. Y sí que era capaz de viajar sola y terminar el Camino! Esto lo escribo con todo mi cariño y no es ningún spoiler de la historia que me voy a contar ahora.
En los primeros días de su Camino, recibí muchos mensajes de ella. "Imagínate, hoy he caminado por 20 kilómetros!" Yo no tenía ningunas dudas de que va a conseguirlo. Con el tiempo recibí menos y menos mensajes suyos, algún día me escribió que tenía mucho para contar, pero muy poco tiempo para escribir. Me pareció ser una buena señal y esperaba con mucha curiosudad su regreso para escuchar de todo lo que había vivido.
Cuando nos encontramos Lisa me preguntó: Quieres escuchar primero de mi mejor o de mi peor experiencia de toda mi vida?" Me di un poco de susto, pero quería escuchar primero de lo peor. Me contó la siguiente historia.
Antes de llegar este día a su destino se había cruzado algunas veces con un americano que "tenía un aspecto un poco raro". Yo: "En qué sentido raro?". Ella: "No sé, raro, hablaba de cosas raras. Hasta pensé que podría ser peligroso." Vaya! Cuando ella llegó al albergue encontró al italiano que había conocido en la etapa anterior y se alegró mucho de que él estaba ahí. Poco después llegó también el americano. Lisa escogió su cama cerca de la cama del italiano, al fondo de la sala. El americano ocupó una litera cerca de la puerta y al lado más lejano de los dos. No hubo más gente en la sala. "Y? Qué pasó?", no pude esperar que ella siga, porque ya había dicho que fuera la peor experiencia de toda su vida. "Pues, nada.", dijo. El primero que se durmió, era el italiano. Pero después de poco empezó a roncar. "Claro, esto puede molestar mucho", dije. Lisa continuó: "Sí, pero esto no era roncar, era ... un martillo neumático!". El americano empezó a regañar al italiano. El italiano no se despertió y sigió roncando. El americano vino a su cama y empezó a batirla para despertarle, gruñendo y regañándole. Lisa se escondió en su saco de dormir, sin saber, qué decir y qué hacer. Por un momento el italiano paró de roncar, pero no tardó mucho y empezó de nuevo. En un momento el americano gritó en voz alta: "Me voy a matarle!" Ella casí murió del miedo y empezó a mandar mensajes y pedir consejo. Los consejos se ampliaron entre "Llama a 112", "Despierta al italiano", "Vete a buscar al hospitalero" y "Dile al americano que esto es una amenaza". Yo pregunté: "Y qué hiciste?" Lisa intentó despertar al italiano. Era una tarea difícil, y aunque en un momento pareció que él se había despertado, solamente dio una vuelta en su cama y siguió roncando. Lisa continuó: "Por un largo tiempo el americano se fue, no sé adonde, pero volvió y todo se repetió". El día siguiente él italiano era el único descansado, de buen humor y con buen apetito. Lisa no había pegado ni un ojo y se sentió mal. Ni hablar del americano que no decia ninguna palabra, sino hacía solamente sonidos furiosos. Cuando el hospitalero vio a Lisa, la preguntó qué le había pasado. Supongo que tenía mal aspecto. Ella dijo, no me encuentro bien, y él le ofreció una infusión y le dijo, que si fuera enferma y no puede caminar, en estos casos un peregrino puede quedarse por una noche más en el albergue. Ella aceptó con alivio. Vino el americano a la cocina y a la pregunta del hospitalero "Qué tal?" respondió, " Muy muy mal", y recibió la misma respuesta del hospitalero, puedes quedarte una noche más. Lisa fue a la sala donde el italiano ya estaba preparándose para salir y le contó que iba a quedarse por una noche más, pero tenía miedo, porque el americano quería quedarse también. El italiano dijo: "No te preocupes! Me voy a preguntar al hospitalero y quedarme también!" Yo exclamé "Vaya lio! Y qué hiciste?" Ella: "Cogí la mochila y me marchó!"
Después de decirme esta última frase empezó a reirse en voz alta. Claro, yo también. Y por un tiempo era difícil parar de reirse. Hasta me había olvidado preguntar qué fuera la mejor experiencia de toda su vida.
Pero ella añadió: "La mejor experiencia de toda mi vida era hacer el Camino!".
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El Camino es lo mejor que nos ha pasado a muchos. Allí, lo peor, solo es una anécdota. Y lo mejor no es fácil explicar
Lo veo también así!
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Muy divertido!
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Qué bromista y "mala", no? Darme un susto con "la peor experiencia de toda mi vida"
Y yo lo creí (al principio).
El Camino nos regala historias bonitas y .. muchas anécdotas.
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He estado de hospitalero en Medina de Rioseco la segunda quincena de Junio. Anteayer llegaron al albergue dos franceses, cada uno por su cuenta. Sesenteros, parlanchines, cultos, simpáticos, con ese punto de creerse el centro del mundo tan francés. Llevaba yo varias días sin comer fruta, así que por la mañana fui a la frutería y compré abundantes cerezas, albaricoques, tomates y la mitad de un melón.
Al volver al albergue lavé la fruta, y la puse en distintas fuentes sobre la mesa de la cocina. Me puse a hacer otras cosas y se me pasó rápido el tiempo. Abrimos a las 14:00, pero a la una y media apareció por la puerta el primer francés. Empezamos a charlar, entró para adentro, le cogí los datos, le dí las sábanas de papel, se instaló, se duchó, y apareció por la cocina mientras yo me hacía un arroz.
En esto me doy la vuelta, y le veo comiendo “mis” cerezas, con un desparpajo muy francés “Bueno, todo sea por la hospitalidad” me digo a mí mismo con resignación. Y en esto comenta el hombre:
“Están muy ricas estas cerezas, mmm! ¿Sabes que en Francia son muy caras?”
- También bastante en España!” acierto a responder.
Bah, el tío es majo, y aunque mi francés es muy elemental, me veo sacando punta a los temas de los que hablamos. Dejo el arroz haciendo, y me voy a dar una ducha, y al volver a la cocina, hop! Otro francés. Sentado a la mesa, haciéndose una infusión con la menta que ponemos para el desayuno. Este hombre es de color, de padre belga y madre de Ruanda, militar jubilado, desde los años sesenta en bases de la Otan en Alemania.
Hay algo hipnótico en cómo los franceses se abstraen de todo lo que hay a su alrededor y despliegan la tienda de campaña de su civilización con el mero hecho de hilar una conversación en su idioma.
Estos dos hombres, que hace media hora no sabían uno del otro, están ahora encantados de haberse conocido, y se pasarán la tarde en una larguísima sobremesa charlando sobre la Alsacia y la Lorena, sobre las técnicas militares de Napoleón y las de Julio César, sobre las diferencias entre una trompeta y una cornetilla o de la Alemania ocupada tras la II guerra mundial.
Y yo, como hospitalero, estoy contento de que este agradable encuentro se dé bajo el techo de mi albergue, en medio de la tranquila tierra de Campos.
Se van a cenar por ahí, y a la vuelta, el militar dice que ha perdido la tarjeta de identidad. Nos ponemos a buscarla por toda la casa, ¿Dónde la usaste la última vez? ¿No estará en la mochila? ¿Y en el restaurante? El hombre de pronto se escuchimiza y lo siento frágil y perdido. “Bueno, igual se me ha caído al sacar la tarjeta para pagar la cena. “¿En qué restaurante cenasteis?? Vamos a llamar!”. Paso del francés al español y le veo al hombre poniendo toda su esperanza en mi conversación por teléfono.
“… Pues sí, está allí, te la dejarán en el bar.” Ah, Gracias, gracias, mil gracias, de verdad!!!” exclama el hombre entusiasmado, mientras recupera su aplomo. Se va al restaurante por la vieja callejuela de los soportales del centro de Medina, y al volver, vuelve a reiterar su agradecimiento.
Por la mañana, en el desayuno vuelve el alegre chisporroteo de los dos hombres, que toman te, café, galletas, bizcochos, pan con mantequilla y mermelada, otro café ….
Me dice el militar:
- Yo ahora vivo retirado en Biarritz, y cuando les hace falta me llaman de la oficina del peregrino en S.Jean de pied de port. Es un pueblo bonito pero está envilecido por los intereses comerciales del Camino… y ¿Sabes? Yo siento el Camino mucho más en un albergue como éste tuyo de Medina, con este ambiente tan hogareño y agradable…”
Bueno!!! Bien invertido estuvo entonces el precio del kilo de cerezas de ayer!!!!!
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Mi querido Fernando: Como mis susceptibles paisanos de Medina de Rioseco te oigan llamar "callejuela" a su queridísima, admiradísima y cuidadísima Calle Mayor no te arriendo la ganancia, como dicen ellos. Un abrazo y Buen Camino.
No, si al final te quedas sin cerezas y además persona non grata en Medina.
Otro relato cotidiano del Camino. Una maravilla por su sencillez pero lleno de sentido. Gracias, Fernando, por hacerme recordar esas pequeñas aventuras de hospitalero que en mi caso se fraguaron en Calzadilla de los Hermanillos. Aquellos que todavía no hayais ido de hospitaleros, por favor, no os lo perdáis por nada del mundo cuando os llegue el momento. Es una experiencia "especular" respecto al Camino; lo mismo pero desde el otro lado.
Qué historia divertida! Me he reído primero de lo "con ese punto de creerse el centro del mundo tan francés"! Y lo de las cerezas! Me lo imagino! Claro, "con este ambiente tan hogareño y agradable .."
No me canso de leer historias del Camino.
Muchas gracias, Fernando!!
Caminamore, me ha encantado tu relato!! Muy propio del Camino. Cosas cotidianas que adquieren tintes épicos.
Muchas gracias, Berto_kairos!
Qué razón tienes con lo de irse de hospitaleros!! Lo intento el año que viene.
Las historias del Camino ... tendría ganas de contaros más y, claro!!, leer de vosotras!!
Salud, Xavier!
La historia que me voy a contar ahora, la conoces, te la he enviado hace tiempo. Me gustaría ahora escribirla aquí, tal vez podría ayudar a alguien.
Buceando y curioseando por YouTube encontré un canal de una chica de los Estados Unidos que había empezado el Francés desde SJPdP. Era su primer Camino y tenía mucha ilusión. Me gustó mucho su manera de contar del Camino y de sus sensaciones. Después de algunas etapas ella contó en su video que una de sus rodillas había empezado a doler mucho. Caminó un día más con mucho dolor y dijo después que no aguantaba más el dolor y que iba a ir a un médico. Él le había recomendado parar por menos un día. Tomaba pastillas contra el dolor, pero no pudo seguir caminando. Interrumpió el Camino y se fue por algunos días de descanso para recuperar su rodilla. Le vi en estos videos cojeando y triste y esto me dio mucha lástima pensando en la alegría que ella transmitaba en los primeros videos. Cada día buscaba su nuevo video para ver cómo estaba. Quería ayudarle y le mandé un correo. Le escribí primero que me había gustado mucho cómo ella contaba de su Camino, tenía algo muy sincero y simpático. Le escribí que si hasta ahora nunca había tenido dolor de rodillas (como ella lo contó en un video) puede ser que caminando y haciendo las bajadas muy rápidamente, los movimientos no estaban absorbido bien. Claro, una posible causa. Le escribí también de la cúrcuma (todo lo que sé de ella) y que quizás la cúrcuma podría ayudarle.
【La cúrcuma (turmeric), llamada a veces azafrán indio o especia dorada es una planta alta que crece en Asia y América Central. La cúrcuma en polvo que usamos como especia está hecha de las raíces molidas de la planta. Lo que hace esta especia única y muy útil son sus efectos y propiedades para la salud. Su contenido principal es la curcumina, una sustancia que se usa en la terapia de todas las enfermedades inflamatorias de las articulaciones (en primer lugar para curar la reuma y la artritis). La sustancia es antiinflamatoria, un medicamento natural. Se puede también usar preventivamente. Simplemente tomarla con la comida como especia (una cuchara según el propio gusto). Para aumentar su efecto se añade un poco de pimienta negra. También es un analgésico, se puede tomar si uno tiene dolor (por ejemplo dolor de cabeza), una cuchara de polvo se remueve en agua y se toma. Tiene un efecto inmediato. Otra aplicación es cuando tenemos una herida abierta. Primero la desinfectamos con hidrógeno del peróxido, después ponemos el polvo encima y la cubrimos con una tirita. No se puede creer, se cura muy rápido!】
No respondió. Yo no esperaba ninguna respuesta, solamente quería ayudarle. En un video ví que ella estaba tomando cúrcuma con su café!! Una casualidad? Y con el café? Nunca la he tomado con el café! Pero cómo no! Y lo mejor, estaba contando de que su rodilla se había mejorado. Siguió con el Camino! Me alegré mucho! Claro que la pausa que había hecho le había ayudado. Pero, pero, pensé que quizá la cúrcuma le había aydado también. Terminó su Camino y seguió hasta Finisterre. El último video hizo desde su casa en los Estados Unidos, contando de su experiencia en el Camino tan maravillosa.
Un día recibí un correo de ella. Qué sorpresa! Me dio sus gracias por mi correo y por mi consejo y me contó que justo después de leerlo había empezado a tomar cúrcuma con pimienta negra!! Esto le había ayudado mucho. Me alegré muchísimo al leerlo!! Es una de esas historias que el Camino nos regala, que nos hacen sentirnos bien por haber podido ayudar un poco. Y para mí la historia del primer Camino de una desconocida, pero en primer lugar de una amiga (aunque desconocida).
Salud María!
Corroboro los efectos de la cúrcuma por experiencia propia, para las jaquecas me ahorra el paracetamol con una cucharada generosa. Ahora le echo media cucharada cada día a la avena del desayuno y claro, cuando voy al Camino caen varios botes. Hace año y medio caminé varias semanas con una médico argentina () que con todo respeto me dijo que no habían estudios sobre los efectos antiinflamatorios y antialgicos (contra el dolor) de la cúrcuma. Hace unos meses me escribió para decirme que ya conoce los estudios que avalan dichos efectos, y ahora ella misma está estudiando posibles efectos reforzando el sistema inmunitario.
Es más que muy buena idea probarlo, absolutamente recomendable. Gracias María!!!
No lo veo, es más lo considero un retroceso y te diré por qué. Desde siempre se han utilizado las plantas por su propiedades farmacológicas, plantas con principios activos con efecto antiinflamatorio hay muchísimas, y seguramente algún componente activo de alguna de esas plantas habrá llevado a conseguir alguna familia de antiinflamatorios de los de laboratorio. Pero la ciencia y la industria farmacéutica han mejorado el proceso. ¿Por qué tomar una antiinflamatorio natural del que desconocemos la dosis efectiva y posibles efectos adversos en vez de un antiinflamatorio en pastillas del que conocemos su composición, la dosis efectiva concreta y los posibles efectos secundarios?. ¿No crees que si el principio activo antiinflamatorio de la cúrcuma fuera más potente o tuviera menos efectos adversos que los antiinflamatorios conocidos una avispada farmacéutica no se habría percatado ya y lo tendríamos en las farmacias para sacar beneficio?.
¡Salud y buen Camino!
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Hombre, yo quizá vería con buenos ojos la recomendación de la hoja natural de la Coca para un Camino de Santiago. En cuanto a la cocaina, tendría mis dudas.
La hoja de coca lleva cocaína, sólo es cuestión de dosis, a misma dosis mismos efectos salvo el amargor de las hojas que no creo que sea un efecto buscado.
Hey! Que yo hablaba de cúrcuma, cur-cu-ma, una inocente raíz -especia de la que los indios llevan milenios poniéndose moraos...
Qué gracioso, Fernando! Jajaja
Hola Blenques, qué tema más interesante!
Tienes razón que al tomar una planta no se sabe la dosis necesaria para el efecto necesario. Sin embargo en una pastilla todo está calculado. Pero ni al tomar la planta ni al tomar la pastilla el efecto es cien por ciento garantizado. Porque no somos iguales, cada organismo es diferente, y la misma dosis en una pastilla o la misma planta puede causar diferentes efectos en diferentes personas. Por qué la industria farmacéutica no vende las plantas con efectos antiinflamatorios sino las pastillas? En algunos casos las vende. Pero las pastillas son en general mucho más caras. Es su ganancia. No quiero decir que las pastillas son en sí malas. Algunas son indispensables. Es una simplificación de los terminos que hago, por un lado plantas naturales, por otro pastillas. Muchas pastillas llevan sustancias de plantas. Pero llevan sobre todo sustancias químicas que siempre pueden causar efectos secundarios hasta una dependencia. En cuanto a la cúrcuma, no he leido o escuchado de ninguna dependencia ni de efectos secundarios. Creo que lo mejor es siempre comprobar cómo tu cuerpo reacciona cuando tomas una o otra cosa.
【Un pequeño ejemplo. Además de que podemos aprovechar las buenas propiedades de las frutas, también podemos usarlas como medicina. En el caso de una diarrea se puede tomar una pastilla, es cierto. Pero también podemos rallar una manzana y dejarla al aire hasta que se pone de color bien marrón. Después de haberla comido el estómago se arregla muy rápidamente. Además todo esto sano y barato. Y una manzana podemos encontrar en cualquier sitio.】
Mi intención no es convencer a nadie de nada, tampoco simplificar, sino compartir y ayudar. Al fin y al cabo cada uno decide por si mismo y tiene la responsabilidad para si mismo.
Por si alguien tenga interés en escuchar a un médico funcional, pongo un enlace.
https://youtu.be/G9NgjFWK1bQ?si=TuE1NzbMzn8NKRGF
Saludos, Buen Camino y salud para todos!
Me alegro mucho, Xavier!
Gracias a tí!