Armando Cayado Llosa
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PREVENIR LAS AMPOLLAS

Como parece que el tema tiene interés, publico el trabajo que he preparado, (a petición de una sobrina y que sospecho ni ha leido) por si alguien puede sacar algún provecho del mismo.

Por lo que veo, todos tenemos, mas o menos, opiniones similares.

 

PREVENIR LAS AMPOLLAS

 

A buen seguro que estaremos de acuerdo en que estas bolsas de líquido acuoso, que se nos producen generalmente por rozamiento, son incómodas y dolorosas y nos pueden arruinar una marcha o más aún, una ruta por etapas como es el Camino de Santiago, en donde no tendremos tiempo a recuperarnos. Todo lo demás que yo pueda decir a continuación será siempre opinable y discutible.

 

En primer lugar, estas lesiones generalmente leves pero que pueden llegar a ser graves o incluso muy graves, nos parecerán caprichosas; a unos les salen, a otros no, unos días si y otros no pero si nos paramos a analizarlas, posiblemente encontremos las causas que las producen y si hay causas, pueden tomarse medidas para su prevención.

 

Aunque solo tratemos de las que se nos producen por caminar, el motivo puede ser muy diverso, por lo que conviene tomar medidas sencillas pero globales, que agruparíamos de la siguiente manera:

 

1 - PREPARACION PREVIA DEL PIE

2 - CUIDADOS ANTES Y DURANTE LA MARCHA

3 - ELECCION DE LOS CALCETINES

4 - EL CALZADO

5 – ADAPTAR EL RECORRIDO A NUESTRA PREPARACION Y POSIBILIDADES

 

Vamos a desarrollar cada una de ellas.

 

PREPARACION PREVIA DEL PIE.- La mejor preparación del pie, se hace caminando diariamente o al menos con frecuencia. Ayudará si lo hacemos a la orilla del mar, mojando los pies en agua salada que los endurece. También podemos endurecerlos aplicando zumo de limón sobre ellos, extendiéndolo por toda la planta y entre los dedos y dejándolo secar. Esta última operación la haremos dos o tres veces, durante la semana anterior a la marcha y notaremos el cambio desde la primera aplicación, siendo recomendable probar que no aparezca algún efecto no deseado.

 

CUIDADOS ANTES Y DURANTE LA MARCHA.- Ni antes de la salida ni durante la marcha, mojaremos los pies salvo que les demos tiempo suficiente a que se oreen ya que la piel húmeda se reblandece y favorece la aparición de la ampollas. Antes de ponernos el calcetín, le daremos al pie un producto antifricción, que bien puede ser vaselina o productos específicos de venta en farmacias (Yo utilizo uno de la casa Compeed, por su buen resultado y comodidad). No esperaremos que el sudor humedezca los calcetines y para ello, los cambiaremos cada cierto tiempo, (2 o tres horas en casos extremos), dejando que el pie se seque y enfríe a ser posible apoyado en alto, (se puede limpiar con alcohol de romero) dándole de nuevo el producto antifricción. Para no llevar tanto calcetín y aunque esto no es lo más recomendable, podemos colgarlos de la mochila con un imperdible, esperar a que se sequen y utilizarlos para otro cambio.

 

ELECCION DE LOS CALCETINES.- La primera duda que se nos presenta es si, calcetín de fibras naturales o sintéticas. Los expertos aconsejan sintéticas porque, según dicen, expulsan el sudor, sin embargo a mi me resultan más confortables los de fibras naturales y como no los dejo humedecerse, pues éstos trato de utilizar.

Como norma general, el calcetín ha de ser sin costuras, reforzado en planta, puntera y talón y ajustado al pie (Si es grande se forman arrugas y si es pequeño impide la circulación de la sangre).

Dan muy buen resultado los de doble capa. La interior se pega al pie, la exterior a la zapatilla y la fricción se produce entre ellas, evitando rozaduras y ampollas.

 

EL CALZADO.- Del calzado se puede hablar largo y tendido puesto que es el componente más relevante del equipamiento del caminante. Lo importante es que sea adecuado para el tipo de ejercicio a realizar, las condiciones de la ruta, las condiciones meteorológicas, la forma de de cada pie, el gusto de cada cual y que esté bien usado y probado. Con lo expuesto anteriormente está dicho todo y no está dicho nada.

Veamos:

El mercado ofrece un amplio abanico de posibilidades por lo que elegir uno que se adapte al ejercicio a realizar, a nuestro pie y a nuestro gusto, es tarea relativamente fácil. La dificultad aumenta si tenemos en cuenta las condiciones de la ruta, más con las meteorológicas y más aun si es una ruta por etapas tipo Camino de Santiago, donde la variabilidad puede ser muy alta.

En estos casos debemos de hacer uso del sentido común y la misma barbaridad es intentar hacer dicho Camino con unas zapatillas deportivas en pleno invierno como utilizar unas sólidas botas para hacerlo en pleno verano.

Para andar por asfalto, pistas forestales o caminos sin dificultades, que es lo que nos ocupa, (para montaña o zonas difíciles es otro tema) lo ideal son unas zapatillas deportivas, ligeras, transpirables, bien armadas, con suela consistente para que no nos hagan daño las piedras del camino y con un buen agarre y si es en verano, color claro. Se han de ajustar bien en la zona del empeine para evitar deslizamientos del pie y han de ser un poco amplias pero sin pasarse, para que el deslizamiento no se produzca y sus efectos perniciosos (rozaduras, ampollas, daños en las uñas y posterior caída de las mismas). A partir de aquí iremos subiendo en la escala (zapatillas de trekking, con gore-tex, botas de diferentas alturas de caña, etc.) en función de los riesgos que queramos cubrir o los que estemos dispuestos a afrontar pero sin perder de vista la finalidad principal, que es caminar. Cuanto más subamos en esta escala, más peso, más esfuerzo, menos transpiración y mayores riesgos.

 

EL RECORRIDO.- No nos pasemos; estemos vigilantes a los mensajes que nuestro propio cuerpo nos vaya dando y no miremos lo que hagan los demás. Cada uno tenemos nuestro límite y si lo sobrepasamos evidentemente que corremos riesgos.

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Bien. Finalizo el tema. Si, siguiendo estas elementales recomendaciones, se consigue evitar una sola ampolla a un caminante, ya me doy por satisfecho.

Yo las tengo en cuenta y en los últimos veinte años, habré recorrido unos 80.000 km. entre caminatas diarias y marchas de todo tipo, cortas, largas y muy largas. Solo he sufrido una ampolla; el motivo? No lo se a ciencia cierta aunque tengo algunas sospechas. Era una marcha muy larga pero esta no fue la causa puesto que la repetí muchas veces sin problemas y en este caso me avisó desde el principio. Algo habré hecho mal.

 

 

Armando Cayado

Mayo 2018

Pichina
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A mi lo de endurecer el pie me parece una burrada, pero como todo ya va en gustos y preferencias