
OTRO "ALBERGUE"
Hola, buenas. ¿Le quedan plazas?
Con cara circunspecta, el Hospitalero, lo mira intrigado, porque la pregunta es obvia, pero debe de hacer honor al puesto que ocupa y contestar acorde a las enseñanzas recibidas.
-¡¡¡Claro que tenemos plazas!!!. Acomódese, deje sus recuerdos donde le guste y ahora mismo lo atiendo.
El recién llegado observa el lugar incrédulo, no hay bullicio, no existen quejas, no le piden la credencial, aquello no tiene pinta de Albergue. Observa al fondo un lugar propicio a la intimidad y se dirige allí para instalarse.
-¿Qué tal la etapa?, le interroga el Hospitalero ya de vuelta
-Fue bastante dura, muchos altibajos, un recorrido rompepiernas.
-¿Hay algún centro de salud cerca?, interroga el recién llegado. No estoy muy bien de salud, no me encuentro nada bien, creo que debería verme un médico
-No se preocupe, le contesta el Hospitalero, verá como esos síntomas que le preocupan, dejarán de hacerlo, poco a poco, a medida que se familiarice con el lugar, notará que los dolores desaparecerán y se empezará a encontrar mucho mejor.
El recién llegado, incrédulo ante semejante contestación, opta por no hacer comentarios, pero efectivamente, se encontraba mucho mejor, así era, pero notaba que le faltaba algo, una ingravidez irreconocible lo envolvía, y por si esto fuera poco, percibía que no tenía enseres, nada material portaba, ni botas, ni ropa, ni mochila. Nada.
Se empezó a preocupar. El lugar le era irreconocible, no recordaba este Albergue en los diferentes Caminos que había realizado, los peregrinos que lo rodeaban, no le hacían las preguntas típicas, las que se le hacen al peregrino curtido y avezado, solo lo veían, le sonreían con mirada cómplice y se alejaban ingrávidos, como no queriendo molestar.
Decidió hacerle preguntas directas al Hospitalero, nada convencionales, al día siguiente esperaba una etapa dura, y no podía afrontarla con los problemas de malestar que había padecido hoy para llegar al Albergue.
Al fondo, veía venir al Hospitalero. Una sonrisa especial marcaba su rostro y optó por ser más comedido en su planteamiento, aquella sonrisa no merecía unas preguntas duras y directas.
Aún no había articulado palabra y el Hospitalero se acercó solícito y le comenta :
- No debes de preocuparte por nada. Es normal que estés desubicado e incluso un poco preocupado, a todos los que han pasado por tú situación les ocurre, pero verás como, poco a poco, asumirás tú nueva situación y tus preocupaciones desaparecerán.
Efectivamente, el recién llegado estaba desubicado, totalmente fuera de lugar, pero le intrigaba que no conociera el Albergue, nada de lo que lo rodeaba le era conocido, así que decidió hacerse fuerte y hacerle la pregunta que estaba deseando hacer desde que llegó.
- Pero, ¿en donde estoy?, ¿qué albergue es este?.
El Hospitalero comprensivo y bonachón, como esperando la pregunta, se acerca cariñosamente y le dice solícito : Estás en el CIELO.
Bo Camiño.
P.D. Por los que se han “quedado” haciendo "este y cualquier otro Camino".
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Que nos esperen muchos años.
Un abrazote y buen Camino.
Muy bonito, Penedo. Ojalá tengamos plaza en ese albergue llegado el momento pero, aún no. Aún quedan otros muchos albergues terrenales a los que llegar cansados y muy vivos.
Buen Camino