!Gracias por el interés, Indi177! Pero no sé, mi intención es hacer el camino con la menor atención posible al Internet, ! bastante chute hemos tenido durante el confinamiento! Hoy porque era el primer día.

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La verdad es que fueron una paliza los 48 km de ayer de Roncesvalles-St.jean de pied de port- Roncesvalles. Subiendo las enormes cuestas de la ruta de Napoleón ya de vuelta, me quedé fundido.

 
 Acampé en las alturas,  donde el camino de la planicie deja de ser de asfalto y vuelve la hierba mullida. Era idílico, pero he dormido fatal: estaba demasiado cansado, y al caer el sol se levantó un viento endiablado.
 
 Además, no me acordaba de lo claustrofóbica que puede resultar mi pequeña tienda de campaña Ferrino: igual no ha sido una buena idea traerla, total es verano, y apenas hará falta nada para dormir a la intemperie. Así que probablemente cuando llegue a Pamplona la devolveré a casa. ¡Un kilo menos en la mochila!
 
He llegado hoy a Roncesvalles a las ocho y media de la mañana. No había nadie, y me he lavado, en pelota picada, en el río. Me venían a la cabeza los baños “higienistas” de los escandinavos, y también la costumbre de mi bisabuelo liberal de escandalizar a los aldeanos carlistas de su pueblo, en la Vizcaya rural de finales del siglo XlX. Ah! Primera luz de sol del día, agua friisima, pajarillos… Don Quijote por Sierra morena no fliparía más que yo.

Así que de muy buen humor, limpio y con ropa cambiada, me he llegado a la Posada, y he pedido un café con leche, obra maestra de la civilización, después de dos días haciendo el cabra por donde Cristo perdió las sandalias.

Y luego ya, he tomado el camino ,! Llano! Hacia Biscarret. Pero la paliza de los 48 km me estaba pasando factura, seguía sin plomos. Así que al de cinco km, he visto una campita maja junto a un merendero, he sacado la esterilla, y ale, cabezadita.
 Sonaban unos petardos en la lejanía, con esa alegría navarra del primer verano, deben estar de fiestas por Burguete.  Pero no me molestaba el ruido, al contrario: el descanso, la campita “locus amenus”, el caer en la cuenta de que vuelvo a a mi identidad de peregrino, con ese toque entre longuis y outsider que solo en España se integra tan bien, y los petardos de San Juan, todo favorecía cierta sonrisa interior.  

El año pasado, al patearme gran parte de Francia e Italia, hay dos cosas que eché muchísimo de menos de nuestro país: en Francia no hay fuentes públicas, y en Italia no hay “campo abierto”, está todo el país vallado. ¡Parece mentira, pero en esos detalles creí percibir, por contraste, la amplitud de espíritu de nuestra vieja y sabia tierra. Yo creo que ni el Camino de Santiago ni figuras como Don Quijote son casualidad que hayan florecido aquí…. Teoría muy discutible, por supuesto, pero bueno, tengo todo el tiempo del mundo las próximas semanas para meditarla y afinarla.
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Gracias, Indi, estás al quite