Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

Ey, ey, Catalin

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- Pero… ¿Qué es eso? – pregunta él, en su americano standar.

 

- Pues… lo que parece, un gallo cacareando – respondo yo en mi inglés Mcdonnalds-.

 

- Y ¿ qué hace un gallo en el patio del albergue?

 

- Es por una leyenda local sobre un gallo y un robo…

 

- ¿Y qué cuenta esa leyenda?

 

- Buff, con mi inglés no te la podría contar con sus matices debidos.

 

Estamos, evidentemente, en Sto Domingo de la Calzada – hace ya 18 días-, comiendo algo en el albergue. Él se llama Catalin, canadiense de origen rumano, tendrá cincuenta y largos años: sus gestos francos y abiertos son canadienses, pero en su mirada hay una suave melancolía danubiana.

 

 Me cuenta que lleva varios “Caminos" pero que no había hecho nunca entero el francés porque hasta ahora nunca había tenido cuatro semanas libres. Ahora sí porque ya es el jefe: en América todo es “work and business". 

 

- ¿Es igual la mentalidad de Canadá que la de EEUU?

 

- Bueno, somos menos, y hay más respeto por colectivos y culturas diferentes. De todos modos, en Vancouver, donde vivo, la cultura del trabajo es igual de intensa que en USA. Pero, vaya, no me quejo, haberme ido a América es la mejor decisión de mi vida.

 

Realmente se le percibe orgulloso de su país de adopción (“no querría que mi hijo se criara en Rumania") y sus gestos tienen esa contundencia del “Self made man", el hombre hecho a sí mismo. Pero ya digo, hay como otra capa más sutil, más humilde en él donde creo percibir lo eslavo.

 

“El camino ha cambiado mi vida" dice, pero en su americano standar esa afirmación me suena… standar, no me genera curiosidad para indagar la experiencia que le lleva a esa conclusión. “Te hace simplificar tus necesidades"…. standar…. “aquí no importa qué grande es tu coche, o tu reloj,  solo importa por qué estás haciendo el camino"… standar jajaja! Creo que este invierno he leído demasiados Camino memoirs, ya hay cosas que me suenan a disco rallado.

 

Me interesa mucho más por qué se fue de Rumania, pero me da corte preguntarle. Catalin es agradable, aunque la conversación es algo anodina (de esto le echo la culpa a mi inglés). Cuidado, no digo que el hombre es anodino, solo que no sé cómo enganchar con los aspectos sutiles que percibo en él.

 

Pasan dos días.  Vuelvo a ver a Catalin en Ages. Yo he estado por la tarde dibujando el jardín y la puerta del pequeño cementerio local por la inexplicable envidia que me da el pensar en morir en un lugar tan tranquilo y a escala humana. Al volver al albergue para cenar, veo que Catalin está ya a la mesa con otro tipo, “ Mijhail", de Hungria. Me siento con ellos. Catalin habla de la educación de su hijo en Canada. Ahí meto baza:

 

- Supongo que será muy diferente a la educación que recibiste tú en Rumania, no?

 

- Totalmente! Eran los tiempos de Ceaucescu, el comunismo más oscuro. Se me hace difícil explicarle a mi hijo, en estos tiempos de internet, que entonces estábamos totalmente aislados, sin saber nada del exterior, con la información totalmente sesgada.

 

- Y ¿Qué crees que es lo que fallaba en tu país?

 

- Pues lo que a todos los regímenes comunistas. El ideal era tan alto que luego la falla con la realidad era enorme, y en vez de analizar los errores, se ocultaba todo, lo que convertía en siniestro gran parte de lo que ocurría.

 

- La sombra del “buen obrero comunista".

 

- Exactamente.

 

- Me recuerda a lo que ha pasado en mi tierra con la sombra del “buen nacionalista". En el colegio se nos inculcaba la pureza de lo vasco, pero como luego todos estábamos más o menos mezclados, nos creaba una especie de sentido de culpabilidad, que alimentaba aún más el nacionalismo. En nuestro caso creo que es por las raíces del catolicismo y su búsqueda de cierta pureza cristiana.

 

- Bueno, esto viene de Platón, de su mundo de idealidades, según  el cual luego todos nosotros no somos sino mera corrupción.

 

Se me hace raro oír hablar de Platón a un canadiense, pero es que quizá para Catalin el juego entre idealidad y realidad ha sido central en su vida, tanto en Rumania como en América. Y pienso si en general no es algo característico del siglo XX, esa cultura del “buen obrero", del “hombre hecho a sí  mismo", del “buen alemán”, el “buen nacionalista”, con aquellas esculturas enormes, hieráticas y ramplonas del ser humano de masa, que tantas sombras y guerras produjeron el siglo pasado.

 

Y pienso si ser peregrino en este Camino no es de alguna forma deconstruir esas medidas autosuficientes del hombre. Quizá ahora entiendo lo que me dijo él el otro día, quizá no era mera frase estereotipada: que el camino le estaba cambiando la vida, y haciendolo más sencillo, más humilde. 

 

 Claro! Darse cuenta de que uno es tan frágil como el dolor de su última ampolla, de que necesitamos ayuda, de que un simple vaso de agua, una cena compartida o una cama donde dormir pueden ser antesalas del paraiso, da una pátina de humildad que deshace gran parte de las pompas del siglo XX.

 

No volví ver a Catalin, pero al paso de alguna aldeanuela del camino, con sus pequeñas casitas y callejuelas, o con sus leyendas locales, con sutiles mensajes de redención, me acordaba de él, intuía que  las medidas de las cosas en nuestro país quizá le recordaban a cosas de su tierra, y lo reconciliaban con ella más allá de ideologías gaseosas.

 

Anteayer había llegado yo a Puente de Orbigo, y cenando con un chico de Castellón y otro argentino, nos reíamos de tipos peculiares con los que nos hemos  cruzado en la peregrinación, y en esto el argentino dice: 

 

-Ah, ¿sabéis que a un tío de cincuenta y tantos que conocí en St.Jean le dio un ataque al corazón y murió en Burgos? Un canadiense de origen rumano. 

 

- Ostras! ¿No se llamaría Catalin?

 

- Exacto. ¿Le conociste? En Facebook debo tener una foto de él. Mira

 

Era él, Catalin. Uffa!

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Indi
Imagen de Indi

Uffa!

Según uno va leyendo, conociendo un poco ya por dónde cojeas, iba procesando, muy despistado, en qué sentido nos sorprendería el desenlace. Qué moraleja enjaularías dejando la puerta abierta para huir, o cerrada para debatir. 

Pero de repente, leyendo un párrafo, un "click" me ha sacudido. Algo no encaja -me he dicho-, y lo he tenido que releer. Sí, bajo mi limitada perspectiva literaria y distraída comprensión lectora, no encajaba. No es habitual noquear así, a la brava, con algo tan profundo y personal, siendo aparentemente más sencillo recurrir a una descripción menos impactante: encajable.

Me ha hecho pensar el por qué de esa reflexión. Luego te diré mi conclusión, y he continuado con tu relato.

Finalmente, el triste desenlace nos ha vuelto a sorprender. No creo que me equivoque diciendo que nadie lo esperábamos. Tal vez quien conociera la noticia sí. 

Del impacto que siempre causa conocer el fallecimiento de un peregrino en el Camino nos puede faltar a veces el hecho coincidente de haber sido alguien conocido para que la empatía y sentimiento compungido de esa desgracia sea completo. He de decirte que has conseguido con tu descripción tan reflexiva, casi arqueológica, de tu apreciación de su interioridad, hacer de Catalin alguien reconocible, generando esa empatía a la que me refería. Entrelazas sus orígenes, moldeas tu percepción de sus respuestas creando una línea evolutiva de crecimiento personal y humano. Lamento decirte que se ve el sello de tu propia y personal evolución, querido. Aunque suene a standar. Tal vez estás gestando por aquí el embrión de tu propia "Camino memoir" (quiero ejemplar 1a edición gratis, gracias)

Al pobre Catalin le faltaron unos pocos días para completar su círculo "Self made man" tras su llegada a Santiago. D.E.P.

Esto que te voy a decir ahora es absurdo y casi todos por aquí pensarán que estoy gilipollas (suelo ser el primero en decírmelo a menudo), pero no sé por qué, cuando has puesto lo del Facebook he pensado que qué bonito sería para su hijo que le escribieras unas palabras. Al fin y al cabo seguramente tú lo "conociste" de verdad, más que la mayoría de sus allegados. Esa es una conclusión que he obtenido de mí mismo y mis experiencias en el Camino: por más que lo intente, nadie que no sea o haya sido peregrino es capaz de interiorizar y creer la transformación que los "standares" que el mismo Catalin te transmitió, y que habitualmente guardamos para nosotros mismos, sean aceptados o comprendidos por los demás.

Sin más, esta es la conclusión del párrafo releído:

"Yo he estado por la tarde dibujando el jardín y la puerta del pequeño cementerio local por la inexplicable envidia que me da el pensar en morir en un lugar tan tranquilo y a escala humana." 

O has jugado creando una pista para el desenlace.

O el subconsciente al escribir conociendo el desenlace te ha jugado una mala pasada, cuando tal vez "descansar", "ser enterrado"...no me hubiera hecho "click".

O.....no sé. Seguramente nada.

Desde luego, lo sucedido te da para seguir creciendo en este Camino. Ultreia!!

 

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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Un abrazo de los grandes, Indie! Lees con mucha atención y empatía.

Lo de dibujar suele ser un pasatiempo de las tardes y al tiempo una forma de demorarme en cosas que me gusta mirar. Aquella tarde quería dibujar Ages desde la colina que viene de S.Juan de Ortega, pero no encontré sombra y hacía un solazo bastante grande, así que me fui para la iglesia, pequeñita, y el cementerio y su jardín al lado, como de cuento infantil. Me encandiló y me senté a dibujarlo.

Fue una  casualidad que fuera el último día que vi a Catalin, aunque no haya sido casualidad -claro- que incluya lo del cementerio a mitad del texto en homenaje a este peregrino fallecido.

 

txetxa
Imagen de txetxa

Aplausos con lágrimas, Fernando. Me gustó muchísimo tu escrito y al igual que Indi yo tampoco sabía muy bien para dónde ibas. Hiciste que recordara a mi compañera de escuela rumana que también vino con su familia a USA y por aquel entonces hablábamos un inglés muy roto y nos costaba comunicarnos para hablar de tanto de Ceausescu como de Maradona. Qué camino habrá tomado su vida?
Pobre Catalin que no pudo terminar el Francés.

Camacho
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Que relato más bonito y a la vez triste. Gracias por compartirlo.

Ma Teresa
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Fernando, triste historia la de Catalin. Aunque a todos nos ha de llegar en algun momento la parka, siempre se espera que el toc toc en la espalda sea cuando más tarde mejor. Para su familia y su hijo, duro golpe. Durísimo!!

Como consuelo, aunque no sirve, Catalin estaba inmerso en una actividad que quería con toda su energía, posiblemente de las cosas que más le gustaba y necesitaba. Como buen peregrino. Descanse en paz.

Tu relato lleno de emoción, detalles, vibrante, con ganas de que continúe. Y la replica de Indi, como siempre brillante. Para ambos, fino estilete, pluma ágil. Y entre muchos calificativos que se me ocurren a todo lo leído en este post, por encima de todo, RESPETO!!!!.

Solo añadir que a mitad de la lectura una de mis neuronas (de las pocas que me quedan) levantó la cabeza porque algo le llamó la atención. Y se cuestionó hacia donde nos llevaría el final de tu narración.

Abrazo, buen Camino y a seguir.

Ma Teresa
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Aclaración adicional (por si acaso). Me refiero a que vuestras palabras están llenas de respecto hacia Catalin, por supuesto, y también entre vosotros en vuestras replicas y hacia todos.

Indi
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No necesita aclaración. Tu penúltima neurona se muestra ágil e inmortal. 

Dicen que leyendo y escribiendo se mantienen entrenidas. Que les gusta hacer ejercicio; sobre todo caminar. Así que, quizá, con un puñado de ellas debidamente atendidas no haya mucho de qué preocuparse. Quizá.

Ma Teresa
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Aclaración adicional (por si acaso). Me refiero a que vuestras palabras están llenas de respecto hacia Catalin, por supuesto, y también entre vosotros en vuestras replicas y hacia todos.