Estados alterados
Salud,
La mayoría de l@s que gozamos los caminos largos hemos conocido la sensación de irrealidad que se alcanza cuando se lleva el suficiente tiempo caminando. Éstas sensaciones aumentan con soledad y tiempo de peregrinaje por delante, y en especial con la desolación del paisaje. La meseta en invierno es lugar idóneo para que dichos estados se desplieguen -cuanto menos estímulos externos con los que distraernos, más fácilmente se altera la percepción-, y por lo comentado con otr@s peregrin@s también las rectas infinitas de La Plata, y en general los paisajes adustos, son ideales para fomentar dichas alteraciones.
En los años 70 el doctor Stanislav Grof diseñó una técnica, la respiración holotropica, para poder continuar sus estudios sobre los estados profundos de alteración de la percepción tras prohibir el gobierno U.S.A. la utilización terapéutica de LSD (que en la actualidad está demostrando su tremenda utilidad para la recuperación de patologías mentales profundas, como la depresión crónica). Lo que en realidad demostró Grof es la posibilidad de acceder a estados alterados para su uso terapéutico sin necesidad de consumir psicoactivos, o dicho de otra forma, que dichos estados son connaturales de la mente humana, y accesibles sin necesidad de consumir substancias.
En ocasiones se plantea la cualidad terapéutica del Camino y la infinidad de bondades y aplicaciones emocionales que nos aporta, y se atribuye al contacto con la naturaleza, al ejercicio físico, a la influencia metafísica del camino como "ser espiritual"... No diré que no, pero en ocasiones he llegado a pensar que son formas de decir que con tiempo, soledad y saliendo de nuestra zona de confort el cerebro "se rinde" y empieza a funcionar de otra manera, dejando de lado el ansia clasificatoria y el diálogo mental para percibir el mundo de manera directa, sin filtros. Nada metafísico, únicamente consecuencia natural.
Al camino cada uno vamos por motivos distintos, much@s sin siquiera saber por qué o para qué van. Para mí, conseguir permanecer durante semanas en éstos estados alterados es el objetivo; no para andar alucinado por la vida (la adolescencia hace lustros quedó atrás) sino porque desde éstos estados podemos experimentar la realidad de manera más profunda y transformadora. El Camino como puerta de la percepción...
Feliz finde
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Lo que dices es verdad. Por eso los que llevamos caminos vamos buscando caminos pocos transitados o épocas con menos gente como invierno u otoño. En verano hay caminos que es imposible llegar a lo que comentas y tal vez por eso hay Peregrinos que no alcanzan a ver o sentir lo que dices. Buen Camino
Salud Juan Pedro,
En verano, probablemente por la compañía de otros peregrinos -por el tema de la socialización...- es difícil llegar a ciertos grados de introspección. A cambio interactuamos con otr@s peregrin@s, lo cual es otro tesoro del camino. Cada camino, cada tiempo tiene lo suyo, y a mí me gustan las dos cosas, ya que ambas enriquecen y ayudan a salir de uno mismo. Pero la soledad y el silencio tienen la capacidad de abrir puertas...
Muy buena entrada, con chicha, de las que me gustan. Sí, lo que muchos llaman religiosidad, espiritualidad, es una facultad cerebral que tenemos todos los humanos, en mayor o menos nivel de acceso, a la se ha puesto un nombre y que como es difícil de alcanzar le hemos considerado caractérísticas sobrenaturales. Por defecto todos los humanos nos encontramos conscientes en los mismos niveles de pensamiento con ruido mental constante (como las marcas de Machín) e involuntario que nos crea una base de insatisfacción. Sólo en algunas ocasiones pasamos a un nivel de conciencia en el que vislumbramos y sentimos otra realidad sin dualidad muchísimo más satisfactoria. Todo esto sólo puede sentirse y es imposible describirlo adecuadamene con palabras, la gente hace libros sobre esta idea. Al parecer la neurobiología está en camino de demostrar que estas formas diferentes de estar conscientes dependen de desde que zona cerebral concreta estemos siendo conscientes en ese momento, símplemente y complicadamente eso. Según parece la que nos atrae, la que nos da la percepción que creemos espiritual, se siente cuando estamos siendo conscientes a partir de unas zonas concretas frontales que no son las habituales, por eso son ocasionales y fugaces. Pero esa sensación de consciencia, una vez percibida, nos atrae tan poderosamente que queremos volver a ella pero no sabemos como. Esta forma de consciencia no es la que disfrutamos por defecto los humanos y su búsqueda implica cambiar cosas, hacer cosas o a lo mejor no hacerlas. Supongo que se podrá conseguir con alguna sustancia psicoactiva (lo desconozco porque no me ha pasado), también con el esfuerzo mantenido al caminar (como por ejemplo haciendo el Camino, o el GR 11), pero también sentado en casa mediante la meditación o haciendo rutinas diarias practicando atención plena.
¡Salud y buen Camino!
Salud Blenques,
Por decirlo de alguna manera el silencio se te va metiendo dentro, hasta ocupar también la mente. Y cuando la mente calla pasan cosas, se abren las puertas de la percepción y el mundo se ofrece distinto. En el metro hay una instrucción sobre las puertas, "Dejen salir antes de entrar". Hay que hacer espacio en la cabeza, dejarla callada para que puedan entrar otras formas de experimentar la realidad. O a lo mejor son consecuencias de una dieta rica en legumbres...
"Dejen salir antes de entrar"
Una frase que resume todo!! Bravo!!
Muchas gracias por esta valiosa aportación.
Gracias a ti por participar!
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- Calificar algo como "alterado" supone que a otro algo se le califica de "normal", o "adecuado". ¿Son esos estados mentales camineros de los que hablas, menos "adecuados" que los standar de una sociedad urbana vampirizada por una "imaginería" materialista.capitalista condesada en películas, anuncios, discursos hiper.ideologizados y caos consumistas varios?
- Es una paradoja como una catedral decir que cuanto menos estímulos tengamos más alterada será la conciencia. Con tildarla de paradoja no quiero rechazar la idea, bien al contrario: en ese nudo late un intenso principio de verdad, pero se acercaría al conocido:" menos es más": en la desnudez mesetaria, lo poco percibido cobra mayor intensidad, hasta "parecer" que cambia de naturaleza (y es sólo que la mirada se nos ha limpiado, no "alterado").
- Oí una vez al decano de la facultad de teología de Vitoria decir que cuando Jesús estuvo en el desierto por 40 días, entró en un estado mental alterado. Y me asaltó la misma duda que leyendote: ¿"alterado" es alucinado, o es sencillamente diferente, o incluso, más limpio.esencial.verdadero?
- Nunca percibiremos el mundo sin filtros. Al menos desde Descartes o Kant sabemos que nuestros cinco sentidos o nuestra idea del tiempo y el espacio determinan fatalmente nuestra percepción del mundo.
- "En cuanto dices "negro" a tu mente brota el concepto de "blanco"" dice el Tao.te.ching. El lenguaje parece esclavizarnos a una percepción dualista, y por eso tiene tan mala prensa en el mundo budista.zen. Pero ¡ay amigo! Un adecuado cocktail de 85% de silencio mesetario, y 15% de "palabra esencial en el tiempo" (que diría A. Machado) es puriiiito LSD. La palabra resonante de cierta poesía o cierta oración sacra, levanta el vuelo de las etiquetas mentales, y transfigura cuanto toca. Como somos bastante chorras y no apreciamos el agua hasta que la embotellan y le ponen precio, tampoco apreciamos la maravilla que es la palabra: portátil, imposible más ligera o ecológica- no deja residuos - y sí! más efectiva que cualquier tripie, pero más en plan hoja de coca que cocaina: terapeutica pero ligera, aireada, sin efectos secundarios, con el germen de toda cultura y civilización en su esencia.
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Salud Fernando,
- Lo "normal" es la norma, lo habitual, y estirando el concepto lo ordinario (me disculpen los filólogos por las burradas que elucubro...), y ciertamente los estados alterados -como contraposición a los normales- no son adaptativos para el día a día: sería complicado hacer la declaración de la renta o conducir un autobús en ese tipo de estado de conciencia (probablemente le llamarían esquizofrenia paranoide...).
-Me encanta la idea de la paradoja, una contraposición aparente que sin embargo no lo es, como sentirse solo rodeado de gente o sentirse parte integral de todo mientras se experimenta la soledad absoluta... (no me refiero necesariamente al camino). Las paradojas no se resuelven, se aceptan.
- El problema de conceptos como alterado es que son tan vagos, tan bastos que cabe todo tipo de significantes. La ventaja de conceptos como alterado es que son tan vagos, tan bastos que cabe todo tipo de significantes. (Paradoja?)
-En lo de los filtros discrepo. Hay instantes sin tiempo (como dice el maestro Indi en su intervención), momentos fugaces en el que los filtros se deshacen y el mundo entra a raudales, más allá de la comprensión, más allá de los filtros, más allá del tiempo, momentos de... ¿de qué? De maravilla...
-El lenguaje es el pensamiento (o el pensamiento es lenguaje, tanto vale...), y la poesía también tiene la capacidad de transportarte más allá de la lógica ( y la embriaguez, y los orgasmos, y la mística religiosa...). Caminar en soledad y silencio por largos periodos también.
Salud!
Ya hemos hablado de esto alguna vez, sobre todo durante aquel encierro, y se aportaron reflexiones muy interesantes.
Últimamente hay una pequeña revolución en torno a la búsqueda de la felicidad y de la consciencia por medio del mindfulness, que se queda muy corto, y de las antiguas tradiciones orientales o místicas cristianas, que llegan más allá.
La quietud de la mente por medio de la conexión con el cuerpo, de la contemplación, del silencio, en espera de ese "despertar" que no es ni más ni menos que alcanzar la consciencia plena, la no identificación con el yo. Casi todos los psicólogos y maestros espirituales coinciden en que ese estado de consciencia plena se obtiene, si es que se obtiene, en muy cortos espacios temporales,lo cual ya es mucho, porque una vez has trascendido, comprendes. Ahí empieza la gran búsqueda: querer permanecer siempre en ese estado de comprensión, de unidad con la Fuente. La verdadera realidad.
Caminar durante días prácticamente en completa soledad acelera la posibilidad de experimentar pequeños "despertares", que son los que consiguen sorprendernos de tal forma que al no poder explicar lo vivido, lo atribuimos al propio Camino y sus interacciones, diciendo aquello de que El Camino transforma a quien lo hace. La mayoría de los que experimentan estos despertares repentinos en El Camino es muy probable que nunca hayan practicado meditación o hayan profundizado en prácticas espirituales, que no hayan oído hablar de consciencia plena o, que, si lo han hecho, pensaran que era cosa de frikis y flipaos.
Yo me podría contar entre estos últimos cuando salí de mi casa hacia Santiago. Pero regresé siendo uno de esos buscadores empedernidos de ese estado permanente.
Caminar, caminar y caminar, con un horizonte nuevo cada amanecer, donde cuerpo y espíritu se unen a todo al ritmo del mantra crash, crash, crash que generan nuestros pasos. Inconscientemente cesa la mente y nos fundimos en el presente, en el que llegado el momento del "despertar" la mochila no pesa, las piernas gravitan sobre el camino sin nuestro impulso, y al hacernos conscientes de ello algo recorre nuestro ser. Pero enseguida se escapa, como el agua entre los dedos, y aunque queramos, no podemos retenerlo. Lloramos, es inevitable ¿Qué ha pasado?
Confusos seguimos caminando, buscamos en nuestra mente algún registro, recuerdo, aprendizaje, pero nada concuerda. La mente no puede explicarlo, no lo entiende. El yo murió durante esos instantes: ¿Horas? ¿Minutos? ¿Segundos?...no importa. Desde ese momento sabes que todo en lo que creías es falso, que nada es absoluto y que, el sentido de tu vida, que seguramente es lo que andabas buscando sin saberlo al cerrar la puerta de tu casa, se presenta ahora ante ti, limpio, eterno.
Pero el yo sigue ahí y es inevitable, nada podemos hacer sino convivir con él. Como inevitable es también la meta de nuestro Camino, y toca regresar. No es fácil la vuelta a la rutina, a nuestras comodidades, que ya no nos lo parecen tanto; a la familia, cuyo apego tal vez habíamos sobrevalorado, o tal vez infravalorado. Nada es como era. Lo valioso ya no lo es, lo que permanecía inadvertido adquiere curiosidad, lo que se ocultaba tras el ruido ahora se percibe claro, ya no eres el mismo, el yo sigue ahí, pero ahora lo sabes y lidias con él de tú a tú, sin dejarte manipular por él. Y de ahí su relación con la mente y con los estados alterados de los que iba esto.
Menudo tocho...lo dejo aquí porque empiezo y no acabo. Podréis entrever que es un poco autobiográfico, sin ánimo de dármelas de entendido, que ni lo soy ni lo pretendo.
Sorry, la culpa es de Xavi que me tira de la lengua.
Salud Indi,
Tenía ganas de un intercambio de sustancia y tentarte es fácil (ya verás como van cayendo Berto, Isidro... ). No conocí el foro en la post-pandemia, con lo que me perdí vuestras reflexiones.
Me identifico plenamente con tu comentario, y coincido con que la técnica sin más (llámale mindfullness, llámame X) no puede competir con la profundidad de sentido que aportan las Tradiciones. Por cierto, tu autobiografía se parece a la mía. ¿No serás yo?
Claro que soy tú, y tú eres yo y todos los demás
Qué ganas tengo de que empieces ya ese Camino que tienes por delante...¡lo que va a dar de sí!. Volveremos a hablar de esto, seguro.
En capilla y con mariposas en el estómago de los nervios, falta menos de dos meses. O igual son gases...
Gracias Xavier Riera Luna por tu aportación.
Muy buena explicación fundamentada de lo que sentimos y nos ocurre en el camino.
Tal vez tendrías también alguna para otro estado: cuando no podemos salir al camino y nos mantenemos con el recuerdo del que hicimos o de la esperanza de vover hacerlo.
Gracias nuevamente por tu aportación.
Salud y gracias Manolo solo,
hace un año dejé el tabaco y parecía un hamster cafeínico dando vueltas en su rueda: se llama síndrome de abstinencia. Al cabo de unos meses -pocos, la verdad- de volver del camino tengo las mismas sensaciones de desazón e inquietud, que se alivian maquinando la siguiente salida .
Hola a tod@s. Interesante aportación, interesante reflexión y muy interesantes las distintas contestaciones que van surgiendo en el hilo, cada una dentro de la perspectiva personal e intransferible del que la escribe.
Considero que cada persona, ante distintos retos, reacciona interior y exteriormente, en función de sus inquietudes, formación, educación e inmediatez personal.
Perdonar el ejemplo, pero es que cada uno debe de hablar de lo que conoce, y Penedo y yo, llevamos mucho tiempo caminando juntos, nos soportamos estoicamente, discutimos incluso, y como no queda otra, siempre llegamos a un entendimiento, porque nos conocemos pero que muy bien y ademas....es de obligado cumplimiento.
Cuando se va al Camino por primera vez, por una pérdida, como es mi caso, se va porque algo hay que hacer, la vida sigue y no queda otra que "tirar hacia adelante". Se llora, se afronta una realidad difícil y se centra uno en el caminar, más allá de pensamientos más o menos profundos, que sería lo de menos.
Cuando los años cicatrizan algunas heridas, que no los recuerdos, el planteamiento empieza a modificarse y lo que en un principio era "tirar hacia adelante", se convierte en algo más profundo, más arraigado a la inmediatez diaria, para volverse mucho más "real".
Una vez que ya se camina como "medio de vida", cuando la mente se pierde en pensamientos más allá de lo cotidiano, la soledad pasa a ser "Doña Sole" en su amplio espectro y lo que en un principio era un "porque si", pasa a ser un "..y si..?.
Estar con uno mismo es un ejercicio que necesita su tiempo y su madurez, no se puede pretender que un adolescente o un chaval o chavala, con pocos años, se plantee situaciones semánticas y dificultosas para su edad, solo los ya maduros, los que afrontamos la recta de salida, estamos en condiciones de ir un poco más allá y para eso, se necesita silencio, cierta paz interior, tranquilidad y un mucho de serenidad, y para encontrar todo lo anterior, nada mejor que la recta de Calzadilla, las rectas del Mozárabe y de La Plata, por citar las más conocidas.
Pasados estos estados mencionados, llega otro, en el que me encuentro, mucho más escéptico, más crítico conmigo mismo y menos con el prójimo, Los momentos de los "...y si..?, pasaron a mejor vida y llegan las disquisiciones más sorprendentes. Me estoy empezando a cansar, me estoy empezando a dar cuenta que debo caminar a pesar de que en el Camino cada vez me encuentre menos peregrinos, que no importa que la masificación y los derroteros que está siguiendo el Camino, que no es lo que más me gusta ni lo que más me atrae, y lo que anteriormente era una cuenta atrás interminable, pasa a ser, a día de hoy, un "que salga el sol por Antequera", como que me da igual.
Quizás los años, los muchos kilómetros caminados, los porqués y los mediantes, la vida misma o, ya puestos, esperar que se acerque el Invierno, para volver al origen, al Francés. El Puente de la Constitución es una buena fecha, pero no veo el calendario para ver lo que me queda de espera. Llegaréis, no lo dudéis.
Bo Camiño.
Madre mía Penedo... Otra vez que me dejas sin palabras.
Volviendo a la primera entrada de Xavier, yo creo que tiene relación con la repetición.
Desde muy antiguo la repetición ya sido una técnica utilizada para llegar a los (como bien se define) estados alterados
La oración (rosario), los derviches (vueltas y vueltas), la enseñanza en los monasterios budistas (leer en voz alta y repetir los textos), algunos ritmos repetitivos de percursion (religiones afrocaribeñas), etc.. .
¿Y en el Camino? Los pasos. Uno tras otro. Sin distracciones. Si es con ruido mejor (pistas agrícolas donde escuchas el ras ras de cada paso).
Fijaos que en las subidas y bajadas importantes no es posible esa alteración y en un paisaje boscoso, tampoco. Te distraes.
¿Cual es la maravilla del Camino? Que esa repetición es porque quieres. No hay ninguna norma
Una modestísima aportación
Saludos
Trance inducido por el sonido de tus propios pasos en la gravilla... Joder Antonio, te superas!
Desde hacía tiempo sentía la necesidad de un cambio en mi vida, una búsqueda de algo más profundo que no encontraba en mi vida cotidiana. Nada de nada con los logros habituales. Aunque experimentaba felicidad, sentía que no era una felicidad plena. No se trataba de iniciar otra carrera académica, ni de avanzar en mi trabajo, ni siquiera de viajar, aunque viajar siempre me había brindado satisfacción. Sin embargo, era un estado de ánimo que no lograba llenar completamente mi interior.
La maternidad fue una excepción, creando un oasis de significado que valía inmensamente la pena en mi vida. Durante muchos años, fue lo más satisfactorio, y lo sigue siendo, pero de una manera distinta ahora. Sentía que necesitaba explorar algo más profundo en mí misma, más allá de las alegrías y responsabilidades cotidianas.
Decidir emprender el Camino de Santiago por primera vez fue un verdadero despertar hacia mi interior. Me ofreció la claridad que necesitaba para comprender, al menos un poco, mi desazón continua. Sincronizar el ritmo de mis pasos con mi respiración me facilitó una concentración que me aisló del exterior, permitiéndome ver con claridad mental, o al menos eso quiero pensar, una reevaluación de mis valores y prioridades. Algo se rompió y algo surgió.
Aquí un inciso. El proceso, para todos, no es solo mental, sino también químico. Caminar largas distancias en soledad provoca que el organismo libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, reduciendo la producción de cortisol, la hormona del estrés, y estimulando el hipocampo, una parte del cerebro crucial para la memoria y el aprendizaje (esto no es mío, lo leí y corroboré con varios expertos). Estos cambios químicos mejoran el bienestar físico. Vaya, que es un “chute”, así de claro.
Ese primer Camino se convirtió en más que una peregrinación física; fue una travesía hacia el autodescubrimiento, una oportunidad de reevaluar lo que realmente importa y de encontrar una paz interior que había estado buscando. Entendí a mi regreso que el cambio que buscaba no estaba en el exterior, sino en mi propia capacidad de ver el mundo y mi lugar en él de manera diferente. Y sigue siendo así, cada vez.
Durante 3.. días preparo de nuevo esta reevaluación. Y cada año, a mi regreso, descubro que han sucedido cosas, que he pasado etapas distintas, que mis salidas al Camino ya no buscan lo mismo que al principio, ni tan solo con lo que descubrí en el viaje anterior, pero me satisfacen muchísimo más. No me importan los kilómetros que haga, ni el tiempo que haga, ni por supuesto el albergue. Lo que verdaderamente me importa es la experiencia de estar presente, de conectar con mi esencia redescubierta y de seguir encontrando un sentido en cada paso que doy.
Como alguno de vosotros aquí, ya voy de retirada. Por eso cada día cuenta mucho, pero veo solo ese día, o unos pocos días hacia delante, pero poco más. Valoro la simplicidad del momento presente, saboreando cada instante como único y especial. El Camino me ha enseñado a vivir así, inento que sea con plenitud, con gratitud por lo que tengo y lo que soy ahora.
Vaya “tocho”. La culpa de Xavi y de vosotros, y que hoy tengo un día de mucha “morriña” y que el hilo abierto te incita a participar.
Abrazo
Eso ha sido uno de los desnudos emocionales más intensos -y bonitos!- que he leído. Gracias.
Estados alterados de conciencia. ¿En serio? No ha estado mal para entretener una tarde de verano.
Supongo que nos referimos a experiencias que se apartan de lo normal, es decir de lo que suele tomarse como referencia, norma o habitual. Sin entrar en más valoraciones. ¿Éxtasis, alucinaciones, visiones, premoniciones, experiencias extracorporeas?
Para eso, estos días de agosto basta salir al balcón de mi casa a las cinco de la tarde. ¡Ay qué terribles cinco de la tarde! (gracias, Federico). En mi balcón, o en el Camino porqué no, el aire caliente hace que el mundo adquiera un textura etérea y trémula. Como si contempláramos cómo va subiendo un suflé estando dentro mismo del horno. Unos instantes antes de perder el conocimiento se te podrían venir las ideas más febriles y alocadas. Podríamos ver agua donde no la hay o un barco flotando sobre el mar más allá del horizonte. El hada Morgana suele gastar esas bromas, incluso en climas fríos. Según las inclinaciones de cada uno hasta podría sentirse en comunicación con el Cielo en el que haya elegido creer.
Dicen que, tal vez, podrían también alcanzarse mediante la ingestión de algunas sustancias (no daré pistas, que para eso ya está la internet), la hipnosis, una arenga de tu político favorito, un arrebato en un concierto multitudinario o la catarsis provocada por un partido de la selección (la que sea).
También podrían ser consecuencia del agotamiento, ayuno, deshidratación, insomnio o privación de sueño… Hosti! (léase cáspita o albricias), como algo de eso te pase mientras recorres la inolvidable recta de Calzadilla en según qué momento (como te haya tocado en la misma habitación del albergue en Carrión un camionero búlgaro disfrazado de peregrino, vas listo) seguro que acabas creyendo en la magia transformadora del Camino, aunque un médico te diagnostique un golpe de calor.
Si la ciencia ha querido explicar ese tipo de cosas, que han experimentado santos y místicos, por alteraciones químicas de sus cerebros y me pide que tenga fe en tales argumentos, no veo porqué no puedo prestar oídos a todos los abogados de la espiritualidad bien entendida y mejor intencionada.
Entonces, a ver, ¿quiero decir que no se nos altera el coco durante nuestras caminatas? Pues no tengo ni idea. Ni si ni no, sino todo lo contrario. Me apetece hoy hacer una aportación a lo galaico catalán (gracias, Pepe Rubianes). Y no porque sea yo gallego, sino por contestar a la gallega. O sea que, depende! Y tampoco porque haya dado la coincidencia de que naciera en esta esquina de Aquí, sino por aportar algo del seny que decimos, o dicen los crédulos, que tenemos por estos lares. A ver si consigo yo también uno de esos estados alterados o lo provoco en alguien. Por bajar el suflé, vamos.
En mi pobre experiencia reconozco que nunca me he encontrado en tales situaciones. Me he hecho preguntas. Pero no he encontrado respuestas. Me he reprochado cosas, pero luego he vuelto a lo mismo. No he apreciado cambios. Pero creo que me falta perspectiva. Porque últimamente ya no busco nada y ya no me hago preguntas. Creo que ya no busco porque creo que lo que no lleve dentro no lo voy a encontrar. Cuando empiezo a caminar es lo que comentaban por ahí arriba, antes de entrar dejen salir. Vaciar la mente y llenarla de silencio, ese es mi objeto. Entonces es posible ver y escuchar otras cosas. Pero no creo que eso sea un estado alterado de conciencia. Es solo centrar el foco.
Venga, que mañana es domingo y amenazan con que suben las temperaturas. La tarde será larga. ¿Alguien se anima a salir al balcón, a las cinco en punto de la tarde?
Saludos.
Pues he tenido dudas, Papa, no tenía claro si proponer un hilo sobre los estados alterados o preguntar por el clima en Tuy a mediados de agosto, pero he querido ir de original y se me ha ido de las manos...
Llamarlo conciencia alterada o centrar el foco es usar el lenguaje de maneras creativas para hablar de lo mismo... de vaciar la mente y llenarla de silencio...
Pues no estoy seguro que sea lo mismo. Al hablar de conciencia entiendo que se trata de la respuesta a percepciones que obtenemos de un entorno. Una conciencia alterada sería la respuesta a unos estímulos que no proceden de la percepción directa de los sentidos sino de agentes que la alteran. Por ejemplo una alucinación provocada por un psicotrópico o el éxtasis ante la visión del dios en el que crees.
Por centrar el foco entiendo atender a lo que puede percibirse conscientemente pero suele pasar desapercibido por exceso del ruido de dentro y de fuera. Una pequeña flor que por poco aplastas al caminar o las existencias con las que se comparte la vida y que, a fuerza de verlas siempre ahí se vuelven invisibles (puede servir para parejas, amigos, familiares, colegas de trabajo). Eso se consigue, diría yo, con relativa facilidad caminando en soledad. Alejándose de otras distracciones te puedes centrar en lo que a veces miras sin ver. En otros ámbitos también se alcanza con la práctica y entrenamiento (meditación, rezando el rosario o algún mantra budista, corriendo una maratón...). Pero no creo que se altere la conciencia, solo que se afina la percepción.
Yo tampoco estoy seguro de que sea lo mismo, pero por ahí andará. Llegados a un punto la cosa se afina y complica, y el vocabulario se queda corto para los que no somos poetas; ahí habría que entrar en disquisiciones metafísicas para las que no estoy preparado -es sabido que la metafísica es consecuencia de hallarse indispuesto, y yo me encuentro debuti...-. Me quedo con la sensación de plenitud y el silencio mental, sea lo que sea y se llame como se llame.
Salud!
Xavier, recojo el guante... Si de una cosa me he percatado en las largas caminatas es que el ser humano está hecho para caminar y hablar, igual que cualquier otro animal a su manera (léase desplazarse y comunicarse). Me atrevería a decir que el estado alterado de conciencia es el que adquirimos con los hábitos de vida sedentarios y solitarios en los que muchos estamos inmersos. Tengo la convicción de que somos los seres humanos más infelices desde el surgimiento del homo sapiens. ¿Ansiedad? ¿estrés? ¿depresión?... solo una sociedad patológica podría definir de alterado al estado de conciencia plena que requiere necesariamente cualquier animal para vivir en su medio natural. Ahora no nos morimos de una infección pero tenemos que pagar el precio de una vida languida y enfermiza. Fijaos hasta qué punto estamos confundidos que acabamos catalogando de 'alterado' lo que debería ser la norma. Perdonad... el pesimismo (¿realismo?) barroco del siglo de oro está corriendo por mis venas. Eso sí era sabiduria!!
Un saludo a todos!!
O la insoportable levedad del ser ...... peregrino
Salud Berto, ya tardabas...
Hoy estoy optimista e inasequible al desaliento, los paraísos no están perdidos, cada vez hay más personas que acceden a ellos, los encuentran, y de hecho lo que afirmo (entre líneas) es que el Camino es un marco idóneo, un espacio propicio para, sin tan siquiera intentarlo ni pretenderlo poder alcanzar éstos estados mentales (o centradas de foco...)
Salud!
Completamente de acuerdo Xavier!! El Camino es uno de esos pocos lugares donde hoy, en nuestra sociedad occidental, se puede ser plenamente humano.
Admiro tu entereza!! Que sepas que me llevarás en la mochila dándote ánimos en tu próxima salida al paraíso!!
El Camino como sustancia psicoactiva no perjudicial por supuesto, no asi el cornezuelo del centeno, peligroso.
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Supongo que, en la línea de lo que dice Penedo, hoy día me llevo mejor con mis propias pedradas mentales. Quizá fue mi primer camino el que le dio una “legitimidad poética” a ciertas derivas mías. Pero hace unos años me preocupaban estas “alteraciones”, y un día (quizá era una noche de verano con mucho calor, quizá era a la vuelta de una peregrinación, al re.encontrarme con el hormiguero automatizado que es mi ciudad), escribí los siguientes ripios en mi cuaderno de notas:
Está el monstruo con sus aspavientos, su negrura
Su desesperación y sus abismos.
Bueno…
No deja de ser
Una de las criaturas de Dios,
Y supongo que se podrá distribuir como las demás cosas
Libros, alfombras o perlas
En los mercados de la mañana.
“¿A cuánto están los Frankesteins hoy?”
Ahí detrás lo hemos dejado
Entre espasmos y aspavientos, gritando y sin control
¿Es Hulk, es el hombre lobo, es Pollock pintando como un chamán?
¿Es Robespierre, Jim Harrinson, Tarzán, King-kong, Mr. Hyde,
Es la pitia, Jack el destripador,
es el carnaval, la guerra, la revolución, el horno de hierro, la tormenta, el volcán, la selva?
… No somos cuarzo
Somos materia orgánica.
Se restriega el perro contra la acera
Se restriega el jabalí en el bosque frondoso
Se restriega el bolchevique
En las turbas de la revolución
Te restriegas tú ¡cabrón! en todo lo que huela a contracultura
Se restriega el ingeniero en una orgía
De matemáticas y alcantarillas.
Se restriega la columna vertebral, esa locaza
En los espasmos inconscientes de la noche.
Se restriega en palabras el romántico
Imitando las raíces de los árboles
O las nubes que van a explotar.
Se restriega Hitler gritando en la radio
Se restriega mi amigo Carlos, zampándose una tarta de chocolate
Fuera de horas.
Locura
Agitación
Descontextuación
Falta de previsibilidad
Marginación
Miedo y agresividad.
… pero ¿Y qué hay de la masa social silente?
¿Es que acaso actua con serenidad, armonía, prudencia, lucidez?
¿Germania no será siempre loca para la latinidad?
¿No lo será Norteamérica para Europa?
¿No lo será el mundo moderno para el Ancien Regime?
¿No lo serán los cristianos para el mundo clásico?
¿No lo será el hombre para el burro, y el burro para la piedra?
A lo que parece
Hay que aparentar cierta templanza
Ser discreto
Y endilgar la salida de tiesto
A cualquier otra cosa, sea tormenta, guerra, extranjero
Y uno, dos, tres, carabimbomba!
Sin que apenas lo perciban
Dar un paso en tu dirección.
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Ese monstruo, ese Frankenstein... Cuando lo identificas y te reconoces, y llegas a un pacto de no agresión y cada uno se maneja en su ámbito ¡qué placidez, qué paz! Deja de ser un monstruo cabrón para ser tu colega en la sombra.
Estás hecho un monstruo... literario! Gracias por compartirlo.
Os""""ti"'''as....en pleno mes de agosto....sin poder de réplica..... Ésto lo leo en "ruta"... ahora me matas....hasta octubre quedan muchos días y mi mente no aguanta tanto.
Sólo pienso una cosa
Camino.... llévame
Octubre? Eso está aquí mismo, ves calentando...!!!
Hola a todos,
He entrado en este hilo atraída por su título, quedando atrapada en él por el interés que ha despertado en mí cada una de vuestras intervenciones.
Nada puedo aportar yo en relación al tema del hilo, porque para mí el estado alterado de la conciencia va unido por experiencia personal a dolor y sufrimiento, a ingresos y medicación. A vacío. No logro vincularlo con vivencias de tipo místico o con percepciones de elevación y vislumbres no terrenales.
En el Camino, en las interminables rectas y en otros tramos, yo cuento pasos. Y a los pasos les pongo melodías que tarareo en silencio. Así que para mí largas rectas, sofocantes calores o pedregosas cuestas son entornos donde imagino músicas que acompaño siempre con la suave percusión de mis pasos.
También me fijo en cosas insignificantes, que en realidad no lo son. Lo invisible está en lo visible, y nada invisible es insignificante. Me siento muy bien percibiendo el entorno con nitidez, porque siento que estoy también cerca de lo que no capto.
A veces me agacho, y toco suavemente cosas que los ojos sólo pueden ver. Y ahí están, tangibles y sin desvanecerse, reales para mí y para todos, creadas de una forma incomprensible que me llena de esperanzas.
Son para mí esas pequeñas grandes cosas de los caminos, cuando nada altera mi conciencia, como regalos que no se ocultan ni exigen éxtasis difíciles de alcanzar.
Lo que es y está ahí, lo que puedo percibir yo y al mismo tiempo pueden percibir otros me infunde mucha alegría. La Creación anima mis pasos. Pienso que tal vez sea así porque, con la conciencia alterada, he sentido siempre desolación y miedo, nunca la plenitud o la claridad mental que otros sí manifiestan.
Las cosas pequeñas me hablan de las grandes, y las grandes de las pequeñas. En lo que veo intuyo lo que no veo, aún cuando no se revele nunca a mis sentidos.
Yo deseo caminar sin que se altere mi mente, sanamente, y descansar después en sencillas rutinas llevadas a cabo con pasión. Lo que se juzga a veces como pesada cadena o como fuente de hastío, acaba siendo llorado cuando se pierde.
Ma Teresa, una vez más tu comentario me transmite la misma sensación de equilibrio y sosiego que todas tus intervenciones me causan. Leerte es como si el Camino en el que yo pienso escribiese líneas a través de tí. De algún modo pareces estar siempre en el Camino, o el Camino estarlo en tí, y te expresas de forma cercana, comprensible, para que podamos entenderte otros y sentirte cerca.
El día a día de la gente buena, y pienso ahora también en Koro y en las personas que le han ido acogiendo y acercándose a ella, es la luz que necesita mi conciencia y el ejemplo que necesitan mis manos para impulsarme a vivir.
Gracias.
El ser humano es complejo, con intereses y motivaciones diferentes. No todos sentimos lo mismo ni buscamos las mismas cosas y, para más complejidad, nuestras prioridades pueden cambiar según las circunstancias en que nos encontramos en distintos momentos de la vida.
En mi caso, sentí que muchas de las respuestas que buscaba estaban cerca de mí, pero no podía verlas ni entenderlas. Me costaba aceptarlas. Lo que realmente me ayudó fue vivir una experiencia de introspección, donde tuve la oportunidad de estar sola y tranquila, sin ruido en mi cabeza y sin obligaciones del día a día.
La soledad y la tranquilidad para trocear esas inquietudes y problemas, buscar soluciones o tomar decisiones de aquello que no quería a mi lado, o no lo quería pero tenia que aceptarlo o lo que sí era realmente importante y no quería perderlo. Tiempo para pensar sin distracciones. Cada día, una nueva oportunidad para clarear/clarificar el estado de ánimo.
No siempre hay que buscar lejos para encontrar lo que es importante. Las respuestas suelen estar más cerca de lo que pensamos, en nuestro entorno y en los pequeños detalles que muchas veces pasamos por alto. Necesitamos abrir los ojos, el corazón y la mente para ver y aceptar. ¡Y escuchar,……!
Como bien dices, las pequeñas cosas nos dan pistas importantes sobre lo que realmente importa en la vida. A menudo, es en esos detalles donde está lo que nos hace felices y da sosiego.
Y aplicar sentido común. Aquel refrán tan manido de “no hagas a los demás lo que no quieres para ti”.
Abrazo
PS: vamos Xavi!! que este hilo tuyo da mucho juego para muchos foreros que están preparando su proxima salida pero todavía no llega..... Aun quedan algunos por acudir aqui.
¿Porque engancha tanto el camino? El Camino no suele dejar a casi nadie indiferente.
Se habla de experimentar estados o sensaciones de irrealidad o de conciencia alterada, de eliminar los pensamientos invasivos del día a día de unas vidas ciudadanas, de mecanismos biológicos que en lugar de explicar lo que hacen es llevar la incógnita a otro nivel pero igual de falta de explicación. Las endorfinas del ejercicio explican algo de la adicción, pero no todo ni mucho menos. Son muchos los que experimentan algo más que una pura adicción química. La consciencia plena se puede conseguir en momentos de gracia, como muchos deportistas han relatado. El estado de flujo en el que todas las acciones, movimientos o pensamientos están indisolublemente unidos con la acción (Csikszentmihalyi), y que incluyen un control de la atención elevado. También se había de necesidad de volver al Camino, incluso de obsesión con pensamientos invasivos y de la pérdida del estado anterior al Camino en la vida civil. Gente que ya no puede vivir una vida plena si no están en el camino.
Perdonad el atrevimiento, pero a mí me parece que ese enganche al camino no está basado principalmente en ese tipo de experiencias, aunque todo pueda coadyuvar. La explicación que me doy a mí mismo de mi devoción y amor por el camino es que, simplemente el camino me conecta con la esencia de mi naturaleza como ser humano. Según Ockham y su famosa navaja, en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable. Creo que cuando estamos en el camino estamos viviendo de la manera en que la evolución biológica nos modeló y ese reconocernos en nuestra naturaleza más íntima y auténtica es lo que nos genera esa sensación e plenitud cuando estamos en él. La evolución se produjo en un periodo de tiempo que nuestras mentes no pueden ni imaginarse. Nos fabricó para una serie de tareas concretas que nos hicieron sobrevivir, pero (siempre hay un pero) se le fue la mano con nuestra capacidad para la cultura y los inventos y descubrimos la agricultura hace unos 10.000 años (una miseria de tiempo en biología) y desde entonces hemos ido en contra de esa naturaleza. Dicho así no es muy convincente de manera que me voy a explicar.
Hace unos 40.000 años, lo humanos ya eramos prácticamente iguales a como somos ahora. No hay constancia de que hayamos evolucionado de manera biológica. La naturaleza usa periodos mucho más largos para producir las mutaciones que generan cambios en una especie y además, no ha habido cambios en el medio que hayan hecho necesario cambiar esa genética. ¿Como sobrevivimos un par de millones de años antes los homininos y en los 30.000 años de existencia de nuestra especie? Pues éramos unos monos que caminábamos erguidos y que cazábamos y recolectábamos en pequeños grupos. Como no teníamos ni garras ni colmillos pero sí capacidad de resistencia, manos prensiles y imaginación desarrollamos otras capacidades. Teníamos un gran conocimiento y del entorno en el que nos teníamos que orientar y de la naturaleza y sus ciclos, de manera que nos pasábamos el tiempo caminando para acompasarnos a los tiempos de recolección y de movimientos de los animales. Usamos herramientas que nos permitían cazar y recolectar, defendernos de los predadores gracias a ellas y nuestro sentido grupal. Los recorridos eran largos por el clima en según que latitudes al estilo de los que hacen los pastores con sus ganados trashumantes. Lo que le pedíamos a la vida era encontrar el sustento y compartir con los nuestros el dia a dia. Había pocos nacimientos porque los niños tenían que ser transportados por sus progenitores hasta los 4 años, edad en la que ya podían caminar solos (recordad que los niños son incansables a esas edades, lo cuál es una adaptación evolutiva) y por eso las madres no los destetaban hasta esa edad en que volvían a ser fértiles para engendrar otra criatura. El grupo era pequeño para poder entenderse y alimentarse, pero no tanto que no permitiese la caza conjunta de piezas grandes. El mecanismo de las endorfinas con el ejercicio es otra adaptación biológica para poder perseguir presas durante mucho tiempo, y la capacidad de atención es básica para cazar. Todas las personas del grupo eran valiosas y todas aportaban algo necesario. Por lo que sabemos de las culturas cazadoras recolectoras actuales, la condición física de esas gentes es muy buena y su nivel de felicidad alto en sus culturas. Resumiendo, su vida era levantarse, empezar a caminar, buscar comida y encontrar un lugar en el que descansar y compartir momentos con su grupo en el que todos eran iguales y que para ellos lo era todo. Ser valiosas y aportar al grupo era la máxima aspiración de cada componente. Cada grupo tenía su zona de influencia y caza que era muy amplia para poder garantizarles el sustento. Grupos pequeños en movimiento a través de grandes extensiones de terreno.
Pero llegó la agricultura y con ella aparecieron el sedentarismo y los excedentes de grano que posibilitaron un aumento enorme de los grupos y las poblaciones. Los listos que se quedaron con el excedente contrataron a algunos para vigilarlo y que no se lo quitasen y se hicieron los jefes para asegurar la existencia frente a grupos extraños que les pudiesen quitar esos privilegios. La sociedad se estratificó y ya nada volvió a ser igual. Desde entonces, unos son más que otros muchos que tienen que contribuir a que esos se sientan mejores. No os molesto con la evolución cultural tan salvaje que se ha producido desde entonces, recuerdo que ha sido en tan sólo unos 10-12.000 años. Sólo apunto que progresivamente, los inventos y la industrialización han ido en el sentido de alejarnos cada vez más de aquel modo de vida ancestral. Ya nadie anda si puede comprarse aunque sea un patinete, nadie se adentra en la naturaleza ni comprende sus mecanismos más allá de la bandeja de plástico del supermercado, y nadie habla con los demás, ni siquiera en casa si tiene a su disposición un móvil o un ordenador.
Una de las pocas actividades que nos retrotraen al pasado es el deporte y la actividad física, por el ejercicio que incluye y la identificación con un grupo en el que es más importante socialmente lo que eres capaz de hacer que cuantos granos-dineros tienes. Aunque eso ya se está perdiendo últimamente también y hasta los Juegos Olímpicos se han convertido en un espectáculo basado en el dinero. La gente hace deporte y ejerció a pesar de que cansa y no produce otros bienes.
Nuestra evolución desde ese momento de descubrimiento de la agricultura ha sido puramente cultural, ha cambiado nuestro entorno, nuestra sociedad, nuestras vidas de manera que no se parecen en nada a nuestra naturaleza biológica; a aquello para lo que evolucionamos.
Siguiendo con el razonamiento que he empezado a bosquejar, ir al camino es lo más parecido que podemos hacer a aquel estilo de vida ancestral que tan bien se ajusta a nuestra naturaleza. Caminar en el medio natural (¡super importante!), con lo imprescindible para sobrevivir, ocuparnos de llegar donde podemos comer y y descansar, estar arropados por un grupo pequeño de gente que comparte nuestro destino (por eso establecemos relaciones satisfactorias y nos molestan las multitudes, los turigrinos y los jetagrinos), y vivir todo eso de acuerdo con lo que la naturaleza nos depara cada día. Puede parecer poco, pero creo que es lo que realmente nos da la paz y nos reconcilia con nuestra existencia. Una vez descubierto y experimentado, volver al estilo de vida actual se nos antoja absurdo y poco placentero porque hemos “recordado” que nuestra naturaleza es otra.
Ahí lo dejo. Buen Camino.
Imposible explicarlo mejor. Gracias.
Gracias a tí por leerlo. Buen Camino
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...pero llegó la agricultura...
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Nómadas, hasta que llegó la agricultura
Sí, y depués muchos hombres han sentido ese "imperativo trashumante". Si no has leído a Bruce Chatwin, a lo mejor te gusta.
Buen Camino
Los albergues de peregrinos como estancias de paso de clanes de Homo Viator compartiendo comida y refugio... No sé si es la imagen que querías transmitir, pero es la que se me ha metido en la cabeza.
Comparto la idea del desfase entre evolución biológica y cultural; los problemas del sobreestrés y su gestión (ansiedad, depresión, somatizaciones varias) surgen de esa incoherencia.
En mi entorno no hay nadie a quien le apasione el Camino. A algunos ni siquiera les gusta caminar. Los que lo han hecho no han vuelto ni quieren volver. Lo visto, visto está, dicen. Son gente muy práctica y muy racional, todo hay que decirlo. Y sin embargo también son seres humanos, y supongo que la biología les habrá hecho seguir la misma línea evolutiva que a todos, es decir, que deberían tener esas tendencias de cazadores - recolectores que explica la ciencia.
Todos ellos viven en la ciudad sin que les parezca un lugar gris, asfixiante o fruto de errores nuestros como humanidad. Están a gusto. No lo fingen. Son felices. Viven, trabajan y se relacionan satisfactoriamente. No necesitan el Camino ni nada de lo que pudieron tal vez necesitar nuestros ancestros en medio de la Naturaleza. Sus gustos y sus sueños parecen muy diferentes.
Les observo y me parecen más unidos a algo futuro que a lo ya pasado, como si viniesen de allí y no de evoluciones biológicas deterministas o de lejanos hechos históricos.
Así que esas explicaciones de aspecto lógico y bien fundamentadas no las llego a entiender. No explican ni lo que veo en mi entorno ni lo que siento en mí. Sí que me parecen curiosas e interesantes, eso sí. Y mucho. Gracias.
Buena observación, landante. Si respondieramos a algún tam tam atávico la saturación no se limitaría a los caminos a Santiago ni a sus últimos cien kilómetros, estarían petadas todas las rutas, fueran los caminos naturales que promueve el gobierno, los de gran, medio o gran recorrido, las cañadas ganaderas, o los caminos de ronda. Todo el mundo se echaria a los caminos en pos de la llamada ancestral. Pero en general se tiende al apoltronamiento en una aplicación algo tosca de la ley de la conservación de e energía que podría formularse de forma coloquial como si hay que ir se va, pero ¿ir pa na? Me parece que cualquier ser vivo atiende a otra ley inscrita en los genes, la del mínimo esfuerzo.
Hacer el camino no es práctico. Ni pensar de más, ni hacerse preguntas sin respuesta. L@s que somos poco práctic@s tenemos nuestra función en el grupo, somos elementos peculiares, cuotas marginales, notas disonantes o versos libres, según se mire, pero pasada la adolescencia te va dando cada vez más igual hasta llegar a la indiferencia del criterio grupal, cada uno es como es y el comportamiento gregario está bien para las sardinas o las bandadas de estorninos, l@s human@s tenemos otras posibilidades -y libre albedrío!-
Salud Landante, es un gusto leerte