¿Equipo? ¿Qué equipo?

Como introducción, debo decir que he recorrido el Camino de Santiago en varias ocasiones, tanto el Frances desde Roncesvalles como buena parte del del Norte y del Portugués desde Oporto. La primera vez que lo hicimos, pues siempre me ha acompañado mi mujer, dedicamos mucho tiempo a prepararnos e informarnos sobre el equipo adecuado; calzado, mochilas, ropa, accesorios y todo lo que se nos ocurrió o leímos en blogs como éste que era necesario o al menos conveniente.  A final, aparte de cosas útiles, cargamos innecesariamente con varias que puedes encontrar en casi cualquier Súper o Farmacia. Pero no tuvimos en cuenta otras

Tras unos cuantos recorridos, he llegado a concluir que todo ese estudio, importante desde luego, no nos preparó para muchos aspectos de la realidad cotidiana de los alojamientos y comprobar que, si fuese posible, modificaría mis prioridades acerca de lo que debería llevar en un viaje como ésos y lo que no.

Debo comentar que mi experiencia se refiere al Camino en sí y a los Hostales y Hoteles que hemos visitado. No he realizado ningún comentario sobre albergues, por la sencilla razón de que no los hemos utilizado. Algunos sé que están muy bien, pero preferimos usar hoteles rurales o los establecimientos mixtos.   De todos modos, me extrañaría que algunas observaciones no fuesen también extensivas a ellos.  Y soy consciente de que lo que voy a explicar se puede considerar el punto de vista de un friki, pero… Es lo que hay.

Como puede verse, El Camino de Santiago no es la Riviera. Y no queda otra que adaptarse a lo que hay.  Y al grano: En lo que respecta a los alojamientos, hay que señalar dos cosas casi generales en los hoteles y hostales que visitamos. Primera, salvo excepciones, el personal fue atento y muy amable. Y segunda, las habitaciones, habitualmente eran algo especiales. Y los baños casi siempre fueron …. digamos…  complicados.  Es cierto que hubo excelentes excepciones. Pero por lo general, fueron “originales”.

Al que no le fallaba una cosa, le faltaba otra. Casi todas las bañeras o platos de ducha resbalaban. Siempre había algo flojo. Las alcachofas de los baños también tienen lo suyo. He visto más variedad que en la exposición de Leroy Merlín. Recuerdo uno, en otro viaje, que tenía una cabina de ducha tan estrecha que no pude agacharme para coger una cosa que se me cayó. Porque por supuesto, no tenía estante alguno. En cuanto a las luces, pues por lo general, “mejorables”. Y unos cuantos detalles simpáticos más.

Por eso, al final, si pudiese, viajaría con una serie de objetos casi imprescindibles, a saber:

1 herramienta Leatherman Wave o Charge. Una de esas, seguro.

1 alcachofa de ducha personal, como la de casa, para poder sustituir temporalmente la del hotel. (Con la mordaza de la herramienta Leatherman)

3 o 4 margaritas o patos de goma antideslizantes para el fondo de la bañera. Créanme, son muy útiles.

1 bombilla de led de rosca edison estandar, de al menos 60W (equivalentes). Son muy pequeñas y caben en cualquier parte.

1 tapón para el lavabo, pero de los que se adaptan a varias medidas. Porque, ¿Quién no ha tenido que lavar unos calcetines o una camiseta y ha visto que no había forma de llenar el lavabo?

1 rollo pequeño de cinta americana, el de 2” de ancho. Se puede dividir por la mitad, cosa útil.

1 cuña de madera. Nunca se sabe cuándo hay que fijar una puerta.

1 pala matamoscas plegable.

1 gancho con ventosa. Mínimo. A veces hay que colgar más de una toalla en el baño, y en muchos hoteles de diseño, sólo tienen un colgador.  (En los que no son de diseño, también, pero se les puede perdonar). Inlcuso los hay que no tienen ninguno. (Aconsejo los de Ikea)

2 destornilladores, un Pozi Drive y otro Phillips, preferentemente del 2. Nunca se sabe lo que tendrás que apretar. (La Leatherman Wave los tiene, además de una tijera).

15 metros de cabo marino inelástico de 6 mm. Puedes necesitar improvisar un tendedero (O cualquier otra cosa, de verdad).

1 bote de insecticida EFICAZ. Si se encuentra uno que se llama ZUM, ese. Los ecológicos no matan a las moscas de los hoteles.

Hay alguna cosa más, pero no conviene abusar. Por ejemplo, una de esas luces de noche con pinta de fantasma que se ponen en las habitaciones de los niños. Si duermes solo no hace falta, pero si no, tu pareja agradecerá no despertarse cuando te levantes para ir al baño y al dar la luz, se enciendan unas que parecen las de un campo de fútbol.  En cualquier caso, hace años que no salgo de excursión sin llevar en la mochila la Leatherman y el cabo. Y un sacacorchos, por supuesto.

Pero lo que sí creo imprescindible, o al menos, muy útil, son los topes de goma para los bastones. Por lo que yo sé, éstos sirven para ayudar en la marcha, no para repiquetear contra las piedras y hacer ruido por las calzadas. Hay unos con forma de seta que venden en Amazon y que van pero que muy bien.

Y de verdad, he corrido más riesgo de romperme la crisma en los baños de los hoteles que en todos los km de Camino. En uno de ellos (Y no diré en que hotel por si acaso) entré en el baño con mucho cuidado, a pesar de ello, resbalé y pude cogerme a la barra de seguridad de la bañera, que, por cierto, estaba medio arrancada de la pared. No pude evitar mirar los bordes de la bañera, por si todavía se veían restos de los sesos del huésped anterior. Y eso en seco, en mojado, era para ducharse sentado, por si acaso.

Ahora bien, insisto en honor a la verdad. El personal de los alojamientos, salvo un par de excepciones, era dispuesto, atento y amable. A veces no muy eficiente, pero siempre amable. Ya sé que parece un contrasentido, pero fue así. Y eso ayudó mucho.

Gracias por la atención y buen camino

Fernando Z.