Cheles es un pueblecito de las tierras rayanas extremeñas, en los aledaños del Guadiana (ahora, Alqueva) fronterizo. Cheles no cae de paso hacia ninguna parte, así que hay que ir de propósito; uno sólo va allí, si acaso, a su playa fluvial (de las pocas que tiene bandera azul) o a su festiva matanza popular anual.

De Cheles es Luis Troca de Castro, veterano caminante/peregrino. El chelero Luis Troca de Castro pateó, en solitario y a la antigua usanza, múltiples caminos jacobeos. E incluso se lanzó a la aventura de abrir un nuevo camino entre Cheles y Lisboa, aunque en Alcacer do Sal se acabó frustrando su empeño, porque se conjugaron la desidia de las autoridades lusas con los elementos adversos.

Y en Cheles, Luis Troca hizo de la fachada de su casa su peculiar y sentido homenaje al Camino, que enseña con orgullo, desentrañando los múltiples detalles en ella plasmados, a todos los forasteros que por allí se acercan.

Merece la pena ir a Cheles, pues, a conocer al generoso Luis y su casa, a echar una buena plática con él y disfrutar de sus historias del Camino, estampadas en bruñido y colorido azulejo.