El día comenzó con un lugar impresionante en el que estábamos acampando. El cielo estaba cubierto de nubes, pero estaba pintado con hermosos colores del amanecer. Ayer nos quedamos dormidos por el sonido del océano y las canciones monótonas de zucades. Eso fue muy calmante. 

Dormimos muy bien, fue una noche muy tranquila, incluso se puede decir calor porque no había viento. El día prometió ser nublado y más frío que el resto de los días que nos alegramos de ver porque caminar bajo el sol se cansa. 

Así que tomamos nuestro desayuno y salimos para buscar la ruta oficial del Camino que iba más lejos del océano. Y este camino de 5 km que tomamos probablemente fue el más pintoresco hasta ahora. Definitivamente fue un desafío, pero pudimos ver las enormes rocas con los poros, los abruptos acantilados, el refugio de montaña con los columpios e incluso el pájaro condor que ni siquiera sabíamos que vivía allí. Así que disfrutamos mucho esta parte y decidimos que aprovecharíamos estas oportunidades para alejarnos de la ruta oficial cuando podamos. 

Salimos a la carretera del coche y, en su lugar, seguimos la ruta GR que iba paralela. Así que realmente no perdimos nada. 
Nos estábamos acercando a la ciudad de Pasaia y sabíamos que teníamos que tomar el bote para cruzar el puerto del canal. Así lo hicimos y resultó no ser más de 40 seg. viaje. Ni siquiera tuvimos tiempo de darnos cuenta de lo que era. El pueblo en sí parecía una ciudad portuaria muy antigua con una arquitectura particular muy diferente de lo que verías en el mar Mediterráneo.

 Luego tomamos la dirección opuesta a los indicadores del Camino y nos dirigimos directamente a la ciudad de San Sebastián porque ya perdimos bastante tiempo en las montañas y aún teníamos muchas cosas que hacer. Fue una caminata bastante larga y lamentamos no haber tomado el autobús a nuestro destino necesario. En la ciudad, todas las iglesias estaban cerradas por alguna razón, así que no pusimos un sello en nuestra credencial de peregrino con la esperanza de que en las otras aldeas más pequeñas en el camino lo compensemos. Aunque no revisamos la oficina de turismo, probablemente ellos también lo hacen. También compramos algo de comida como de costumbre para la preparación de la cena-desayuno. 

El último tramo del día fue de 8,5 km y probablemente fueron los más difíciles porque ya estábamos cansados ​​de la ciudad, es ruidoso, con muchedumbre y un clima extremadamente caluroso, pero tuvimos que reunir todos los poderes que quedaban y hacerlo hasta nuestro lugar de campamento. 

La ciudad de San Sebastián resultó ser una ciudad muy grande e incluso nos recordó un poco a la otra ciudad española de Barcelona, ​​donde habíamos vivido durante los 3 años anteriores. Pero, por supuesto, tiene su propia especialidad y sensación. 
Era casi imposible, pero nos las arreglamos para llegar a nuestro sitio de campamento y todo lo que queríamos era tomar una ducha y dormir lo más que pudiéramos. Y así lo hicimos.

Mire el video completo aquí: https://youtu.be/aWsOlpemtkE
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