Papadopou
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Ideas peregrinas en un Camino desde Almería

El peregrino accidental a veces acude al Camino y este ni siquiera le mancha. Al regresar a casa no le ha dejado huella, o casi.  Como si un impermeable cubriera todos los resquicios y la lluvia fina no consiguiera penetrar. Ni el agua ni nadie. Insistirá en futuras ocasiones, deseando que la perseverante lluvia finalmente consiga calarle el ánimo.

Otras veces trae de su casa la cicatriz bermeja de alguna herida que necesita restañar.  Es una flor roja de ida y vuelta que el tiempo no acaba de curar. La brecha nunca termina de cerrarse porque atraviesa su memoria y alcanza lo más profundo de su carne.

Pero puede suceder también que la aflicción le alcance en el propio Camino. Si en lugar de una leve llovizna le sorprendió un intenso chaparrón y, desprevenido, había dejado abiertas las puertas y ventanas de par en par, el  viento soplará por las entretelas de su alma y amenazará con arrancar los porticones, sacudiéndolo todo  y dejándolo hecho jirones bajo el aguacero.  Cuando vuelva a casa lo hará con otra llaga palpitante.

Le pesa la falta de habilidad para lidiar con la cercanía de los demás. Se siente torpe, siempre pidiendo perdón. Resulta más sencillo caminar apartado, por los márgenes. Siente nostalgia de una vida que no duela. Los mismos lazos que en el cielo atan los planetas entre si en un encaje armonioso, tiran  y luego le repelen cuando alguien se aproxima. ¿Dónde podrá oír la música de las esferas y que la angustia desaparezca?  Eso debe ser la felicidad, un equilibrio tranquilo. Pero nunca termina de irse esa pesadumbre. No del todo. Siempre queda un rastro. La tirantez del hilo rojo que te une a alguien que quizá ni siquiera te ve. Porque la felicidad no existe. Porque la vida duele. Te duele para que sientas, si no no sería vida. Si no habrá que conformarse con la tranquilidad. Con una vida tranquila, una vida razonablemente infeliz.

Era por la noche. No podía dormir. O tal vez si pude, no estoy seguro. No sabía qué hora era. En esa oscuridad me veía caminando. En ese silencio oía la repetición de un oratorio que marcaba la cadencia de mis pasos. Om mani padme hum. Un paso tras otro. Ommmm. La vibración del mantra lleva más lejos que los pies. Paciencia. Constancia. Respirar, profundamente. Ommmm.

Sentía el mundo girar, las vueltas sin fin del derviche en el dhikr, recitando los cien menos uno nombres de Al-lah, anhelando que el trance le mostrara el centésimo nombre de Dios,  el que solo conocen los iluminados.  Desconectar de uno mismo para conectar con uno mismo, con el universo del que se forma parte. El Logos, el Verbo, la inteligencia universal que se expresa en la realidad, sea eso lo que sea. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Om mani padme hum. 

Ha cambiado el ritmo de la  letanía y se acelera levemente. Mis dedos desgranan una sarta de cuentas que no llevo entre las manos. Angelus Domini nuntiavit Mariae… yo también seré según su Palabra.  Porque es la Palabra que crea y sin ella no existo. Entonces la Palabra se expresó: “Hágase la Luz”.  Y a través de esa luz se abrió paso la idea. ¡Levántate y camina!

En la oscuridad abrí los ojos. Ya no oía mis pasos, ni los giros, ni las letanías.  Estaba a punto de salir el sol y a mis oídos llegaba un eco lejano.

El almuédano entonaba el takbir al principio de la llamada a la oración de la mañana:  Allahu akbar,  Allahu akbar, Allahu akbar ….

Dudé de dónde estaba. Pero era mi casa. Todavía estaba metido en la cama, debajo del edredón, inmóvil. Esperaba la hora de despertar, de volver a los caminos otra vez. Para ir más lejos. Ultreia. Escapar brevemente del circulo de nacimiento y muerte, de amanecer y ocaso. Más allá del Samsara. Para existir, en armonía si fuera posible.  

Volé a Almería temprano. No me fijé si el avión llegó con retraso o llegó pronto. Yo no llegué tarde porque no tenía nada que hacer hasta que muriera ese día y volviera a renacer a la mañana siguiente. 

Buenos días y muchas gracias.

carapau
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Buen camino ! 

Papadopou
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Gracias, Carapau.

Isidro García
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 ¡Joder!

Hay que atarse los machos porque nos esperan textos que serán jornadas, jornadas que serán vida. Vida intensa, vida que será gloria, vida que será dolor. 

 Hay que atarse los machos porque no podemos dejar escapar una palabra si queremos entender todo.

 Estamos listos Papá. Nos hemos atado los machos y comenzamos tu Camino.

 Gracias por tus palabras.

 Ultreia. Siempre Ultreia 

Papadopou
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Que altas expectativas. Por favor, vas a hacer que coja vértigo. Pero esta vez no me van a doler ni los pies y eso que las botas son 'noves de trinca' como decimos en catalán. Miedo me da!  Saludos. 

Blenques
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Papadopou, las musas te acompañan. Buen Camino tengas.

Papadopou
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Amen! (gracias).

Xavier Riera Luna
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Leerte es un gustazo, hay que ponerse el babero para no dejarlo todo perdido, y ahora recorreremos el mozárabe colgados en tu mochila y disfrutando tus crónicas, vienen buenos días para el foro y el museo Gronze!

Que lo goces, buen camino!

Papadopou
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Solo vamos unos dias, hasta Granada. Muchas gracias, pero déjate de baberos por favor . Eso si, si te subes a la mochila ponte el cinturon de seguridad no nos vayan a multar laugh

JSMartos
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¡No me digas, Papa, que estás por mi tierra! Te seguiré "pegado a tu mochila" y esperando tus crónicas cuando a bien tengas publicarlas.

¡¡¡Ultreia!!!

Papadopou
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Hombre, no sabía que era tu tierra, pero parece que si. Hala, parriba también. Saludos. 

JSMartos
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Sí, soy de la parte del Poniente de Almería. De haber sabido que estabas por aquí nos hubiéramos visto. Un abrazo.

Ma Teresa
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Deja espacio tambien para mi, por favor!!!!.  Que tengas un BuenCamino y disfrutes. 

Abrazo 

Papadopou
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Venga, MaTeresa, agarrate que nos vamos. Uy qué gracia, me estoy acordando de Gurruchaga y su Viaje con nosotros tariro tari ... laugh

Indi
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Conociendo tu afición a escribir a tiro pasado seguro que a estas horas ya estarás descansando después de tu primera etapa. 

Me da que tampoco vas a estar solo esta vez, tengo una red de espionaje montada a tu alrededor wink

Como dice Isidro, agarrémonos los machos, que viene un diciembre movidito. Menudo regalazo disfrutar de tus ideas peregrinas, y en el Camino de los sentidos, nada más y nada menos. heart

Ultreia!!!

Papadopou
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Red de espionaje? Ya me explicarás quien ha sido el topo. Esto de la www y de la @  y demás parece muy grande pero es como un pueblo chico, todo se acaba sabiendo.

Bueno vamos a ver cómo sale?

Despegamos ... cheeky

Papadopou
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Era domingo, 3 de diciembre (es todavía, aunque no le queda mucho).

Fue ayer.  ¿Busca usted algo? El hombre,  que llevaba su pan bajo el brazo aunque no tenia pinta de haber nacido ayer, debió verme despistado mirando el teléfono y con la mochila colgada a la espalda. Pues si, estaría bien poder encontrar un sitio para desayunar. Aunque no era eso lo que estaba mirando en el teléfono. En realidad estaba buscando la ubicación que me había enviado la hospitalera. Pues ahí detrás, en la plaza, hay un par de bares que hacen muy buenos churros, mejores probablemente los del segundo que encontrará según se acerque desde aquí. Le di las gracias y me fui para allí. La terraza estaba de bote en bote pero encontré un hueco libre. En la mesa de al lado varios niños coreaban divertidos, picando en la mesa con sus manos: “Queremos churros, queremos churros”,  ante la impotencia de sus padres y la desesperación del camarero. Por poco me arranco a cantar con ellos mientras esperaba también unos churros que llegaron cuando casi se había enfriado el café. Pero pude desayunarme unas porras aunque no fuera domingo.

Al final encontré a la hospitalera, encontré el albergue (que era su propia casa) y, para llenar mis horas, di vueltas y más vueltas por la ciudad desconocida.  Como si fuera una vieja amiga, hurgué lo que pude en lo que me quiso mostrar de sus vidas pasadas, ocultas bajo la modernez con la que la hoy está recubierta. Los ecos de aquellos  tiempos  se pierden tras el bullicio y el ruido. Fui a escucharlos a esos templos del pasado que son los museos. Pero la herencia andalusí rezuma en el rumor de las fuentes con que se adornan muchas calles y plazas. Complacen un  atávico gusto por la musicalidad del agua que fluye, aunque ya no sea libre de correr por donde quiera. Es, prácticamente, lo único que queda porque la Alcazaba está tan retocada que parece una de esas patéticas viejas glorias de un escenario olvidado a la que se les ha indigestado la ultima operación de cirugía estética.

Hoy compartí el desayuno en el albergue, en su casa, con  los hospitaleros. No hubo churros pese a ser domingo. Yo los comí ayer aunque fuera sábado. Me rondaba por la cabeza la llamada a la oración del alba que había oído la otra noche en mi sueño, que eso seria supongo. Pero me salió preguntar, sin venir a cuento, dónde rezaban los musulmanes actuales en la ciudad. Ella me miró extrañada. Hay varios centros que sirven para el culto pero no llaman a la oración. Se pondría contentos los vecinos, rió. Por qué. Por nada, curiosidad.

Me despidieron en la puerta de la calle. Ellos partieron a sus ocupaciones y yo partí en pos de lo que sea que me aguarde. Lo aceptaré gustoso, como siempre. ¿Qué otra cosa podría hacer?

Pero como era domingo lo que encontré fueron churros en Pechina. Seguro que antes también los habría pero como no los buscaba, no los vi. Allí es que la gente del pueblo estaba haciendo cola ordenadamente en medio de la calle esperando turno para comprarlos. En este país sabemos hacer buenas colas. Así lo realmente importante no pasa desapercibido.

Antes de llegar a Pechina se recorre un tramo de la seca rambla del rio Andarax. Andarax pero no te mojarax dicen por aquí los guasones. No lleva ni una gota de agua aunque el cauce tiene una anchura considerable y parecería bien dispuesto a recibirla. Viéndolo hoy sorprende pensar que en la antigüedad ese rio fue incluso navegable hasta Pechina, si es que entonces tal lugar tenía algún nombre. Los andalusís la llamaron Bayyana y por entonces Al-mariyat no era mas que un barrio suyo. Luego las tornas cambiaron.

En las huertas de la vega del Andarax abundan los naranjos, que ahora están cargados de frutos dorados que esperan ser recogidos. Los árboles,  encerrados en sus huertos como toros enamorados de la luna, intentan atravesar los cercados levantando sus ramas por encima de las vallas y ofrecen sus frutos al caminante esforzado. Este pérfido caminante ha aceptado esas ofrendas y se ha deleitado con la fruta, pero hizo caso omiso a las reticencias de su conciencia porque está convencido de que la fruta que se toma prestada del frutal resulta mucho más dulce y suculenta que la legítimamente adquirida.

Llegando a Rioja atraviesa la rambla un inmenso puente de nueve ojos que observa el paso  de los transeúntes. Parece esperar que el cauce seco y pedregoso que discurre bajo su sólida fábrica se llene de agua de un momento a otro, lo cual ocurre de vez en cuando. Nueve ojos observan el paso del tiempo. Nueve ojos me observan a mí al pasar. Nueve ojos se irritan al ver como salpican aquí y allí vertidos de residuos que alguien desechó esperando que cuando crezca el rio los arrastre y lleguen al mar, para que este los oculte a la vista. Porque ojos que no ven corazón que no llora. Ocelum Andarax.

Hoy no encontré bordón porque no lo buscaba. En esta ocasión, para variar, me he traído los bastones para caminar. No confiaba en encontrar muchos árboles cerca de Almería. Pero después de Rioja y hasta Santa Fe de Mondújar, los barrancos estaban inundados de espléndidos naranjos que contrastaban con la aridez de las lomas circundantes. Además, cerca ya de Santa Fe, un gigantesco eucalipto de, al menos, 40 metros oteaba los alrededores desde su atalaya y me vio venir. Pero en esta ocasión no me acerqué para decirle aquello de a Santiago voy, porque esta vez no voy, y también porque temía que solo hasta Granada no quisiera venir conmigo ninguna de sus varas.

Muchas gracias y buenas noches.

JSMartos
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Abrígate, que estos días va a hacer fresco hasta Granada.

Fernando Cristó...
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Hace menos de un mes me he enterado de lo que quiere decir la palabra "talamo", y eso porque estaba memorizando un cántico gregoriano, el "Conditor alme siderum", cuya tercera estrofa dice:

"Vergentes mundi vespere 

Uti sponsus de thalamo

Egressus honestissima 

Virginis matris claussula"

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João Batista Campos
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Mira, mira, mira!!!!

¡El gigante Papa arrancó para nuestra alegría!

¡No te quedes sin "tinta de bolígrafo"!, ¡por favor!

De regreso a mi casa, te deseo un buen Camino.

Abrazos Compañero!!

 

 

Indi
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Hoy vas a tener un gran día, João heartsmiley

João Batista Campos
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Sí Señor!!

Encuentro y unas cervecitas con María Teresa, Isidro, Ruth de Bilbao y Bruno Leonéswink!

En Madrid. Todos invitados! La dirección,  en privado!!

abrazos 

Cristineta87
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Seguro que lo habéis pasado de lujo peregrinos!

txetxa
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Tu Camino habrá sido lento, muy lento pero largo, muy largo yes Buen regreso a casa, João!

Papadopou
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Buen viaje, Joao, hasta pronto. 

João Batista Campos
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Muchas gracias a todos!!

Ya en casa wink

2024 ahí estaré novamente y mi gustaría mucho que los encuentros que tuve con muchos de vosotros vuelvan a acontecer. Y si fuera en el Camino y con más Peregrinos, sería excepcional!!!

Saludos 

Buen Camino 

 

Papadopou
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Bravo, me alegro que tuvieras buen viaje! 

Joseppb
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Grande Joao. Empieza a saborear tu Camino 2024. Ojalá se cumplan todos tus deseos. 

Buen Camino

Indi
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Lo que fuera llamamos porras allí son churros. Todo una cultura a su alrededor. 

A lo de los residuos periurbanos ya te acostumbrarás, desgraciadamente también parecen tener su propia cultura. 

Nueve ojos te observan, a ver si el tuerto te ha echado un mal de ojo. wink Esperemos que no.

Buen Camino!! 

Papadopou
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Pues resultaste un pájaro de mal agüero con lo de tuerto y el mal de ojo surprise

Al poco de llamar al mal tiempo empezó a sonar el teléfono. Los problemas me habían encontrado.

Al final todo solucionado, pero vaya día tuve  wink

Joseppb
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Hola Papadopou, descubro hoy tu nueva caminata que no me pienso perder. Ánimo y mi enhorabuena por anticipado, se que tus crónicas no me decepcionarán.

Yo he hecho este Camino desde Málaga a Mérida y me encantó tanto su paisaje como su paisanaje, incluido algun vado que obliga a descalzarse.

Un abrazo y Buen Camino.

 

Papadopou
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Pues espero estar a la altura.

Yo desde Malaga, tal vez dentro de poco si nada se tuerce.

Saludos. 

Anahi
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Buen Camino Papadopou! Tambien estare en tu mochila se me permites...sera epica esta jornada, nao la quiero perder.

 

Papadopou
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Por supuesto, adelante. 

Cristineta87
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Muy buen Camino Papadopou! Aquí nos tienes expectantes y con ganas de crónicas camineras... Qué lo disfrutes.

Papadopou
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Gracias. Veamos lo que me queda en la chistera. Un saludo .

Papadopou
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Era lunes, 4 de diciembre.

Cuando salía de Santa Fe caían cuatro gotas. Tras haber asistido al despliegue cromático del nuevo día desde la ventana del albergue, me pareció una broma de un gusto discutible que la mañana se burlara de mi con un cielo encapotado y llorón. ¿No decían que aquí no llovía nunca?, le comenté a una mujer con la que me crucé por la calle, que se rió y contestó que a veces si. Por no hacerle un feo a la nube negra me descolgué la mochila y le puse su impermeable.

Aunque estaba convencido de que no iban a persistir en su actitud, imaginé que esas nubes me aguarían, si no la fiesta, tal vez si las prometidas panorámicas en lo alto de la sierra. Como las del capitán del velero bergantín que tenia diez cañones por banda, Asia a un lado, al otro Europa, y allá al frente Estambul. Bueno, mis expectativas eran más modestas. Tras de mi el Cabo de Gata y el mar cosquilleándole los pies con olas plateadas; a mi derecha el desierto de Tabernas y por ahí, en algún lado, tal vez con su vestido de novia puesto, Sierra Nevada.

Al final vi lo que vi y no estuvo mal. Pero allí arriba no pude escuchar el silencio aunque  no corría el agua, ni soplaba el viento, ni cantaban los pájaros seguramente porque no había árboles en los que pudieran posarse. En mis oídos suena continuamente un rumor penetrante que se hace presente cuando cesan los ruidos alrededor. No son las ideas que en ocasiones anidan en mi cabeza. Suelo pensar que se trata del eco de las palabras que escuché en algún momento de esta vida o de otras, en este presente, en otros presentes paralelos, o en algún pasado, o las que se pronunciaran en el porvenir. Un batiburrillo de voces cuyos ecos rebotados por las aristas de todos los tiempos vividos llegan hasta mi de alguna manera. Al médico le gusta llamarlo de otra forma. Pero a mi, acúfeno me suena a instrumento musical. Si se presiona una tecla, golpea la cuerda y se eleva una nota que silencia todo el ruido. A mi, si desaparece el ruido de fuera, me invade aquella mezcolanza de sonidos trenzados. Si consigo deshacer el nudo de alguna forma y estiro de uno de los hilos, se me hace presente la historia que refiere una de esas voces en mi oído.

Llegando a Albodobuy, alguien tocó la tecla y se elevó una nota, que vibró en distintos espacios temporales.

Las casas se desparramaban por la vertiente de la loma pedregosa, entre ocre y rojiza. Quedaban protegidas por el cañón que cerraba el acceso hasta el pueblo. Tuve la sensación de haberme trasladado a un paisaje norteafricano por los colores y lo agreste del entorno. Pero, para mi sorpresa, el río llevaba agua cuando la rambla que había recorrido para llegar hasta allí estaba completamente seca y polvorienta.

Crucé las calles cargado con mi mochila. Numerosas figuras ataviadas con extraños ropajes surgieron de la nada. Me rebasaron corriendo y formando una algarabía de gritos y voces ininteligibles. Veía la escena como si fuera una fotografía movida y borrosa, mis ojos no conseguían enfocarla. También me resultaba sorprendente que nadie reparara en mí, como si no me vieran. Sin embargo tenía todo un aire extrañamente familiar como de haberlo oído o leído previamente.

Seguí la carrera de aquella gente, que se estaba concentrando a los pies de una peña con la torre de lo que parecía un pequeño castillo.  El jeque se  dirigía a la población que se arremolinó a su alrededor. Les estaba diciendo, y me sorprendí de entenderlo, que los cristianos no estaban respetando las condiciones de las capitulaciones firmadas para entregar Guadix y Almería y que, por tanto, ellos tampoco tenían porque sentirse obligados a respetar los términos de la rendición. Les dijo que el emir El Zagal, así le llamaban los castellanos, había pactado condiciones favorables para él y su familia y para los que le apoyaban y que los había degradado a todos a la condición de mudejares. Ahora Boabdil, tampoco era el nombre que usaban ellos, el emir de Granada, les ofrecía su ayuda. Avanzarían sobre Almería para controlar el puerto y poder recibir refuerzos desde el norte de África. Al grito de Alá es grande la muchedumbre vitoreó al orador. Era, más o menos, verano de su año 895 (1490 del nuestro). No podían saber que no lo iban a conseguir. En menos de dos años los cristianos tomarían posesión de la Alhambra y ellos dejarían de ser súbditos del último reino musulmán para quedarse como mudéjares en el reino cristiano. Pero todo podría empeorar.

En un momento la escena acabó y se evaporaron las apariciones. Me encontré en la puerta del albergue intentando recordar el código para entrar. Consulté el mensaje que me habían enviado. 1492. Curiosa coincidencia, pensé.

Muchas gracias y buenas noches.

Joseppb
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Pues sí, a la altura. Envidia doble: haces el Camino y lo describes de forma precisa y amena. Doble enhorabuena.

Buen Camino

 

Fernando Cristó...
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Sí! Una de las cosas que tiene el peregrinar a pie es que una idea empieza como un súbito cruce mental de memoria y datos, pero como tienes tanto tiempo en el silencio.soledad de la caminata por campos, la cosa va creciendo y creciendo en tu cabeza, y te metes en ello con una resonancia y verdad que es como zambullirte en una película (en este caso, en la Historia de España). Esos paisajes andalusies en vez de evocadores deben resultar ser "invocadores"...

Un poco confuso, pero muy interesante, el párrafo sobre las voces interiores. Habría quedado genial que hubieses ligado esos dos párrafos (el de la reflexión sobre las voces internas, y el de la historia de Boabdill) como en la variación de un tema sinfónico.

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David Rod
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Muy buen camino y grandes crónicas, y vaya fotos!! Preciosas.

Disfrútalo que es un camino precioso el Mozarabe.

Buen camino!

Papadopou
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Gracias, David. Si que está resultando bonito. Pero es que aún no he recorrido ninguno feo. Saludos 

Indi
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Eso es una foto? Yo diría que es una pintura. 

No sé si idealizamos el viejo Al Andalus y todos  perdimos algo cuando Boabdil no supo defender Granada como un hombre. Realmente no lo sé.

Espero que el mal de ojo y el mal de oído se los lleven esos torrentes secos y polvorientos.

 

Papadopou
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Toco madera porque se lleven todo el mal fario.

Respecto a lo otro, el pobre Boabdil seguramente tuvo más lios con los suyos que con sus católicas majestades hispanas que jugaban magistralmente aquello de divide y venceras. Saludos. 

buenomontoro
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Gracias por recorrer los viejos caminos mozarabes,lugar de paso en el que tantos quedaron para ensanchar esa gran idea que es el peregrinar.Que un viento ligero,suave acompañe tu tránsito por Andalucía,que te haga volar y que lo cuentes aqui o donde te plazca.Buen camino y que el albergue querido te sea dado.

Papadopou
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Amen. Gracias. Y que ese viento suave no sea gélido, si puede ser. Saludos.

Papadopou
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Era martes, 5 diciembre.

La etapa consistía en una singladura fluvial. Había que remontar el curso del río Nacimiento desde Alboloduy hasta Abla. Yo no tenía barca, ni falta que me iba a hacer.

Recorrer la rambla seca, sin gota de agua o casi, impresiona porque el camino va encajonado entre grandes peñas y cerros que vigilan  expectantes los pasos que se dan. Pero más impresiona pensar que, de tanto en tanto ese cauce se ve desbordado por precipitaciones inesperadas que derraman colosales cantidades de agua en poco tiempo.  Entonces esas aguas bravas arramblan, nunca mejor dicho, cuanto encuentran a su paso llevando destrucción e incluso muerte.

En un tramo en que la angostura se vuelve intransitable (supongo que ese será el motivo) el camino abandona momentáneamente el lecho del rio y las flechas amarillas invitan a ir ganando altura hasta alcanzar el trazado de la carretera. Entonces, desde arriba, tomas conciencia del trabajo del agua al labrar las peñas, máxime teniendo en cuenta que lo hace a ratos perdidos porque la mayor parte del tiempo el agua por allí no corre.

Al llegar arriba unas cabras con largas cornamentas me observan. Rápidamente desaparecen en cuanto se percatan que no soy su igual aunque huela parecido y utilice las mismas trochas que ellas transitan. Las sigo unos instantes con la mirada y en la línea de fuga me encuentro la visión de una lavadora desvencijada que alguien no tuvo otra ocurrencia que lanzar barranco abajo para que yo pudiera lamentarme hoy al verla ahí de lo dañino que resulta todo lo humano, en todas partes, en todo momento.

De regreso a la rambla me dirijo al pueblo de Nacimiento, que da nombre al rio por el mero hecho de que el que ponía los nombres en los mapas nació allí.

Hasta llegar al pueblo veo como toda la infraestructura hídrica, levantada antiguamente con tesón, se va desmoronando. Tantas piedras colocadas pacientemente durante generaciones y actualmente abandonadas. El tiempo se encarga de desmontar toda la obra de los hombres. La vegetación introduce sus dedos afilados entre las grietas de pizarra y arranca las lajas de roca. El agua y el viento se ocupan de los bancales de las laderas y van desmontando poco a poco los muros de las terrazas. Las acequias que tal vez ya eran antiguas cuando llegaron los árabes, todavía se pueden observar pero han perdido su función por la falta de uso.

En el pueblo me tomé un respiro. Un refrigerio en el bar y el sello en la credencial. Por cierto que en mi credencial se va repitiendo el mismo motivo alusivo de este camino. Los sellos son iguales salvo el nombre de la localidad. Este variaba un poco y además cambiaba el color del cuño, pero parece que el presupuesto no alcanzaba para más tinta.

Regresé al barquito chiquitito de la cancioncilla infantil (aquel que no podía, que no podía, que no podía navegar) y continué la travesía aprovechando una suave brisa que me llevó a velocidad de crucero, cual bajel pirata (este sale mucho últimamente). Fui deprisa para intentar arribar al puerto de Abla a una hora razonable para comer. A mi me motiva llegar a una hora razonable para comer, pero no pudo ser. Llegar, llegué. La hora era razonable, según se miré. Pero la comida que me dieron mejor olvidarla. Hubiera sido preferible comprar las viandas y prepararlas en el albergue.

Un poco más tarde me fui de paseo por los intrincados callejones de Abla que caen como zarcillos ladera abajo. Me perdí otra vez.

Una cortina de lana cubría una puerta y se movía ligeramente con el aire. Sus líneas, de un diseño tradicional alpujarreño, parecían caer temblando hacia el suelo. Me acerqué para preguntar como salir de aquel laberinto de callejuelas.

Dentro se oían voces que discutían acaloradamente en una algarabía que no entendía. O mejor dicho, si que las entendía sin saber cómo.

Los de dentro se estaban conjurando para una revuelta. Alguien gritaba que desde la caída de Granada hacía menos de diez años las cosas solo habían ido a peor para la vida de los Creyentes  Otra voz tomó la palabra: “La condición de mudéjar que nos imponen solo supone que nos pueden arrebatar cuanto quieran para poder conservar nuestra religión, nuestra identidad,  nuestra lengua, pero luego no respetan los acuerdos y nos vienen cada vez con más exigencias”. “Si, esos perros cristianos solo buscan soliviantar los ánimos y que haya revueltas para después forzar las conversiones de los  nuestros” – levantó otro la voz, iracundo -. En Fiñana la otra vez mataron o esclavizaron  a la mitad de nuestros hermanos. Los demás perdieron sus bienes y ahora la mitad de la villa son cristianos castellanos recién llegados,  pero que se comportan como si fueran los amos. Aquí en Abla y en Abrucena eso no ocurrió porque no nos movimos, dijo otra voz. Y añadió, “Si ahora mantenemos la paz no pasará nada”. ¡Pero qué dices!, se levantó la voz iracunda de antes.  ¿No sabes que en Granada están forzando a los Creyentes a bautizarse? ¡A la fuerza!  Al-lah no lo permita, pero siempre queda la taqiyya, adujo el otro con voz más calmada. Estás loco si crees que podrás disimular tu fe auténtica. Su Inquisición vigilará de cerca tu comportamiento porque serás cristiano, aunque solo sea formalmente. La pena para cualquier desviación puede ser la muerte. Será bautismo o exilio, tenlo por seguro. La única alternativa es echarse al monte y luchar, tomar las armas antes que sea tarde. Mejor morir peleando. Al-lah es grande. Ahora todos vitoreaban y gritaban. Me extrañaba que no tomaran más precauciones.

Pensé que ya había escuchado bastante. En esta ocasión tampoco iban a tener éxito. En 1502 toda la revuelta habría sido sofocada y los llamados mudéjares dejarían de existir. Los que no murieron luchando pudieron exiliarse, si tenían con que pagarse el padaje hasta África. Los que no fueron bautizados en masa manu militari. A partir de ese momento esos nuevos cristianos serian llamados moriscos.

Me iba a dar la vuelta para buscar yo solo el camino, pero de detrás de la cortina surgió una mano que me agarró y tiró de mi para dentro. Pensé que se trataría de mi amigo, aquel conejo blanco tocado con chistera y con un gran reloj en la mano, que en esta ocasión me iba a arrastrar hasta su madriguera quisiera yo o no. Pero quien me tenia asido, en la  otra mano no llevaba un reloj sino un puñal y sus ojos intensamente azules como el agua me escrutaban y me preguntaron, ¿tú quién eres?

Como no supe qué decirle me encogí de hombros. Entonces el diseño alpujarreño de la cortina de la puerta empezó a caer sobre toda la escena como si fuera un telón y me encontré de pronto en la puerta del albergue de Abla.

Frente a mi las estribaciones de Sierra Nevada se desdibujaban en la penumbra vespertina y la silueta de la villa de Abrucena se manifestó sobre el cerro, dibujada por las primeras luces que empezaban a prenderse en las casas.

Muchas gracias y buenas noches.

Joseppb
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Tierras duras que lucharon bravamente en defensa de su fé, su cultura i su hacienda frente a la rapiña de las huestes cristianas, hasta que el Rey negro envió a su hermanastro Juan que los derrotó y deportó a tierras extrañas.

Vigila las avenidas y ramblas no reciban demasiada agua.

Un saludo

Papadopou
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No te creas todo lo que te cuenten. Unos lucharian bravamente y otros cuando acordaban los términos de la paz tras la lucha miraron mucho por sus intereses y no tuvieron empacho entregar ciudades sin demasiada resistencia para salvar sus privilegiados culos. En esos términos se entendieron perfectamente durante siglos las elites musulmanas y cristianas. Aunque de diferente fe, se consideraban pares entre si. Y al vulgo que le vayan dando, rece al dios que rece. Nada nuevo bajo el sol.

Joseppb
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Estoy de acuerdo contigo. Como ahora, entonces habría de todo en la viña del señor, y los de abajo no cuentan ni contaban. Historia dixit allà por 1568.

Gracias por tus fantasias y Buen Camino.

Indi
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A esas cabras con cuernos las solemos citar en su forma aumentativa masculina, especialmente si tienen dos patas. De estos últimos cada vez hay más, por cierto, y no hay manera de extinguirlos, ni con revueltas ni con nada. Ya existían en tiempos de tu amigo de ojos azules, y aun antes de él. frown

Buenas noches.

Papadopou
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Pues si. Se trata de especímenes con gran capacidad adaptativa a cualquier época,  ecosistema o nicho ecológico. Ellos heredaran la tierra aunque no sean bienaventurados. De hecho lo vienen haciendo desde que el mundo es mundo  sad