
Grandioso desayuno en el Camino (Y no es lo mejor del albergue)
Buenas tardes amigos.
Acabo de terminar mi peregrinación a Santiago. O lo que es lo mismo: he sido expulsado del paraiso.
Como decía Neruda: “es tan corto el amor y tan largo el olvido”.
Y quiero compartir con vosotros la visita al albergue de Carlos y Luis, en Ruitelán.
Bien pensado, resulta lógico que las personas, ya personajes, a las que normalmente identificamos con el espíritu del Camino sean hospitaleros. Zapatones sería la excepción. Pero rápidamente nos llegan a la memoria Jesús Jato, en Ponferrada; o Tomás, en Manjarín; o los trágicamente fallecidos Julian “Chelán” y Santino de Castrojeriz, el albergue en el que ahora está de hospitalero Ovidio Campo, el hermano de Julián ; o tantos otros que cada uno de vosotros recordáis con cariño.
El albergue de Carlos y Luis en Ruitelán es sencillo, pero con todo lo que se necesita en la peregrinación. Jardín para la tertulia… Pero, la acogida en su albergue incluye la cena comunal, y el desayuno (¡Oh, el desayuno!) No es casualidad que la estancia más amplia sea el comedor comunal.
La convivencia que facilitan con el resto de peregrinos en el momento de la cena, forma parte de los “Momentos del Camino” que después recordaremos. Por cierto, que la pasta “al dente” que prepara Carlos, satisface por completo el más exquisito paladar del más exigente peregrino italiano que llegue. (Yo lo he visto). Y ya sabemos como se ponen de estupendos los italianos con su plato nacional
Pero si buenos son los últimos momentos de la jornada, mejores aún son los albores del nuevo día. Es fácil que te despierten con el “Ave Maria” de Schubert, seguido del “Nessun Dorma”de Turandot, y…..
Y despues, ¡el desayuno!
¡El mejor desayuno del Camino!
Excepto las malas costumbres extranjerizantes del beicon y los huevos, lo tiene todo. Hasta el más cansado de los peregrinos sube O Cebreiro sin despeinarse. (¡Ejem!, por supuesto exagero. Pero poquito)
Carlos y Luis, que siguen siendo peregrinos cuando tienen ocsión, son hospitaleros amables, preocupados por nuestra comodidad. Ofrecen un trato afectuoso, familiar. Tienen la humildad de hacernos creer a cada uno de los peregrinos que llegamos a su albergue, que somos la persona imprescindible que necesita el Camino. Por supuesto, los imprescindibles son ellos.
Si flaqueáis en los valores del Camino, buscad este albergue.
Ultreia
- Inicie sesión o regístrese para comentar
Yo estuve a principios de marzo de este año en este albergue y doy fe de todo lo que has dicho para mi la cena fue espectacular y el desayuno igual, muy buenas personas
Yo me he hospedado en Pequeño Potala en invierno (está abierto todo el año), y la acogida es igual de buena. Ratifico punto por punto lo que dices, Isidro. Es de esos lugares de los que antes de irte ya estás pensando en cuándo volverás. Por todo.
Isidro, Este año que está siendo tan extraño, tan duro, tan difícil para muchos de nosotros, que hemos visto y sentido que nuestras esperanzas de salir al Camino, se cancelaban y quedan pospuestas para el año próximo (esperemos!!!!) vuestros relatos nos hacen babear de emoción. Nos “alimentan” el espíritu y mantienen nuestra ilusión viva. Sigue así. Es un placer leer tus comentarios y tomo nota de todo.
Buen Camino.
.
"las malas costumbres extranjerizantes del beicon y los huevos" jajaja! Escritor de guías gastronómicas habemus!!! Grata sorpresa, se te lee con gusto.
.
La experiencia que tuve en este albergue, con su cena comunal y su desayuno, la acogida que te dan, todo, todo lo mismo que describe Isidro. Luis y Carlos unas buenas personas, nada mas.