
Andando en la niebla
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Con las lluvias de principios de Diciembre la tierra está muy húmeda, y aunque los días apunten soleados, cuesta muchísimo que levante esta niebla persistente. A primera hora de hoy pasaba por el convento de S.Anton y habría sido muy romántico sacar ahí una foto, pero entre la poca luz del alba y la niebla, en la pantalla de mi móvil solo se veía negro. “Ah, tú te lo pierdes!” le he dicho disciplente a mi tfno, contento de algún modo de que no a todas las bellezas misteriosas pueda acceder su tecnología.
Me decidí a salir de casa estos días con la idea “humilde” de hacer la meseta del Camino francés. Como siempre, la ciudad me asfixia, su masificación y deshumanizacion cada día se me hace más insufrible. Necesitaba silencio, naturaleza, andar y meditar…. Vamos, Camino.
Y llevo dos días andando en la niebla. Peculiar situación. A solas y en silencio por ese espacio blanquecino y vago, hay algo, claro, de fantasmal en el ambiente. De todos modos, el trazado seguro del camino reconforta, es como el apoyo entrañable de un bastón en el que uno confía. Así que, apoyado en este amigo, me abro con cierta tranquilidad a la sinuosidad de lo que la niebla me sugiere. Y me vienen imágenes y resonancias de todo tipo, espectrales algunas, poéticas otras, con su punto de belleza íntima todas.
“Ah, de la vida! Nadie me responde!” el soneto de Quevedo va genial aquí. Como irían los monólogos del castillo de Elsinor, en “Hamlet”, o escenas de “Cumbres borrascosas” o de “El señor de Bembrive”. Pero en mi canon de cosas memorizadas, me ha venido ese “sin otra luz ni guía, sino la que en el corazón ardía: aquesta me guiaba, más cierto que la luz del mediodía…”.
Y sí, creo que estos días es la vez que más en primer término he sentido esa danza entre estar rodeado de incertidumbre y al tiempo sentirme reconfortado por una seguridad básica de hacia donde tenía que ir.
En la niebla, además, aparecen apoyos inesperados. Como por Internet decían que iba a ver sol y nubes, ni me había traído poncho. Pero el caso es que a la salida de Burgos la niebla calaba a lo bobo, y para cuando llegué a Tardajos estaba yo hecho una sopa. Me acordé de una italiana del año pasado, que se había hecho un poncho con una bolsa de basura de esas grandes, de restaurante. Pero ¿Dónde conseguir una? A la altura de Rabé, vi el monasterio de las Hijas de la Caridad. … y llamé a la puerta. Me abrieron gustosas y ahí que me estuvieron “confeccionandome” un poncho de urgencia. ¡Qué Dios las bendiga! Al despedirme, me dieron una medallita de la virgen que conservaré con primor.
El 90% de los albergues está cerrado, y tuve que pasar de largo de Hornillos del Camino, pero en Hontanas el municipal ¡estaba abierto! Bendito sea también el alberguero allí: un poco quejoso con la subcontrata de su local (no le salen las cuentas porque las instituciones le obligan a tener abierto el albergue aún en temporada baja. Bueno, pues ya ves, a mí ayer me solucionó la papeleta!
…
Otros amigos inesperados han sido las hierbas que salen al camino, aún algo mustias en invierno. Por alguna razón, desde hace unos tres años cada día me fijo más en el grácil mundo vegetal, en su elegancia y gentileza silvestre. Este año leí el libro de un botánico canadiense (Lyndon Penner) que habla de las plantas que se topó en su peregrinación a Santiago, y comparto con él que tenemos mucho que aprender del secreto lenguaje de ese mundo, que de alguna forma remite a cuando los seres humanos éramos más humildes, candorosos y bienaventurados. ¿Dónde se nos quedaron aquellas voces en esta época maquinizada y ruidosa?
La niebla se posa con delicadeza en los campos, en barbecho, o con los primeros brotes de cereal los roturados. Se entrevén colinas, que emergen del aire blanquecino con el misterio de una acuarela china. Hay una vieja canción vasca que compara la danza entre niebla y paisaje con las intuiciones de lo apenas entrevisto en los sentimientos de nuestro corazón . Sí! Lo no totalmente explícito da espacio para que la imaginación brujulee.
Al pasar Castrojeriz y subir el alto de Mostelares, Ah! Qué gloria, el sol brilla en todo su esplendor! Así que vuelta a darle al majín jajaja! Qué poco nos separa no ver, de ver, y bla bla bla... cuando lo ves todo chungo, a la vuelta de la esquina puede cambiar todo de repente, y bla bla bla bla... Cómo la altura pone en claro nuestras espesura, y bla bla bla... y con estos rollos uno va de lo más entretenido.
Ah, otro apoyo inesperado!: al llegar hoy a Fromista he sabido de un albergue un tanto especial que abre en Otoño e invierno: Betania. Un matrimonio de catalana y alemán se centran en acoger a las “almas en niebla” como yo, y tienen un par de pisitos muy cucos - y muy bien preparados - para cultivar la virtud de la hospitalidad. ¡Genial!
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Desde Hontanas a San Antón es uno de los trozos que más me gustan. El sendero a media montaña, solo abierto por los pies de los caminantes, es la pera. Con niebla tiene que ser la repera.
Saludos
"Solo abierto por los pies de los caminantes" chulo!!
A mi me encantó. Los amaneceres por esas tierras son maravillosos!
Sí, que chulo!
Siempre me encanta leerte, Fernando. Tu forma de relatar el Camino hace que vuelvan a mi memoria olores, sabores, colores o sensaciones de forma que pareciera que estoy también peregrinando. Además la Meseta es, para mi, una parte del Camino muy especial ya que permite encontrarte contigo mismo.
¡¡¡Ultreia!!!
Sí, las fotos no recogen los olores u otras sensaciones. Por eso le damos a la tecla!
No hay mejor antinieblas que la meditación caminera. Menuda claridad entre tanta tiniebla, gracias Fernando. Buen Camino!!
Tienes genio para las paradojas Indi! Feliz año nuevo!!
Ha sido muy grato leer tus pasos en la niebla mesetaria. Tienes un verdadero don para expresarte. Quedo agradecida por tu estimulante relato y animarte a que sigas compartiéndolo con nosotros.
Agradecido yo!
Me uno al resto, Fernando escribes muy bonito y nos transportas al Camino de una manera muy bonita. Gracias!
Buen Camino siempre :)
Leido y releido. Y después he cerrado los ojos para oler la niebla y sentir el Camino.
Sigue contando!
Abrazo
Gracias por la relectura!
Buenos días Fernando
Trabajaste en el BBVA?
En el BBVA? No!
Que gran relato Fernando ! Me alegra leerte de nuevo después de tenernos unos días preguntándonos,... Pero ¿"ande" andará?... Y andaba por La Meseta !... Sí que pone a prueba, sí,... El parrafito del "Majin" no tiene desperdicio....
Es el majín el que no tiene desperdicio, como el cerdo. Lo que en la ciudad tiras a la basura como "neurotico", en el camino es creatividad y voz propia.
Desde luego que sí. Pero el texto es de lo más elocuente. La verdad es que me he reído un rato pero cualquiera que lo piense bien,... así es. Tiene muchas acepciones ese término. Me «imagino» en cuales de ellas puede caer en este caso por tus aclaraciones y que no es simplemente "el tarro". De nuevo, muchas gracias por tus escritos. Y desde luego a Indi que con buen "tino" pone el ojo donde va a ir a parar la bala. Como también las intervenciones de algunos otros foreros en la trilla, venteo y desgrane. Deberían estar en el Museo Gronze !.
Un gran abrazo,
Saludos Fernando.
Gracias por tu relato de esos tramos en otras apariencias vacios o monótonos. Cada vez que te leo me bajo dos o tres peldaños en mi propia valoración como peregrino. En este relato he bajado muchos peldaños. De las cosas y sensaciones que me quedan por aprender del camino, las plantas!!!??!!! No las tenía ni en mi lista de objetivos. Que alegría, todo lo que me queda por aprebder, por descubrir, por vivir en el camino. Gracias por compartir tu experiencia con tanta capacidad descriptiva.
Buen camino.
Qué gentil!!!
Qué maravilla de escrito. Mis respetos!
K.
La niebla te hace caminar todavía más solo, desconectado del entorno próximo salvo del más íntimo. Caminar entre una niebla espesa te obliga a mantenerte vivo, presente, atento para no perderte. Es como la vida misma, no sabes lo que te espera un poco más adelante, si el sol radiante o una flecha amarilla que te pasas de largo. Nadie la elige, te la encuentras y simplemente la cruzas......
Saludos Fernando y muchas gracias por tus escritos.