Papadopou
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Ideas peregrinas en el Camino catalán

En breve tengo previsto iniciar el Camino (de invierno). Para ir preparando el cuerpo y el espíritu mi esposa y yo decidimos  salir por la puerta de casa y seguirlo durante cuatro o cinco etapas. No el de invierno, que nos queda un poco a desmano, sino el que pasa cerca de nuestro domicilio. Resido en un pueblo cercano a Barcelona y por aquí transcurre el itinerario catalán en su camino hacia Montserrat. La montaña, lejana, domina el horizonte, aunque durante un buen trecho su imagen la ocultan las chimeneas, naves industriales y demás.

He vuelto a casa con un importante dolor de pies, tocado de una rodilla y, tal vez por eso, con cierto malestar y un montón de impresiones, algunas ciertamente estrambóticas, que me permito  compartir aunque probablemente a nadie interesen demasiado.

Empezamos bajando hasta el rio Llobregat que lucía crecido y, para acompañarnos, con un subido color  de cacao soluble tras las intensas lluvias de los últimos días, y ojala que solo sea por eso. No citaré marcas comerciales, aunque os haréis una idea recordando aquella canción … “yo soy aquel negrito del Africa tropical”, tralarí tralará.  .

El camino atraviesa Martorell, pero antes se cruza el rio por un esbelto puente romano. Lleva ahí plantado desde los tiempos de Augusto, viendo pasar viajeros de todo pelaje, pero últimamente solo sirve a paseantes y a los vecinos que lo atraviesan para llegar a una estación ferroviaria que está algo separada de la localidad. Luego, para que se manifieste en toda su crudeza el paso de los tiempos hay que rodear el enorme polígono industrial de las afueras, con su planta química, y discurrir junto a la autopista y sus veloces usuarios.

Después una nueva localidad, Abrera, que conserva una iglesia con vestigios, pocos, del s. XII como contrapunto a la modernidad arrasadora de las autopistas y las industrias que la rodean.

Luego Esparreguera y Collbatò. La montaña se vuelve imponente y hay que levantar  la vista para mirarla a la cara. Esa falta de humildad la voy a pagar durante la ascensión al Monasterio. Hemos superado el asfaltado trazado y el ruidoso entorno, llegamos al último círculo de la jornada. A diferencia del último nivel del infierno de Dante donde los pecadores se queman en el hielo, mis pies se van cociendo en la caldera de las botas. El calzado que he elegido en esta ocasión me odia y me tortura, creo está ejecutando alguna oscura venganza. Llego renqueando al santuario y agradezco el refugio y la maravillosa hospitalidad. La lluvia cae durante la noche y con la energía que transmiten las moles rocosas que envuelven mi descanso logro recuperar fuerzas para continuar.

Casi conozco de memoria el perfil de la montaña. Somos muy poca cosa bajo esos peñascos gigantescos. Mantengo la cabeza baja. El descenso me recuerda a cada paso la importancia de mantener buenas relaciones con nuestros pies. Mis botas se muestran inmisericordes. La decisión está tomada, cuando llegue abajo acabaran en el primer contenedor que encuentre (siempre, claro, que no sea el del papel o el del vidrio). Afortunadamente he cargado en mi mochila un ligero par de zapatillas que, mientras no llueva y la ruta se mantenga en el arcén de la carretera, como preveo que va a ocurrir en su mayor parte, me permitirán caminar con mayor comodidad.

En Castellolí el recibimiento resulta excepcional tanto por el albergue como por la calidez de la gente que se ocupa. ¿Acogida tradicional? No lo se.  Hospitalidad y amabilidad, sin adjetivos.

Igualada es una urbe moderna. Eso implica atravesar un polígono industrial para entrar en ella y urbanizaciones residenciales para salir. La ventaja es que en allí encuentras todo lo que puedas necesitar y también lo que no necesitas para nada.

No se abandona el arcén de la carretera casi hasta Cervera. Después de la Panadella el entorno te reconcilia (a ratos) con lo que uno espera encontrar cuando imagina un paisaje rural. Los campos se suceden alternándose con zonas boscosas. Se lo imagina uno sumido en el verde de la primavera. Suspiras añorándolo y entonces te llega un aroma de …  ¿estiércol?  En esta época están abonando los campos y los agricultores se afanan en extender por ellos los purines proceentes de las granjas que salpican (abundantemente) el territorio. En catalán hay una dita (un refrán) que viene a decir que “la merda de la muntanya no fa pudor, encara que la remenis amb un bastó”. ¿Es precisa la traducción?  En su sentido figurado se refiere a no remover cosas olvidadas o viejas heridas de esas que parecen cerradas pero que a veces supuran por dentro.  Sin embargo, en este caso, tomada en su sentido literal no resulta para nada acertada. A ratos el olor resultaba insufrible, te marea casi. Me sorprendí creyendo ver en colorines. ¿Estaba alucinando?  Desconozco si los derivados del amoniaco y del nitrógeno tienen algún tipo de efecto psicotrópico. Presumo que una explicación más plausible pueda ser que en el intento de aliviar el hedor limitamos nuestras inhalaciones y esa disminución del oxígeno que me llega al cerebro sea la responsable de mis peregrinas ideas.

En algún momento me sorprendo pensando que estos días el Camino ha estado, en cierto modo, agresivo conmigo. Tanto asfalto, ese feísmo urbano e industrial, tanto ruido de origen motorizado, la falta de un desodorante para tanto hedor. Solo me ha faltado culparlo por el dolor en mi rodilla izquierda que, finalmente, se ha rebelado por la sobrecarga provocada por el otro dolor, el provocado por las botas. No estaba resultando un camino bonito.

Una vez bajas del altozano en que se encuentra Cervera el Camino transcurre por una pista rural y sin desnivel hasta Tárrega. En las lomas circundantes se levantan pequeños pueblitos de piedra, centinelas del antiguo Cami Ral.

Afortunadamente había cambiado el viento y mi olfato de urbanita pudo volver a su rutina. Mis pensamientos se habían calmado. Comprendí que no te agrede el camino, como no lo hace el mundo que te rodea, ni la vida. Tal vez mi mundo cotidiano no sea bonito en exceso, sea eso lo que sea. ¿Pensamientos negativos por una vida negativa? Bueno, tampoco hasta ese extremo. ¿Alternativa?  Si los estímulos que me llegan del exterior no me resultan agradables, me abstraigo del entorno y me concentro en mis pensamientos, menos distracciones. Mirar hacia dentro y hacer ese Camino por dentro.

Subiendo, después de pasar Jorba, hacia la Panadella un paisano detuvo su coche y nos preguntó si estábamos haciendo el Camino. Se preocupó por esos que andaban con la mochila colgada a esas horas (aunque no era tan tarde). También había sido peregrino y se había llevado a su casa esa voluntad de echar una mano si podía ayudar. Nos ofreció acercarnos con su vehículo  hasta el hotel del pueblo cercano (en La Panadella no hay albergue pero si hotel)  hasta el que aún nos quedaban varios kilómetros. "No, gracias,  vamos a alojarnos en Santa Maria del Camí (un caserío menos alejado) , pero en cualquier caso, buen Camino!".

Gracias por escucharme (leerme, en este caso) y hasta la próxima.

 

 

 

 

David Rod
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Gran relato,las botas al final fueron al container?laugh

Papadopou
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Efectivamente, David, al contenedor verde que es el que corresponde. Pero las dejé encima, no dentro. Estaban impecables todavía y, tal vez, con otros pies se lleven mejor que con los mios. Saludos.

Manolo solo
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Saludos Papadopou. Gracias por tu relato. 

Nunca los inicios de nada fueron fáciles, eso hace más grande los finales.

Polígonos, purines y estúpides que te fastidian el día hay en cada  etapa. Quédate con los buenos momentos, con la gente agradable, los sitios bonitos. Los malos, los feos, los malos olores, no hacen más que acrecentar los bonitos y agradables.

También, en esos lugares de naves y cultivos, hay que mirar el lado humano, las personas que desde detrás del telón, desde esa fealdad o ese olor fétido, hacen posible la vida cómoda y agradable en las ciudades.

Peregrinar. Hay veces que en el camino, el bosque es frondoso y en otras etapas está quemado. Otras épocas obligaron a peregrinar más al norte, más por la montaña, pra evitar los invasores. Hacemos el camino y eso, nos obliga a comprender y ayudar a los demás. Superaremos estas malas etapas y es más las olvidaremos o serán una anecdota que hace grande nuestro final. Y, ese final sera el bálsamo que durante otro ciclo de "secano camino" nos ayudará a convivir y sobrevivir.

Gracias. buen camino

Papadopou
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Gracias, Manolo. Tienes razón. Siempre recordaremos los buenos momentos y a la buena gente. Todo lo que al pasar se nos antoja, digamos, menos bonito o agradable, se encuentra en su contexto y forma parte de la existencia de quienes allí desarrollan su vida. Si yo estoy  de paso no soy quien para criticar lo que, probablemente, tiene su razón de ser. Por tanto no hay malas etapas sino que las contemplamos desde una perspectiva inapropiada, es decir, según el prisma de nuestra propia comodidad o de la imagen idealizada que tenemos de cómo  tendrían que ser las cosas. Saludos.

Ivan_F
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¡Bonita reflexión Manolo!

Ma Teresa
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Hola Papadobou, gracias por tu relato. Espero que tus pies y rodillas se recuperen rapidamente para que puedas afrontar tu proximo Camino de Invierno.  Es curioso comprobar que aquellos lugares en los que seguramente has pasado ya anteriormente muchas veces, pero no a pie, sino seguramente en coche, te parecen diferentes y tienes una percepción distinta. De todas estas impresiones y momentos vividos, al cabo de unas semanas con casi todas ellas las recuerdas en positivo. La mente nos da esta segunda oportunidad. Yo me desplazo mucho hacia la Vall de Ribas y siempre al pasar por la Plana de Vic, en esta época, me llega al olfato el fuerte olor del adobo de los campos. Y es un olor realmente fuerte, doy constancia de ello. Pero es curioso, siempre pienso que el ciclo vuelve a empezar, que todo continua, y que volvemos a estar allí. 

Ha sido un buen entrenamiento para tu proximo Camino.

Saludos.

 

Papadopou
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Gracias, Ma Teresa. Mi pequeña lesión progresa adecuadamente, como dicen ahora en las escuelas. Creo que se trata de una sobrecarga por el esfuerzo y con algún antiinflamatorio y algo de descanso estará a punto para volver a salir. Esa primera etapa fue un poco heavy: 30 km en total y con la guinda de la subida al monasterio, y todo con la mochila a cuestas. Hay que hacer las cosas con mesura y de forma progresiva. Pero servirá de experiencia para la próxima ocasión. Porque, como tú dices, ahí volvemos a estar, siempre hay una próxima ocasión. Saludos.

jordisud
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Este verano he estado andando ytamos de los Vaminos de Santiago que entran en la peninsula por el Coll d'Ares i por el coll de Banyuls. Hacia medias etapas y volvia para dormir en una furgoneta y asi hasta el dia siguiente. Para que resultara mas ameno buscaba un camino de vuelta cercano pero diferente. Pra mi sorpresa en estos caminos no oficiales encontre muchas ermotas romanicas, iflesias con crismonesm xrices patadas templarias.... y estaba fuera del trazado oficial! He vuelto con la sospecha de que los caminos de peregrinacion antiguos no eran unicos sino redes con puntos neuralgicos, creo que los peregrinos usaban diferentes tramos para superar dificultades climatologicas, esquivar feudales peleados entre si, o evitar bandoleros. Porque hoy no podemos hacer lo mismo para esquivar asfaltos, poligonos o cercania de vias ruidosas? Me ha parecido muy interesante el hilo sobre el Camino de invierno y sus posibles alternativas. Webs como Koomot o wikiloc nos permitiria organizar un poco estas "redes" de caminos, Ultreia

Papadopou
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 Buenos días, Jordi. Más de una vez he pensado en lo que tú estás planteando. De hecho lo he comentado en alguna ocasión en el foro. A todos nos gusta seguir una ruta histórica y, si es posible, atractiva paisajísticamente o en cuanto a patrimonio monumental. A veces los trazados que seguimos se adaptan a tales exigencias y otras muchas lo hacen menos. Siempre he creido que el peregrino, el caminante, el viajero, llamémonos como nos queramos llamar, tenemos la potestad de decidir por donde deseamos hacer discurrir nuestro caminar y elegir el itinerario. Especialmente cuando el trazado que nos marcan pueda ser peligroso o especialmente desagradable. Imagino aquellos peregrinos antiguos que, de pronto, si bien no se encontraban con una carretera atestada de peligrosos camiones -que aún no existían- , si sufrían peleas entre belicosos vecinos, malhechores, o tenían que cruzar una comarca afectada por una epidemia (por favor, espero que nadie tiré aquí y ahora de ese hilo, que si no ya sabemos lo que va a pasar) ...  en fin, tal como tu señalas, lo más probable es que buscaran sus alternativas. Lo mismo si lo que deseaban era aproximarse a algún punto de devoción para buscar el amparo de la providencia para seguir su viaje. En cualquier caso, como quería sugerir al explicar mi experiencia, todo aquello que importuna nuestros sentidos, al final, nos permite hacer el Camino de otra forma. Saludos.

João Batista Campos
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Muy bueno Papadopou!

Saludos

¡Este cierre de tu publicación es sensacional! 

"...todo aquello que importuna nuestros sentidos, al final, nos permite hacer el Camino de otra forma."

Concuerdo plenamente! Dijo todo ¡Gracias !

Ultreia

Papadopou
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Gracias por tu entusiasmo, Joao. Que sepas que estoy siguiendo tu lento lento camino portugues, deseo que lo disfrutes. Saludos y buen Camino.

Sofía
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Hola, También he caminado no hace mucho  por el Camí Catalá vivo cerca de Montserrat recordando mi salida desde la puerta de mi casa hasta Santiago  y Finisterre y el reto que supuso hacerlo en completa soledad hasta el primer peregrino con el que coincidí en el Camino aragonés en Sta Cilia de Jaca. Caminos solitarios introspectivos. Bon Camí

Papadopou
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Hola Sofia. Parece que somos casi vecinos. Tienes razón respecto a la soledad en este camino. Sin embargo nosotros coincidimos desde la noche en Montserrat durante tres jornadas con un joven de Canarias y pudimos disfrutar, aunque brevemente,  ese ambiente de camaradería tan jacobeo. Saludos. 

Ivan_F
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Gracias por tu aportación Sofia!

Me siento muy identificado con lo que comentas. Llevo 5 dias en completa soledad en el camino Catalan y aunque no me estaria de más encontrar otro peregrin@ la verdad tiene su esencia. Te olvidas tan fácilmente de todo...esta siendo una experiencia genial y muy meditativa.

Aunque reconozco que pasarme así hasta Logroño se me puede hacer extraño...en fín, soy todo oidos. 

¡Saludos!

Sofía
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Saludos Ivan, de nada.

Decirte que hay que estar un poquito fuerte psicológicamente y ligero de piernas, yo fui muy bien cuando salí desde casa, a 23 km de Montserrat hace ya algún tiempo. Ahora me costaría mucho más llegar hasta Santiago porque mi deseo, mi determinación sería otra, así que enfócate y ten claridad en tu objetivo, si vas por los Monegros no es cualquier cosa, pero también tiene su punto, yo preferí por S Juan de la Peña, Animos que la soledad que ahora te pueda pesar luego la notarás a faltar.

Detrás de ti casi pisándote los talones va David  Rd y un compañero.

Salut i  bon Camí !!!!

elrhic
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Hola,hice esa ruta hace algun tiempo, yo no encontre a nadie hasta Logroño, cuando coincidi con la gente que venia del frances. La verdad que muy solitario, que tambien tiene su encanto, atravesar los Monegros a mi me gusto mucho, el paisaje, sin ver absolutamente a nadie. Buen camino

joseluisbc
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Hola Papadopou, una muy bonita manera de contar tu experiencia.

A disfrutar con tu Invierno y desearte un buen Camino.

Un saludo.

Papadopou
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Gracias, José Luis, muy amable. Saludos.