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De Caminos y Caminos

A veces, demasiadas veces, los Caminos hasta Santiago ya no discurren por donde el paso del tiempo los olvidó; lo hacen por donde las circunstancias socioeconómicas de la zona lo impusieron, los servicios existentes o inexistentes lo aconsejaron, o la voluntad política o caciquil de los hombres así lo decidieron o impusieron. Primero mejoraron los caminos, llegaron luego carreteras, autovías, urbanizaciones, campos de golf y aeropuertos; desdibujando, demoliendo o sepultando los caminos seculares. Llegaron los pantanos anegando sueños, los de los vivos y los de los muertos.También anegaron los viejos Caminos, y secretos esculpidos, tallados o pintados para perdurar e iluminar al buscador, que ahora andará perdido sin su guía, incompleta.
Tampoco es que al peregrino actual nos parezca importar mucho ese pasado. Tampoco tiene mucha importancia, de hecho ni nos lo planteamos la inmensa mayoría. El Camino actual es el que es, y para nosotros es El Camino, que siguiendo la estela del sol finaliza en Santiago, y eso es más que suficiente. Seguimos la sirga actual convencidos y emocionados pensando en que millones de peregrinos hollaron antes que nosotros esas mismas pistas de concentración parcelaria y carreteras secundarias. Hoy mismo se modifica un trazado oficial y salvo que el atentado sea realmente sangrante apenas nadie repara en ello: se actualizan las guías, los tracks, se pintan nuevas flechas del color conocido, las seguimos fidedignos -o sumisos- y asunto terminado. Por supuesto siguen tangibles, visibles, materiales e irradiantes de su mensaje una buena representación de templos y de lugares que son el embrión que germina en nuestro interior, manteniendo intactos (suponemos) su función transformadora y reveladora que hace que ese ecosistema general, incluyente y circundante obre su milagro en nosotros.

Para la mayoría de los peregrinos es suficiente con que el Camino esté bien señalizado. Que desde la última flecha vislumbremos la siguiente, para no perdernos, porque eso al parecer es trágico, nos paraliza la incertidumbre. Nos saca del Camino. Genera temor. En realidad, seguimos las flechas inconscientemente, porque están siempre ahí, donde de repente, tras sobrepasar la última del día, aparece el albergue elegido ¡Uff, reto conseguido!. Pensamos que somos libres en el Camino, convertimos lo que nos rodea en terreno sagrado, podemos caminar con los ojos cerrados, sintiendo la brisa en nuestros rostros...hasta que nos perdemos. Y de repente el sueño se transforma en consciencia ¡Ay Dios, que no veo las flechas! ¿Dónde estaba la última? Entonces eres consciente realmente, en un visto y no visto. Sientes físicamente una sacudida interior que te pone en tu sitio. Despiertas tu Yo dormido, porque ese que ha sentido ese golpe de realidad, de presencia, eres tú, el de verdad, y reaccionas. No te queda otra. Has de superar la adversidad. Esa misma que limita a muchos a lanzarse a peregrinar, a encontrarse consigo mismos, temerosos de perderse. ¿Está bien señalizado el Camino? Es pregunta recurrente.
Nada de lo anterior es una crítica. Estamos acostumbrados, necesitamos y buscamos esa seguridad subjetiva en la que creemos vivir, sin la cual algo se remueve en nuestro interior que no nos gusta. Decimos querer ir al Camino por diferentes razones, cada cual tiene la suya, deseosos o temerosos de salir de nuestra zona de confort, retándola, pero en realidad nos resistimos a perderla. Supongo que es una reacción humana; de los humanos actuales; de los acomodados al menos: nosotros.
Esa sacudida de consciencia y de búsqueda del bofetón de presencia es la que impulsa a otros a practicar actividades de riesgo extremo, poniendo en juego sus vidas. Coinciden las descripciones de no poder describir lo vivido, esa emoción que les impulsa a repetir o superar la experiencia, como nos pasa a muchos peregrinos.
En ocasiones, y muy recientemente en otro post, que es el que ha inspirado este tostón, algunos peregrinos plantean cuestiones relativas a ciertas variantes o a cómo acceder a visitar o transitar por lugares que despiertan nuestro interés, por la razón que sea, pero que al salirse del Camino marcado oficial parece anatema, preguntando si vale la pena, pudiendo encontrarse uno respuestas para todos los gustos. Casualmente, en el último post al que me refiero se citan lugares que sin género de dudas fueron refugio y cobijo, físico y espiritual, de no pocos peregrinos en los Siglos XI al XIII, como lo fueron otros muchos lugares "sagrados" por aquellos Caminos medievales hoy alejados del oficialismo flechero. Caminos que si bien seguían una ruta más o menos lógica y recurrente (hasta bien avanzada la moda de la peregrinación compostelana que dibujo cluniacensemente una sirga más delimitada) admitía todo tipo de variantes, ya sea por dificultades geográficas inesperadas, ya sea por veneración a ciertos lugares santos o reliquias, o por simple indicación de algún poblador para atajar, vadear, evitar conflictos locales o epidémicos, de vasallajes y enemistades, y cuantos motivos acudan a nuestra imaginación. 

Lo cierto es que si te sientas a meditar observando uno de esos lugares citados, jamás podrás sumergirte de lleno si desconoces que junto a aquél pequeño templo, magnífico a la vez que humilde, de aquél escondido y recóndito, hostil y encantador por igual paraje, pervivieron durante siglos comunidades de monjes y de monjas; pasó su infancia recibiendo los saberes que precisaba un futuro rey; que lo fue y que podemos imaginar (hay que echar mucha imaginación) caminando junto a alguno de sus educadores y maestros, entre la vida sencilla pero ajetreada que hoy una vez allí es simplemente inconcebible a la imaginación. En ese lugar, hoy, no hay flechas, ni jamás las hubo. 
Hoy mismo ponía como ejemplo la variante que en el Camino francés por Aragón conduce al monasterio viejo de San Juan de la Peña. Es un desvío en el que se endurece el sendero, que alarga considerablemente la etapa oficial (Jaca-Arrés), que conduce a un lugar único, al que todo peregrino medieval se dirigía sin dudar ni reparar en la dificultad de su acceso; donde existía la creencia de ser depositario nada menos que del Santo Grial; donde las emociones experimentadas allí, en su iglesia primitiva, o en la observación de los capiteles del claustro tallados con absoluta maestría y originalidad por el maestro de Agüero convierten en anécdota el rodeo dado y el cansancio, y al que hoy, pese a estar perfectamente señalizado con todo tipo de símbolos jacobeos, no creo que llegue a ser visitado ni por el 5% de los peregrinos que realizan la anodina pero cómoda etapa oficial. Recordemos que además del monasterio viejo, panteón real y cuna espiritual del Reino de Aragón, podremos visitar el nuevo, hoy hospedería (cara) y centro de interpretación del Reino de Aragón y del propio monasterio, así como la idílica localidad de Santa Cruz de la Serós, con las iglesias románicas de San Caprasio y sobre todo la imponente Santa María, no exenta tampoco de Historia y leyenda.
A casi todo el que se le pregunta te dice, - bueno, en este Camino no, lo dejaré para el próximo-. Pero en el próximo, si lo hay, tampoco suele haber hueco en nuestra apretada agenda.
La excusa más aceptable para admitir la omisión de la visita es la ausencia de albergue próximo. Existe un buen establecimiento en Santa Cruz para pernoctar, pero escapa del presupuesto medio del peregrino así que lo habitual es finalizar en el albergue de Santa Cilia, una vez descendido nuevamente al valle del Aragón y al Camino oficial, perdiéndonos con ello (otra excusa) la posibilidad de experimentar el albergue de Arrés, uno de los mejor valorados de todos los Caminos. Razones no le faltan.
A veces, demasiadas veces, inexplicablemente, queremos terminar cuanto antes nuestros Caminos, que tanto nos ha costado preparar, disponer del tiempo necesario o del presupuesto para realizarlo, y que una vez finalizado nos decimos ¿Ya? ¡Qué corto se me ha hecho! Hay Caminos cortos que no tienen por qué serlo; no me refiero al tiempo o la distancia, sino a la forma y predisposición a recorrerlo. Hay Caminos que se salen del Camino, que lo que tal vez hacen es conducirnos al verdadero Camino, ese que sin saber estábamos buscando, aunque no se vislumbre la próxima flecha. Una vez perdidos en ellos, tal vez sintamos la sacudida que nos despierte, que nos ponga en nuestro sitio, en nuestro Camino. Que realmente nos sitúe donde miles o millones de peregrinos -con cientos o decenas ya se justificaría-, o de quienes por ellos velaban, dejaron sus huellas; unas veces en el barro, otras en piedras labradas, otras uno presiente que permanecen aún allí inmateriales e invisibles. 

Fernando Cristó...
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Caminante, no hay camino, se hace el camino al andar

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Pues es verdad. Me podía haber ahorrado el resto.  Jamás ganaré un concurso de microrelatos.

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Casualidades de la vida. Acabo de entrar a ver si había alguna novedad en Actualidad de Gronze y he visto el artículo sobre la variante de A Gudiña, en el Sanabrés. 

Es del día 11, y de Antón Pombo, así que el mío ha llegado con retraso. Si en algún aspecto puede sonar, porque yo sí entreleo el mismo mensaje de fondo, mi único descargo es no haberlo leído hasta ahora.

Por otro lado, nada me complace más que coincidir con él en lo que al final se resume todo, que hay Caminos y Caminos, y cada cual decide el suyo.

Fernando Cristó...
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El "piloto automático" de las flechas amarillas también tiene sus ventajas. El año pasado, por la vía francigena, a tramos no muy bien señalizada, tenía que estar todo el rato tan pendiente de la orientación, que mi cabeza apenas encontraba la serenidad suficiente para meditar y orar, que están en mi caso entre los principales alicientes de la peregrinación.

Fíjate que este año, una de las cosas que más me gustaron fue redescubrir en Castilla la noche y el amanecer como momento para andar, porque el equilibrio entre el pálpito interior y el paisaje era sublime. Y esto solo lo podía hacer porque por la meseta el camino apenas tiene pérdida, y casi podía poner en stand.by el esfuerzo de orientarme.

No pretendo con estas líneas hacer un "canto a la previsibilidad", sino que bueno, cuando ésta aparece, también tiene su lado estupendo. En realidad, creo que la conciencia se organiza de tal modo que cuando la realidad exterior es estimulante, "movidita", la atención se va afuera. Pero cuando la ruta es rutinaria, la atención se recoge en la intimidad, y empiezan los pasilleos interiores de la conciencia, que en su medida, también están muy bien.

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Al final conseguiréis hacer que camine también en la oscuridad. Me refiero a la exterior; por la interior ando aún buscando la salida hacia la luz.

Hace unos días Bruno leonés ya lo comentó en otro post como práctica habitual en él. Tomo nota para noches de luna, hermano lobo.

Haces bien en matizar que las flechas amarillas tienen sus ventajas, en lo que estamos de acuerdo, nada más lejos de mi intención que minusvalorarlas, además de que, mentalmente, a la vista de la primera, nuestro GPS interior brujulea y nos resitúa. 

Fernando Cristó...
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Ah, ese horror de la urbanización de golf antes de llegar a Sto.Domingo de la Calzada. Yo creo que en la Edad media no se hacían esas burradas porque había menos reparos para colgar de una soga a los desalmados que las cometían (dejemos de lado el pequeño detalle de que entonces no se había inventado el golf, ni había tal sobreabundancia de bilbainos en La Rioja)

Bruno Leonés
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Totalmente de acuerdo con tu calificativo a la urbanización del golf de Cirueña. Recuerdo cómo se apreciaba como lugar de descanso el grupo de robles que había al final de la subida y el disgusto que me llevé en el verano del 2003 cuando al alcanzarlo tuve que pasar de largo porque se hallaba tras una cerca de la que nunca ha vuelto a salir. La del campo de golf. 

Pero aparte de nuestro disgusto por la creación de semejante horror como bien dices en mitad de nuestro querido Camino tengamos en cuenta un pequeño detalle. En la Edad Media se hacían burradas de esas y mucho peores. Quien tenía poder para modificar un camino o una calle, o un pueblo, o una frontera, lo hacía y se acabó ¿Quién en aquellos tiempos iba a colgar de una soga a quien mandaba? Nuestros tiempos serán todo lo malos que se quiera, pero comparados con el Medioevo son una maravilla, en este y en todos los terrenos. Recordemos al gran Jorge Manrique, de Paredes de Nava, junto a la calzada romana entre Carrión y Calzadilla: "Cómo a nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fue mejor". Y tenía razón, "a nuestro parescer". Los Luthiers matizaron la frase con otra que me parece mucho más acertada: "Cualquiera tiempo pasado fue anterior".

Un abrazo peregrino y ¡Buen Camino!

Fernando Cristó...
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Es que uno se pone a decir cosas y no para...

Reconozco ser culpable de no haberme desviado en su día a S.Juan de la Peña, pero es que desviarse o no desviarse es una de la eternas dudas hamletianas del peregrino. A mí me puede seducir mucho el "plus historico" de tal o cual paraje, pero Joer,  a las 12:00 del mediodía, después de haber andado 28 km y faltarte todavía otros 7 para llegar a tu destino, te pilla una desviación de "solo" 6km para tal monumento/monasterio/museo, de absoluta e imperdonable obligatoriedad de visita, y claro, uno piensa: " sí, claro, 6km de ida y 6 de vuelta: 12 en total, que sumados a los 33 del camino, y los 3 que me he chupado al volver para atrás por dejarme la gorra en la fuente, y casi me dan 50 km!!!"

 

 

Indi
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A ver Fernando. Que de Jaca a Santa Cilia por San Juan son 29 Km, no la maratón de Nueva York. Aunque si vienes desde Somport ya arrastrarás los 32 previos. Por eso también mi referencia a los Caminos cortos, haciéndolos largos. Si el primer día finalizas en Canfranc o Villanúa (pudiendo así desviarte a Iguacel), luego Jaca,  y después San Juan terminando en Santa Cilia, la cosa no es tan grave. Además eres vasco, y seguramente de Bilbao.

Hay otros casos más gravosos, es cierto, y eso de ir y volver por el mismo camino tampoco me va, ni sobrepasar mis posibilidades físicas. Así que me he vuelto un maniático buscador de variantes improvisadas y, con paciencia, suelo encontrar soluciones para todo. Aunque a veces toca rascarme el bolsillo para salirme con la mía. Otras veces es hazaña imposible y tampoco quiero convertirme en mártir, así que pasó de largo y, otra vez será.

 

Fernando Cristó...
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Más de una vez he pensado que no estaría mal que en los albergues alquilaran/dejaran bicicletas, y así en  las largas tardes del peregrino descansador podría uno acercarse a los lugares que por la mañana le resultaban muy fuera de juego. Además, algo tiene la calma de la tarde que entran muy bien esas explicaciones de los guías en plan: "... y en este rincón de la pared podemos apreciar las chuletas que guardaba Sancho II en los exámenes de teología tomista con los que le torturaban los monjes"

 

Papadopou
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Eso mismo he pensado yo muchas veces. Una en Calzadilla de la Cueza pensando si ir o no ir a visitar una villa romana cercana. En otra ocasión en Granja de Moreruela para acercarte a visitar el monasterio. Esos pocos kilómetros en un mapa se levantan como un muro insuperable despues de una larga etapa. En bici, un suspiro. En su defecto podrían organizarse tours guiados en carromatos impulsados por rucios sin otra ocupación que pasear peregrinos inquietos.

Un abrazo.

Fernando Cristó...
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Ahora recuerdo que en aquella ocasión por tierras aragonesas en realidad iba en dirección contraria. La razón? Largo sería de contar.

Entiendo que los aragoneses debéis tener una relación especial con S.Juan de la Peña. Me suele gustar estar lo suficientemente limpio y receptivo para que los lugares especiales me toquen la fibra, aubque no aspiro a que me resuene aquella peña como a vosotros. Mira, esa es otra de las grandes cosas de las peregrinaciones: uno va como "limpiándose" por el camino del ruido habitual de su entorno urbano, se hace más sensible y todo le resuena más. 

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Indi
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Esa roca contiene algo más que el patrimonio que podemos contemplar. Si lo demolieran todo y se lo llevarán piedra a piedra, seguiría allí. 

Es lo mismo que está en otros lugares del Camino. Lo que supieron ver los que veían

En este caso de San Juan, el entorno, el arte, la Historia y nuestra imaginación hacen el resto para que su atracción sea visible para nosotros. 

La situación geográfica y los hombres lo delimitaron políticamente. No importa si es cuna espiritual de un reino u otro, de una república u otra, de una Comunidad Autónoma u otra, de un municipio u otro...esos límites son humanos, el verdadero límite en el que se enmarca más podría ser divino, y ese no es patrimonio de nadie, y lo es de todos.

¡¡Maldito misticismo!! Ya asoma otra vez...

Por cierto. No tengo otra cosa mejor que hacer que echar un rato leyendo por qué ibas en dirección contraria, por muy largo que sea. Salvo que me vayas a contar que ibas a esquiar a Candanchú como hacéis los domingos los de Bilbao.

Fernando Cristó...
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Vale, sí, nací en Bilbao, y mi familia es de Vizcaya, pero hace más de cuarenta años que reniego de toda la horterada que supone ser un bilbaíno jajaja! Creo que el aire seco y garboso de Aragón me sentaría genial.

Ay va! Se me acaba de ocurrir: seguro que hay caminos geniales por tu tierra que no los conocéis sino cuatro baturros de pico fino  ¿Por qué no escribes algún articulillo sobre el tema? Quizá no sea e-x-a-c-t-a-me-n-t-e tema jacobeo, pero bueno, si hoy día a cualquier caminillo de España le encuentran pasado santiaguero en un pis pas.

Indi
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¿Por qué siempre atinas en la diana en el momento correcto? Tu intuición y estado de alerta están en plena forma.

Fino finísimo tengo el pico, y me cuesta cerrarlo. Hoy no me sacarás nada porque aún vengo con la resaca (y el cansancio) de lo que he descubierto y sentido hoy caminando.  

Un día de estos, aún falta para eso, escribiré ese articulillo, y seguramente algo más. Y sí, el tema serán esos Caminos geniales y olvidados que ni siquiera cuatro baturros de la zona, como mucho dos o tres, preservamos escondidos de momento, aunque alguno está despertando de su olvido. Suenan desbrozadoras por primera vez en parajes imposibles hoy, rompiendo la paz de lugares ya olvidados; sonidos terribles jamás escuchados por sus habitantes actuales: insectos, aves y mamíferos no inteligentes. La sorpresa es que el tema será lo más e-x-a-c-t-a-me-n-t-e posible, jacobeo. 

Como bien dices, hoy día a cualquier caminillo de España le encuentran pasado santiaguero en un pis pas. Tal vez por ahí vaya la cosa: de caminillos geniales y de flechas amarillas. 

Un adelanto

 

Fernando Cristó...
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En esa txabola misma me quedaba de ermitaño wink

Berto_kairos
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Reflexión muy interesante Indi!! A la mente me viene el Camino Olvidado a su paso por el norte de Castilla y León. En mi opinión uno de los grandes olvidados (nunca mejor dicho). Difícil, si no imposible, es encontrar albergues por esa ruta y es una pena porque su importancia historica es de primera magnitud. Está plagado de arquitectura románica y eso no es un apunte baladí teniendo en cuenta que los inicios de la peregrinación a Santiago se hallan entre los siglos XI a XIII. Una joya de Camino.

Ultreia!

Indi
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Solo el nombre que se ha dado a ese Camino ya ejerce en mí una atracción irresistible. 

No sé cuándo, pero caerá. Si se cumplen las expectativas de cambio de rumbo de la humanidad, tal vez lleguemos a ver bien vertebrado ese Camino para el paso de peregrinos (lo justo y necesario, no hace falta más), sacándolo de la injusticia de su nombre. 

Buen Camino, Berto

Sofía
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De Caminos inicíáticos, busqueda de señalizaciones ..... recuerdo una pequeña historia- totalmente cierta - que escribí en el lejano foro amarillo y que titulé " La peregrina del péndulo" la escribí pues me llamó mucho la atención, gente que va al Camino y no busca lo fácil, esta chica con su péndulo en mano decidía hacia donde debía ir, se la dedicaré a Indi, ya que comenzó el mensaje con mucha carga de profundidad.

 

Autor/a: Sofía
Fecha: 03-08-04 12:48,   Año Santo jacobeo.

LA PEREGRINA DEL PÉNDULO

Hace unos diez dias y encontrándome muy lejos de casa recibí la llamada de una chica de Barcelona diciéndome :

-" Me llamo Montserrat, estoy en la estación de Sants a través de un conocido común sé que has hecho hace poco el Camino Portugués, tengo unos diez días de fiesta que no me esperaba, de modo que dime que he de hacer y el billete que he de comprar, salgo en el primer tren que me digas ".
A grandes rasgos le informé casi sin cobertura en mi tel. en el lugar donde me encontraba, que el portugués merecía la pena, sobretodo si tenía ganas de hacerlo en solitario y de enfrentarse a soledad y preciosos paisajes. No tuve tiempo de hablarle ni de etapas, ni distancias, ni lugares donde dormir. Prometí ir llamándola o enviándole mensajes sobretodo en la parte portuguesa donde apenas hay albergues. No llegué a contactar con ella, ni ella conmigo, pero la tenía presente .

Ayer recibí por fin su llamada, me alegró mucho. Su movil se cayó al suelo y se le estropeó nada más llegar a Portugal, de modo que no pudo contactar conmigo. Devoró sierras encantadas como si tal cosa, la falta de conocer sus misterios creo que le sirvió de ayuda para pasarlas sin temor.
Juntó dos etapas en una, llegando a caminar en un día casi sesenta km. llegó a Tui cerca de la medianoche. Hasta ese punto de cruzar la frontera de España andó en soledad con su péndulo en la mano, cuando tenia dudas en las encrucijadas de los caminos lo usaba y orientaba. Ella y su péndulo.

¿Todavia podemos sorprendernos en el Camino ?

 Definitivamente si.
 

EngelAbel
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Preciosa historia Sofía. Sí, todavía podemos sorprendernos 

Indi
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¡Vaya historia, Sofía! Gracias por compartirla.

Entraríamos en otro campo que trasciende del místico o de el de búsqueda interior: el de los sensitivos. Aunque en el fondo todo es lo mismo, supongo: unos ven, sienten, trascienden, y otros no sabemos, aunque buscamos, porque algo nos ha tocado diciendo ¡Eh! ¡Despierta!

Qué chulo sería que esa Montse nos relatara, pero esas personas especiales suelen guardarse su secreto para ellas mismas. Por algo será.

Ma Teresa
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Nivelazo de posts para leer, releer y volver a sentir las experiencias que nos da a todos el Camino. Comparto vuestras inquietudes y sentimiento.

Lo de las flechas amarillas podría dar para muchas historias y anécdotas. Y quien dice flechas amarillas, dice marcas amarillas. ¡¡Que también hay!! Mozárabe, atravesando campos de olivos. Las Asociaciones y Amigos del Camino se lo curran bien.

BENJAMIN GARCIA...
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Hola Indi estoy de acuerdo contigo,Santiago te guiara y te acompañara por todos los caminos .Mi proximo reto es el de invierno para el año 2022.Espero que esta pandemia se valla y podamos difrutar de esas capillas ,monasterios y caminos .UN ABRAZO .BUEN CAMINO .ULTREYA ET SUSEIA.

Indi
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Eso esperamos todos Benjamín. Falta bastante aún para 2022, pero parece que tendremos que convivir con el virus este durante mucho, mucho tiempo, así que nunca se sabe... pero nos adaptaremos y disfrutaremos de nuevo de lo que más nos gusta. Veo esos Caminos minoritarios y solitarios y crece mi atracción hacia ellos.

Como dicen los Hooligans del Liverpool en su himno, ¡Nunca caminarás solo!. Es una solemne tontería comparar el fanatismo futbolero con el Camino, pero me quedo con el trasfondo del mensaje que transmiten.

Es cuestión de fe, de actitud y predisposición el sentirte acompañado y protegido, ya sea por Santiago o por nuestro verdadero Yo ignorado. 

Buen Camino.