Etapa 98: La Storta - Roma | Al Loro

Distancia: 
19,2 km
Duración: 
4 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

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Atención: En 2022, por haberse detectado la presencia de jabalíes afectados de peste porcina, y para evitar la propagación de la enfermedad al pisar sus heces u otros restos orgánicos, está prohibido —bajo pena de una cuantiosa multa— atravesar el parque dell'Insugherata. No se ha señalizado una alternativa, pero la opción más lógica es seguir, desde La Giustiniana, la Via Trionfale.

Si es domingo y el papa efectúa el rezo del ángelus en Piazza San Pietro a las 12:00, conviene calcular unos 30 minutos de espera para superar los controles de acceso, por lo que si se parte de La Storta habrá que madrugar.

Nuestro consejo para hoy es un resumen de todo lo que hemos predicado, con mayor o menor fortuna, a lo largo del recorrido. La ruta azul no pasa ni por la Insugherata ni por el Monte Mario, por lo que se pierden dos de los atractivos de esta parte final de la VF, pese a cuestas y escaleras. Su trazado es completamente ajeno a la historia de la peregrinación, y desde Formello, como hemos visto ayer, sigue la Via di Santa Cornelia hasta Casale Prima Porta. Aquí rodea el barrio para acceder a la ruta ciclo-peatonal del río Tevere o Tíber, recorriendo sus meandros hasta alcanzar el Viale Angelico, y por él prosigue hasta el Vaticano.

Al salir de La Storta tenemos dos supermercados grandes (Euro Spin y Conad) para adquirir lo que necesitemos para la jornada, poco, ya que en menos de 5 horas estaremos en el centro de Roma, y a lo largo de los barrios las opciones de compra son continuas.

Recomendables, a 50 m del camino (Via Vittorio Piccinini), el bar-pasticería-enoteca Da Noi, por ejemplo para el desayuno, y la vecina heladería L’Orso Goloso.

Reserva dell’Insugherata. Creado en 1997, este enorme espacio natural, que abarca 740 hectáreas, acoge diversos vestigios arqueológicos romanos como villas o tumbas, entre ellas la falsamente atribuida a Nerón. De sus especies arbustivas destacan varios tipos de robles, castaños, chopos, sauces, alcornoques o acebos. También abundan los juncales, el carrizo y los claveles de agua, característicos de los terrenos palustres. En primavera la floración es intensa.

A través de la Insugherata se suceden los cruces de caminos, no todos bien señalizados. Por ejemplo, al llegar a un descampado con unas mesas para el descanso, hay que seguir a la izquierda bajo una casa de ladrillo, subiendo luego una rampa hasta las primeras casas de la Via Augusto Conti.

El Monte Mario es un parque con horario, de 7:00 a 18:00, 20:00 o 21:00 según la época del año.

La altura del Monte Mario es modesta, 139 m, pero le cabe el honor de ser la colina más alta de Roma, aunque no una de las siete clásicas. Por este motivo acoge el observatorio astronómico de Roma, que fue construido sobre la renacentista Villa Mellini, propiedad del cardenal Mario Mellini que dio nombre al lugar.

Si al salir del parque del Monte Mario se sigue la Via Trionfale, en lugar de torcer a la izquierda, se puede llegar a la Piazza Risorgimento y la Porta Angelica unos 20 minutos antes que por el trazado balizado, pero no hay señales.

Sobre Roma:

Podéis leer el intersante artículo de Antón Pombo: Roma para peregrinos.

Es obvio que las posibilidades de alojamiento de una gran ciudad son enormes, y que la oferta varía cada día. Sin embargo, tan solo existe en Roma un verdadero albergue de peregrinos de acogida tradicional, con sus hospitaleros voluntarios y su cena comunitaria, a los que suma el ritual del lavatorio de pies. Además se encuentra en el Trastevere, uno de los barrios más característicos del centro antiguo. Lo gestiona la Confraternita di San Jacopo de Perugia, y funciona todo el año. Ver al papa, y pernoctar en el Spedale della Provvidenza, deberían de ser los objetivos más deseados por los peregrinos de la Vía Francígena, que podemos sentirnos afortunados.

Otra opción son las residencias religiosas, algunas de las cuales figuran en: Residencias religiosas cerca del Vaticano.

El sello en nuestra credencial lo podemos poner en el albergue de peregrinos (Spedale della Provvidenza), en la oficina de la Opera Romana Pellegrinaggi (piazza Papa Pio XII, 10, de 9:00 a 16:00), o en la sacristía de la basílica de San Pietro.

Desde agosto de 2022 se celebra a diario en la basílica de San Pietro la Misa del Peregrino a las 18:00. Media hora antes se recibe a los congregados junto a la estatua en bronce de San Pedro, y se les acompaña hasta la tumba del apóstol, ante la que son bendecidos.

Si es domingo y el papa efectúa el rezo del ángelus en Piazza San Pietro a las 12:00, conviene calcular unos 30 min de espera para superar los controles de acceso.

Al lado de la Piazza San Pietro, el Centro Internazionale Giovanile San Lorenzo (Via Padre Pancracio Pfeiffer, 24) permite a los peregrinos dejar gratis en un depósito la mochila o la bicicleta mientras se visita la basílica. También nos informan de opciones de acogida cristiana en la ciudad. Ver horario en la web.

Varios son los productos típicos de Roma, entre ellos, y con D.O., la ricotta romana, un queso fresco de oveja que, según la leyenda, le fue enseñado a hacer a los pastores por San Francisco en 1223. También de oveja, pero de pasta dura, es el pecorino romano (D.O.), de sabor intenso y salado, por lo que se usa para condimentar la pasta.

De los platos romanos uno humilde, pero realmente característico, es el carciofo o mammola romanesca, que no es otra cosa que un tipo de alcachofa muy tierna. Se cuece a fuego lento, se le echa pan rallado y se adoba con ajo, perejil, pimienta y aceite de oliva.

En cuanto a la pasta, la más característica de la ciudad son los buccatini all’amatriciana. Se trata de una especie de spaghetti, gruesos y agujereados, que se preparan con tomate, tocino, pimienta y el citado pecorino. Solo en segundo lugar estaría el cacio e pepe, en este caso tonnarelli con queso pecorino y pimienta negra, bien sencillo. Seguro que los cardenales comían otras cosas…