Entramos de lleno en la montaña, esa larguísima cordillera de los Apeninos que se extiende de norte a sur por la península Itálica, y que hoy nos disponemos a atravesar por el macizo Tosco-Emiliano. Desde la partida, en un primer tramo por el valle de Sparzana, vamos a subir de forma continua en compañía de pequeños y sobrios pueblos, con sus casas construidas en piedra, que además de su estructura viaria guardan algunos testimonios del pasado peregrinatorio. A partir del Passo del Monte Cassio descendemos por la ladera oeste de un nuevo valle, el del Baganza, que de Cassio nos conduce a Berceto; entre medias, no obstante, será preciso superar el monte Marino. El fin de etapa, con su pequeña catedral, es un oasis en medio de tantos montes, prados y bosques.