De Oviedo a Fisterra, pequeña crónica
Aterrizando todavía y pletórico por demás, os comento algunas impresiones del Camino Primitivo y la continuación hasta Fisterra pasando por Muxía, por si os pueden ser de utilidad.
Sobre el relieve y el paisaje del camino primitivo, nada que añadir a lo dicho en otros hilos. Simplemente brutal, bellísimo, mágico. Físicamente más exigente que el francés, se lleva la mar de bien caminando tranquilamente. Sin perder el resuello, a pasitos de viejo y disfrutando el paisaje, descansando en algun prado o fuente cuando el cuerpo lo pide no hay subida o bajada que se resista. Poco frecuentado en marzo, los alojamientos han sido suficientes y correctos. En Grado nos atendió Paco, de Valladolid, voluntario de FIAC de humanidad tremenda, y destacar el albergue de Colinas de Arriba, por situación mejor fin de etapa que Borres, tanto para ir por Hospitales (se enlaza por una pista cómoda y bien marcada) como para seguir por Pola,y excelentes instalaciones muy bien atendidas por Jose y Noelia. Mención aparte a Bodenaya, con David y Celia, un lugar con luz propia, un referente para vivir el espíritu del Camino. Estarán hasta Julio; a buen entendedor... Tras Lugo, el camino sigue guardando perlas. Sí, la salida de Lugo, y la llegada a Melide y el asfalto, ya, Pero haberlas haylas, es como los tréboles de cuatro hojas, están ahí, sólo hay que buscarlos. Pasando Melide a la carrera y con los vapores del albariño se llega a buena hora y con excelente ánimo a Ribadiso de Baixo, uno de los albergues más bonitos de la Xunta en un lugar paradisíaco lejos de los mogollones de Melide o Arzúa. De ahí a Lavacolla en un paseo esquivando vaharadas de perfume y desodorante. El albergue de Lavacolla es otro de los imprescindibles, poco masificado, muy bien equipado y con atención exquisita -y divertida- de la hospitalera.
La prolongación hasta Fisterra pasando por Muxía, con el cuerpo ya adaptado, fue un paseo disfrutón, con borrasca gorda y lluvia a jarrazos un par de días, y sol abrasador al llegar al mar. Disfruté tanto que me perdí por la costa da morte y me gocé una propina de diez kilómetros de más en la etapa a Fisterra como despedida.
Hasta ahí la crónica somera. Añado un par de consideraciones. Me preparé para el camino durante un año. Por prepararme entiendo hacer dieta y ejercicio, revisar y mejorar la equipación -aligerándola y haciéndola más versátil y adaptable- y recopilar información sobre el camino, los lugares por donde pasa, orografía, etc. Pero no lo planifiqué: no reservé alojamientos, ni tenía finales de etapa "cerrados", y el billete de vuelta también era abierto. Al no tener planes concretos, los planes nunca fallan y he dormido a cubierto todas las noches. El ir preparado te da cintura, el ir programado encorseta.
También he dejado de lado mis hábitos peregrinos y he probado formas diferentes de experimentar. No he ido solo; en Oviedo coincidí con dos peregrinas con las que compartimos cena. Compartimos nuestros alimentos, nos zumbamos unos vinos, nos miramos a los ojos y nos sonreímos desde dentro, sin usar en ningún momento el teléfono móvil. Eso para tres primates desconocidos es algo notable, y ya no nos separamos (es un decir) hasta Compostela. No he madrugado ni caminado con el frontal para ver los amaneceres, he preferido compartir los desayunos, y tampoco he revisado las etapas ni me he interesado por el tiempo. El afrontar etapas desconocidas (no como en el francés) sin mirar el mapa me ha abierto a sensaciones nuevas y muy divertidas, un voypayá a lo que salga y compartido en el que te preocupas más de los pies o rodillas de tu compañero/a que de tu ombligo o culo. Los hábitos esclerotizan, romperlos aporta flexibilidad para abrir otras puertas. Ésta ha sido la parte más enriquecedora del viaje, el dejar de lado las formas habituales y adaptarme a lo que surge. A veces, hasta magia.
Salud, ultreia et suseia!
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Podría haberlo escrito yo, un corta pega de mi Primitivo+Fisterra del pasado diciembre. Hasta coincidimos con los finales en Ribadiso y Lavacolla, para mí, la mejor opción para transitar el tramo del francés.
Felicidades Xavi!
También me pareció muy bonito el albergue de Olveiroa, de la Xunta, aunque sin llegar a la belleza del enclave de Ribadiso, con el río y los prados enmarcando el albergue. El día que llegué a Olveiroa el cielo decidió descargar y empapó hasta la leña bajo los hórreos; con la chimenea encendida habría entrado en el "top 3" de lugares acogedores.
Enhorabuena por tu Camino, presta que lo disfrutases, aunque tuvieses a Paco Valladoliz pa empezar
¡Vaya pedazo de humanidad! Más que bizcochito, panettone entero de los grandes: tierno, dulce -sin empalagar-, nutricio...
Hola Xavier,
Coincido plenamente contigo, me informo lo imprescindible del camino que voy a realizar, porque la información te enriquece, pero nunca reservo, no llevo ningún camino programado, ninguna etapa cerrada, dios proveerá, y si me equivoco, aprendo.
Prefiero la improvisación, me satisface mucho más y, como tú dices, si no llevas planes, los planes nunca te fallan.
Enhorabuena por tu aventura!
Saludos.
Uno de los efectos secundarios (o principales, según se mire) de viajar es que cambia a la persona, sus ideas previas, sus puntos de vista, su forma de actuar o lo que sea. A más cambio, más provechoso el viaje; sin cambio se queda en turismo. Salir con los ojos abiertos, orejas abiertas, mente y corazón abiertos -vamos a dejar ahí las aberturas- acelera y aumenta el proceso, lo hace más profundo y significativo, y dejarse en casa hábitos y costumbres permite probarte desde un punto de vista no habitual -aunque siques siendo plenamente tú quien experimenta y decide, pero sin el corsé de la costumbre-. Y sí, Javisanta, coincido contigo, Dios provee y además aprendo.
Atardecer en Fisterra, foto sin filtros ni retoques tomada por mi compinche Sergio Kraken. Quien no vea magia, me pille hora urgente al optometrista.
Muchas gracias, Xavier.
"Pero no lo planifiqué: no reservé alojamientos, ni tenía finales de etapa "cerrados", y el billete de vuelta también era abierto. Al no tener planes concretos, los planes nunca fallan y he dormido a cubierto todas las noches. El ir preparado te da cintura, el ir programado encorseta". Bien dicho. Lo suscribo.
Un saludo a todos.
Enhorabuena Xavier! Se nota que lo has disfrutado muchísimo!! Gracias por compartir la crónica :)
Buen Camino!