TRAINERA
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MORALEJA

Un día, un profesor le dio un globo a cada alumno, les pidió que los inflaran, inscribieran su nombre y los tiraran al pasillo, luego mezcló todos los globos y dijo: Tienen 5 minutos para encontrar el suyo; los alumnos corrieron desesperados, pero ninguno logró encontrar el suyo.  Entonces el profesor les dio otra instrucción, tomen el primer globo que vean y entregueselo a quien lleve ese nombre,  en menos de 5 minutos, todos tenian su globo. El profesor los miró y dijo: Ven, así es la felicidad, si todos buscamos sólo la nuestra, puede que no la encontremos nunca, pero si cada uno se preocupa por los demás, también termina encontrando la suya. Los estudiantes quedaron en silencio, habían comprendido una gran lección sin necesidad de libros.  

Una sonrisa puede cambiar un día, un gesto, una vida, y cuando ayudas a otros a encontrar su alegría, la tuya llega sola, sin buscarla.

Moraleja: La verdadera felicidad no se persigue, se comparte, se ofrece, se multiplica, no está en acumular, sino en dar, porque en un mundo donde todos se ayudan, nadie se queda sin sonreír.

¿Hasta cuándo dejarán de matar?

Javier Arrondo ...
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Que bonito y que gran verdad Trainera.Me ha encantado.

Xavier Riera Luna
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heart

Cristineta87
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heart

Papadopou
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heart+heart=2heart   (wink)

Indi
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Dicen que el raciocinio es la singularidad que permite al ser humano su supremacía entre las especies. Yo creo que es la estupidez y que el verdadero reto y sentido es trascenderla. Me refiero a la racionalidad, lo de la estupidez es su consecuencia.

landante
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¿Y cómo se trasciende ese opresor raciocinio Indi?

Yo camino siempre que puedo, y caminando siento claramente el polvo que levanto sobre todos los razonamientos. El brillo de un polvo fino es lo único que da sepultura en mí al infierno de tantos razonamientos.

Pero cuando paro vuelven a rodearme los cuerdos. Miles de cuerdos razonando, lanzando sus conclusiones sin miramientos. Certezas que sólo son suyas intentando aplastar lo que sienten otros.

No sé cómo trascender el raciocinio más que caminando a solas. Pero a solas acabo añorando a otros, y al final regreso y les escucho.

Es como un círculo, como estar en una prisión donde no se permiten ni aún los sueños. Y cuando algunos nos dormimos y soñamos con divinos silencios, nos despiertan a golpes con razones que no son más que látigos destruyendo todo lo que es realmente bello.

Ojalá hubiese en el mundo menos cuerdos razonando y más locos caminando sin razón alguna.

Francesc_
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Realmente Trainera, lo que indicas me parece muy acertado y real smiley realmente también pienso,  por ejemplo, que cuando "estamos en el Camino" todos aportamos lo mejor de nosotros mismos a los demás peregrinos, en este caso sin conocerlos, pero sentimos su proximidad y repartimos felicidad y nos sentimos felices.

Que bueno seria que la moraleja que has tenido a bien compartir con todos nosotros, apareciera publicada en primera plana de los todos los periódicos y medios de comunicación.

Buen Camino!

Ultreia e Suseia

Shakespeare
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Recientemente vi un reportaje que decía que los altos niveles de plomo en el ambiente provocados por su utilización como antidetonante en la gasolina desde principios del siglo pasado, habían provocado un descenso del CI del 10 al 15 por ciento en la población.

Este descenso del CI habría contribuido a aumentar la violencia durante mediados y finales del siglo XX.

Segun esta teoría el aumento generalizado de la violencia y de la infelicidad sería una consecuencia de este descenso del CI o sea de la capacidad de raciocinio de una población crónicamente envenenada a partir de principios del siglo XX.

landante
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¿Y cómo es posible que quienes realizaron dicha investigación tuviesen aún suficiente coeficiente intelectual como para llegar a la conclusión presentada en su estudio, en lugar de dedicar su tiempo a realizar actos violentos, como supuestamente les sucede a otros? ¿Cuál es el motivo de su inmunidad al plomo y de su elevado coeficiente intelectual? ¿Cómo respiran para mantenerse mansos y sabios? ¿Usan filtros?  ¿Dónde viven, dónde está ese aire tan sano? ¿Cuál es su sanadora situación social o económica respecto a los tontos, violentos y envenenados? ¿Y por qué no comparten ese aire sin plomo que les mantiene alejados de la embrutecida violencia que destruye a quienes se matan a martillazos?

¿Cuál es, por otro lado, el origen de la mansedumbre de algunos animales que  juzgamos sin raciocinio? ¿O son ellos en realidad los verdaderamente racionales? ¿Cómo es el alma de las ovejas que llevan al matadero? Yo las he observado atentamente, y su mansedumbre e inmunidad a ese plomo que a nosotros nos afecta hacen que me arrodille ante su noble naturaleza. Son frente a la muerte como niños blancos cogiendo globos de colores.

Es un círculo. Para mí es un círculo. Mi infierno. No es mi yo, ni aún su sombra nada de lo que yo razono.  Es una condena para mí lo que es un logro para otros. Pero yo lo vivo así,  como una condena y un tormento. No lo puedo evitar. No hay medicamentos que me sanen.  No sé cómo frenar el constante zumbar de una mente que no calla, que razona como un loro oprimiendo a mi alma.

Habiendo estado lejos de este cráneo que teclea, no dejo de añorar día tras día el silencio que existe fuera.

No,  no me adapto a ningún coeficiente intelectual, ni al producido por el plomo ni al del inmune sabio. Y sigo soñando con volver a aquel silencio, al coeficiente 0, a la paz infinita.

Lo que no entiendo tampoco es por qué aún lloramos ante la violencia si somos tan violentos. Ni por qué podemos ver esperanzados esos globos con nombres escritos en su frágil superficie, siendo cada vez más brutos y torpes. No sé por qué los soñamos. No sé por qué sufrimos, y aún así seguimos caminando. Cosa de ovejas, supongo.

De todos modos gracias Shakespeare por tu interesante aporte, porque es interesante sin duda alguna, aunque incomprensible para mí. Yo ya debo de estar envenendada por el plomo.

Y gracias Trainera por tan bello relato.

José Antonio Fe...
Imagen de José Antonio Fernández

Soy de los que tienen título en economía, aunque realmente no sé nada. Pero hay una frase que nunca olvidaré....

"Ante un informe que dice afirmar algo, siempre hay uno que afirma lo contrario"

   🤪🤪

 

Shakespeare
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Bueno, cada uno pppdemos pensar que hubiese sido de nuestra vida de ser un 10 por ciento más listo. Pero lo significativo es que la sociedad en su conjunto sería un 10 menos estupida.

Martintxoo
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Hola:

Para mí el fondo de la cuestión es si estamos dispuestos a recoger el globo del otro y entregárselo,la teoría es perfecta,pero la realidad no la suele acompañar.

La felicidad,según mi punto de vista,estriba en "no salpicar",vivir tu vida,estar conforme contig@ mism@,disfrutar y tratar a l@s demás de la misma forma que te tratas a tí.

Por supuesto que la solidaridad es tremendamente importante,para nuestra vida, pero bien entendida, vamos que podemos ser solidarios a pocos metros de nuestra casa y no sólo con medios económicos por medio.simplemente y como dices con una sonrisa.

Si canjeamos nuestra estupidez por sonrisa,el raciocinio no tendría nada que hacer sobre la nobleza,pero cada uno tenemos nuestro propio coeficiente intelectual y algun@s no llegamos a más y anteponemos cosas a lo que las leyes de la naturaleza nos indican.

Soy feliz con mi ci,que no sé cuál es,no me preocupa pero tengo esperanza en las personas. a pesar de lo que nos está tocando vivir.

No tod@s somos iguales,un@s somos manada, otr@s líderes,y según creencias estamos hechos a imagen y semejanza? de......no lo entiendo,igual es el plomo como decís.......gracias por las reflexiones.

Intentaré seguir avanzando con la ayuda del Camino.

Saludos

Indi
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Acabo de regresar del silencio. De ese del que habla landante. Todos los días intento sumergirme un ratito en él aunque no siempre lo consigo, no soy buen buceador, requiere experiencia. Volviendo al raciocinio y su ruido inclemente, me congratula ver que casi todos respiráis aire sin plomo. O eso, o sois inmunes. Magnífico hilo has parido, Trainera. 

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

.

Una primera forma de acercarse al silencio, se me ocurre que puede ser ir quitando ruidos. Y luego cuando te acostumbras, el ruido anterior realmente te parece !rrruido! (P.ej, las cadenas de música en los supermercados). Cuando tuve que dejar de forma bastante el azúcar, para navidades decidí darme un descanso, y entonces reparé en lo bestia que eran de calorías los turrones. 

Por otro lado, viviendo donde vives, ya tienes la mitad del camino andado. Como cuando no te veías de hospitalero, y te dije: "¡pero si ya eres el hospitalero oficial del Camino aragonés para los de Gronze!"

No creo que hace cien años hubiese mucha gente en los pueblos de España que hiciese silencio budista, pero... ¿ lo necesitaban?

 .

landante
Imagen de landante

Yo no podría, sin desfallecer, recoger continuamente para otros globos con sus nombres. Así es y así lo reconozco Martintxoo. No sé si esa disposición es permanente en otros, pero sí que sé que yo no podría mantener tan constante esfuerzo solidario.

La alegría que brota de un acto tan generoso, antes o después se quebraría en mí, como si yo no fuese más que un monstruo.

Al final mi deseo sería de nuevo estar lejos, a solas sobre mis pasos, lejos de los otros niños, lejos de su afanes, buscando solo un silencio que añoro por encima de todo.

Puedo visualizar ese pasillo ideal con los niños dentro dando saltos, buscando globos de colores con nombres escritos a mano. Y puedo imaginarme allí, y ver la alegría dibujada en los rostros. En todos menos en el mío, porque en el rostro del monstruo la luz ya se ha apagado.

Inmóvil al final del pasillo, el monstruo se ha retirado. Ahora se arrastra hacia la puerta, huyendo del ruido producido por afanes y por saltos.

Y me veo una vez más sola, a solas por el Camino, sin otro nombre que el que otorga el silencio, sin deseo de escucharme, sin globo entre las manos, tan ligera como el aire.

Así es el monstruo que escribe estas líneas.  Así es su paz y su tormento.

Shakespeare
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Creo que fue Santa Teresa la que vivía sin vivir y moría porque no moría…

Landante, si nadie te trae tu globo, búscalo tú misma o infla tú misma el globo del color que tú creas más hermoso, pero no te quedes sola en un rincón. No pinches tu globo. Para ser feliz primero hay que querer serlo.

Martintxoo
Imagen de Martintxoo

Ese monstruo que somos necesita un descanso.una mirada hacia su interior,alguna vez el espejo nos muestra nuestra imagen sola ante él,sin nadie a quién socorrer salvo a nosotr@s mism@s......somos un globo solitario, con nuestras necesidades,simples pero demandantes de solidaridad,la que profesamos,nada más.

Reivindico la solidaridad recíproca,que alguién encuentre mi globo,pero que sea capaz de acercármelo,yo acercaré el que me encuentre,pero.....no soy de piedra.

Felices pensamientos.

TRAINERA
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Buenas tardes: Muchas personas quieren un pastel... y la vida les da harina, huevos, leche, azúcar y hasta un horno, pero siguen sufriendo porque la vida no les da el pastel.

¿Hasta cuándo van a seguir matando?

Ma Teresa
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Landante, No hay nada malo en buscar silencio. A veces hace falta parar para escucharse y recuperar fuerzas. Pero tampoco todo está en la entrega constante ni en el silencio absoluto. El equilibrio está en encontrar formas de estar, sin miedo a lo que somos ni a lo que nos rodea.

Al volver del Camino, después de tanto pensar y caminar en silencio, ya estamos entregando de nuevo, pero desde otro lugar. Más tranquilos, más conscientes. Y es ahí donde empieza otra forma de camino: el de vivir lo aprendido en medio de la vida real.

landante
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Transmites sosiego Ma Teresa. Lo que dices y la forma como lo expresas logra, al menos en mí, ese dulce efecto. Todas tus intervenciones me han llamado siempre la atención por la serenidad con la que abordas casi cualquier tema y por la calidez con la que te diriges a los demás.  Diría que es un don, pero al calificarlo así seguramente no haga justicia a tus pasos dados en el Camino, ni a tus silenciosas reflexiones, ni en general al esfuerzo que implican casi todas las cosas. Hay bondad en tí, así lo percibo desde el principio, y sobre tan fértil tierra brota en tu interior el campo que con trabajo tú misma has ido sembrando. Te estoy muy agradecida por el regalo de tus palabras.

No se equivoca Trainera al decir que  hay quien sufre por no tener un pastel a pesar de contar con todos los ingredientes para elaborarlo. Pero es que no todos somos buenos cocineros.  El sufrimiento humano tiene mil rostros, y es insondable aún para quien lo padece.  No siempre reside en las mismas cosas ni lo producen los mismos males.

Yo procuro no juzgar nunca el sufrimiento ajeno. Nunca me parece ni más ni menos que el de otros. Cada persona carga con sus propias penas y con sus propias limitaciones.

También es fuente de sufrimiento no tener motivo de llanto según el rápido juicio de otros, pero no ver luz en ninguna parte. 

El sufrimiento de quien teniendo a su alcance todos los ingredientes para elaborar un pastel no logra ni siquiera levantarse para ir a la cocina, merece para mí el mismo respeto que el llanto de aquel que no tiene absolutamente nada, aunque sí la luz y la energía que le mantiene despierto.

Soy prudente en ese sentido. Todas las penas merecen mi atenta mirada. Al final todas las lágrimas son de agua, de gotas que vinieron del cielo.

Dejarán de matar Trainera. No perdamos la esperanza. Mira a tu alrededor, millones y millones de almas desarmadas. Míralas. No las pierdas de vista ni dejes de escucharlas.

Dicen que peor que ser víctima es ser verdugo.  Sujetemos sólo banderas blancas.

TRAINERA
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AMEN, y así se escribe la historia de los "santos inocentes", título de una gran película que te recomiendo veas, si no la has visto, landante.

Ma Teresa
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Landante, me quedo con tu ultima frase: sujetemos sólo banderas blancas. Y quizás, solo digo quizás, si las agitamos bien, con fuerza, con energía, entre todos podamos obtener el Efecto Mariposa que tanto deseamos.

Martintxoo
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Damos por sentado que sabemos cocinar pero eso se aprende,si queremos hacerlo y no tod@s queremos aprender,hay quién si no se lo hacen se bloquean, o simplemente lo dejan,cuestión de personalidad.

El sufrimiento de l@s demás nunca es comparable al propio y por mucho que nos pongamos en su piel,nunca será lo mismo.

Que el polvo del Camino,nos siga alumbrando.

Papadopou
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Me permitiré continuar con la metáfora expuesta por ahí arriba.

Yo no se cocinar. Consigo, y para satisfacer la básica necesidad de saciar el hambre, lo que coloquialmente llamaríamos hacer la comida. La excelencia culinaria, como tantas otras, queda lejos de mis habilidades, de mi capacidad, de mis expectativas. Dicen que todo puede aprenderse y para ello internet está saturado de tutoriales, de artículos detallando recetas y abundan los videos de cocineros soberbios (incluyo a los que se muestran encantados de haberse conocido, que no son pocos en ese ramo) dispuestos a hacerte creer que si quieres puedes y que si no es que eres raro, tonto, torpe o menos hábil que la media. Pero resulta que a la hora de ponerse ante los fogones hay quien tiene la impresión (es mi caso) de tener dos manos izquierdas o de que el fuego propio no calienta lo suficiente. Creo que para ciertas cosas tienes que nacer enseñado. Un pastel es una mezcla de ingredientes a la que hay que insuflar vida. ¿Si no qué se supone que le sucede a esa amalgama de harina, huevos y azúcar dentro de la cálida matriz que es el horno? Trasciende la vulgaridad de la mezcla, se eleva sobre la cotidianidad y alcanza el esponjoso cielo de la repostería. Salvo si lo hago yo. Entonces ni se eleva ni trasciende, ni nada. Se cuaja, se apelmaza y queda como la suela de un zapato. El talento, para la pastelería o para lo que sea, ni se crea ni se destruye, como la energía. Supongo que procede de un reparto primigenio y se tiene o no se tiene. Hasta para ser feliz hace falta talento. ¿Aprender a ser feliz? Sobre eso también abundan los consejos y los consejeros. Si alguien conoce alguna fórmula que funcione de verdad por favor que se incluya en la lista de espera, lo llamaran enseguida. Son los tiempos que vivimos. Si alguien aparece con un bonito globo para ti, desconfía. Seguro que quiere algo de ti y puede que al entregártelo acabe deshinchado, como los pasteles que yo intenté cocinar. Al final, todo es aire.

¿Pero y si, a pesar de todo, la intención fuera buena, como esas de las que el infierno está empedrado? Puede que el destinatario prefiera no ser tan feliz y decida pincharle el globito en la cara al generoso donante. Puede que haya a quien le resulte más satisfactorio regodearse en el lodo del sufrimiento. Al fin y al cabo una existencia sin una justa dosis de dolor puede resultar insoportable para una mentalidad consciente de que un exceso de bienestar puede llegar a parecerse demasiado a una muerte en vida.

Afortunadamente como parece que, plomo mediante, decaerá la capacidad intelectual de la humanidad nos dejaremos de tanto raciocinio y volveremos a una vida más simple (¿más estúpida?) que nos permitirá encontrar el camino de la felicidad. Siempre tengo presente la hipotética relación entre felicidad y estupidez, y me acuerdo de que para algún filósofo esta (y la locura) garantizaba mucha más felicidad que la racionalidad propia de los presuntos sabios. Lástima que últimamente se utilice tanta gasolina sin plomo y que se abandone el mal hábito de fumar, porque eso puede que acabe desacelerando el proceso.

En cualquier caso como, sea por una cosa o por otra, o por ambas a la vez, como también parece decaer la fertilidad humana, al final del túnel tal vez si que haya esperanza. Los humanos sin el mundo no podemos estar, pero el mundo sin los humanos si. Eso lo solemos perder de vista y nada hay más estúpido que eso, con felicidad o sin ella.

Por último, y ya está bien para una dominguera tarde de tormenta en la que no hay ni truenos ni relámpagos en el cielo, recordar a Trainera que Unos y Otros solo dejaran de matar cuando se les acaben las balas. Otros y Unos ganan mucho dinero poniéndolas a disposición de todos los que están dispuestos a usarlas, que siempre han sido muchos. O sea que desgraciadamente, me temo, va para largo. Saludos.

Shakespeare
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Si es muy traído eso de que para ser feliz lo mejor es que no te enteres de nada. Desde ahí se justifican las mentiras “piadosas” y genera una filosofía de vida… un “no querer saber”, el empoderamiento de la ignorancia.

Pero hay otra perspectiva, otra filosofía… 

Siguiendo a Cipolla podemos dividir a las personas en 4 clases: Los malvados, los inteligentes, los incautos y los estupidos.

Los inteligentes se procuran el bien propio procurando el bien general ( ej Alexander Fleming ). Si con plomo ( esto ya pasó, se ha reducido la inteligencia en los últimos 100 años) o de otra forma, reducimos más la inteligencia, será más difícil inventar nuevas Penicilinas (acaso no trae la felicidad a una casa que un niño salve la vida por poder tomar antibióticos ?)

Los incautos procuran el bien ajeno perjudicándose a sí mismos.

Los malvados procuran el bien propio perjudicando a los demás.

Los estupidos procuran el mal ajeno perjudicándose a sí mismos.

Tratemos todos de ser más inteligentes. La sociedad será más feliz.

Martintxoo
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Hola Shakespeare.

Me llama la atención que de los cuatro catalogados, sólo hay uno que desea el mal ajeno y también que haya quién no se entere de lo que pasa en el mundo, aunque conozco quien no se entera de lo que pasa a su alrededor,pero de lo que pasa en el mundo si.

Para conseguir ser mas inteligente,primero habrá que serlo no?.........jeje, pues complicado lo veo.

Saludos

Shakespeare
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Efectivamente Martintxo, por mucho que entrenes a un burro no tendrás un caballo de carreras, tendrás un burro entrenado.

Pero la inteligencia también se entrena y  también se pierde (falta de estímulos, alcohol y otros tóxicos… ).

Seamos más inteligentes cada día, (en la medida de nuestras propias posibilidades) procuremos el bien del prójimo además del nuestro. 
Para hacer un pastel y regalárselo a otra persona, no vale con tener los ingredientes… primero hay que querer hacerlo, luego intentarlo, a unos les saldrá a la primera a otros a la décima, pero solo el hecho de regalar ese mal pastel a otra persona da felicidad al pastelero y al amigo del pastelero.

Incluso los burros entrenados dan satisfacciones a sus amos.

Martintxoo
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Creo que algo de razón ya tienes,el tema es saber que cuadrúpedo eres.

En una ocasión vi una pintada que rezaba : " cada día que amanece la lista de tontos crece" y me reí de ella. Al cabo del tiempo me pregunté si yo podía estar en ella....... no he encontrado respuesta.

Intentaremos regalar pasteles.

Muchas gracias.

landante
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Hola Papadopou, al hilo de lo que has expuesto ¿crees entonces que no existe en esta tierra una tercera opción, una que que no has mencionado? Me refiero a si no crees que exista, más que quizá solo en el seno de familias o parejas bien avenidas, en el de una gran amistad o en el de pequeñas comunidades viviendo apartadas del mundo, la entrega o el regalo generoso, el realizado por amor, el que no busca ningún interés ni tiene la vista puesta en la reciprocidad. 

Y te pregunto también si crees que tampoco existe quien acepta un regalo con plena confianza,  lleno de agradecimiento pero sin sentirse humillado, sin sospechar  intereses o engaños, sin rechazarlo o destruirlo por el simple placer de regocijarse en tristezas. ¿Crees, Papadopou, que es todo tan negro como dices? Es que es angustioso lo que planteas.

Lo que yo siento es que hacer el bien o entregar un regalo a otra persona esperando que en un futuro esa persona haga lo mismo con nosotros es un acto de solidaridad, pero no necesariamente de amor. Es, a mis ojos, una especie de ética moral, una norma de buena  convivencia, tan fría en el fondo como las normas que cuelgan de la pared en una comunidad de vecinos, esa donde todos esperan que nadie moleste a nadie y que lo que uno hace por otro, este acabe haciéndolo también por él. El rápido y cortés saludo que se pronuncia en las escaleras antes de dar el portazo.

Es un proceder calculado, un utilitarismo constante que da como resultado una convivencia tranquila, placentera y desapasionada.  Pero ¿dónde veis amor aquí? No lo hay. Yo no consigo verlo, y creedme que me angustia.

Me siento en medio de ese actuar práctico como en un mundo extraño, entre seres calculadores que se rigen por códigos tan desconocidos como los de un termitero. No veo amor, sólo ese cálculo y esa constante lógica de la razón, su tibia forma de conseguir un orden y un bienestar con el que pasar la vida sin grandes conflictos para que la materia, su única preocupación, se conserve el mayor tiempo posible dentro del claustrofóbico termitero.

Y en ese oscuro termitero aparecen antes o después  las guerras. Sin amor no puede haber paz. Como mucho se extenderá ese frío orden y esa solidaridad interesada. No son las balas las que causan la muerte sino el miedo y el odio que las demanda. Se muere ahí, en ese odio perpetuo. Las balas no son más que objetos inertes incapaces de perforar el alma de los inocentes.

Yo no creo que cuando se acabe su venta tenga fin ninguna guerra Papadopou. No soy tan optimista al respecto. Porque si permanece el odio y el miedo, sentimientos que se abonan por todas partes, la gente empezará a matarse a machetazos, como se mataban antes de la invención de la pólvora o de que existiesen los lucrativos negocios armamentísticos o incluso los grandes estados.

¿Lo véis? ¿Escucháis el constante roer de mi razón, esa que sólo logro sepultar cuando camino? Es la misma que a Cipolla le hace creer que se puede clasificar a los seres humanos en grupos fijos. ¿Quién logra identificarse en uno sólo de ellos? Yo no puedo. ¿Quién no es estúpido un día, malvado al otro, e inteligente o incauto en destellos fugaces? ¿Quién mantiene inmutables sus rasgos? ¿Quién logra vivir siempre como si fuese un muñeco de cera?

Yo ni siquera siento que se pueda dar esa clasificación entre los seres humanos. Supongo que se trata de un texto humorístico, no de conclusiones creídas como ciertas.

¿Dónde esta, peregrinos, el amor real?

https://www.youtube.com/watch?v=6_0Jy3LybF8&t=0

Indi
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Tal vez el amor esté en los laberintos de nuestra imaginación, pero, al menos yo, he podido vivenciarlo más allá de la imaginación. He visto esa otra opción, la del amor desinteresado, la del regalo generoso. He visto aceptar esos regalos sin sospechas y he visto llorar de felicidad a testigos de esos hechos, así, porque sí. He visto al donante sonreír al dar y llorar al recibir, porque también allí los que dan reciben, no se libra nadie. Allí he visto llorar más por amor que por dolor, y para lo último no faltan oportunidades .

Era como esa pequeña comunidad viviendo apartada del mundo de la que hablas. Sí, en el fondo lo somos todos allí, cuando vamos a Santiago. 

 

 

Papadopou
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Et in Arcadia Ego. 

Papadopou
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Pues siento mucho, Landante, haberte provocado desasosiego. Seguro que tenías una plácida tarde dominical. Pero como se espera desde la sabiduría popular cuando hace un día precioso, seguro que aparece un necio (por no decir otra cosa) que lo estropea. Desde la necedad, mis disculpas. En ocasiones las nubes de tormenta no se levantan en lo alto del cielo sino a casi un par de metros sobre el suelo. El aire puede desatarse dentro de la cabeza y oscurecer la visión, aunque la más diáfana luz ilumine una mañana, o una tarde, cualquiera. Me temo que nadie dispone en exclusiva del color negro para recubrir a brochazos el mundo que lo rodea. Personalmente yo llevo una temporada entre el azuloscurocasinegro y el color de la pez. Pero nada impide que, a veces, si cambia el viento las nubes se disipen, aunque sea un rato. Al igual que Marx (Groucho) que tenia un amplio surtido de principios para ofrecer a su interlocutor, siempre se podría encontrar otra perspectiva, aunque ni uno mismo se la crea del todo. Veamos.
Preguntas dónde está el amor en este mundo.  El amor está en el aire, lo envuelve todo, ya lo decía la canción. 
¿Se trataría de creer en un mundo de color de rosa, almibarado y cubierto en azúcar glaseado?  Si te apetece así, sea. Pero me da a mi que por ahí no va la cosa, salvo en las canciones y películas pestiño. 
¿Quieres un amor egoísta en el que seas tú la promotora de tu propia felicidad y bienestar?  Búscate el globito con tu nombre. Concedo que no es estrictamente necesario pinchar los globos ajenos, pero tendrás que cocinarte tu propio pastel. 
¿Prefieres un amor altruista, misericordioso y compasivo? Vale. Pero veo contradicción entre eso y pensar que, en realidad, ese amor nunca es tan desinteresado como nos gustaría pensar. Al fin y al cabo siempre se espera algo a cambio, por mucho que creamos que no, o que digamos que no. Como todo el mundo sabe, es de bien nacidos ser agradecido y la reciprocidad es lo que ha mantenido engrasado el engranaje social desde que el mundo fue mundo hasta hace relativamente muy poco. El hijo espera que sus padres lo alimenten y lo críen hasta que se pueda valer solo (en nuestros días, ya sabéis, hasta el infinito y más allá). Los padres, que los cuiden al envejecer. Amigos para siempre, hermanos, parientes varios... la amistad y la familia se espera que formen redes que protejan de un posible descenso a los infiernos. Cónyuges, parejas de hecho, amantes, follamigas-os... el mundo de la pareja es inescrutable, como los caminos de Dios. Encuentro, unión, compromiso, afecto, apego. En nuestra cultura todo eso se considera bueno mientras sirva para mantener unido el rebaño. Lo que resulta bastante relevante es el ansia que mostramos para que nos quieran, al menos un poquito. Pero ¿y querer?  Por ejemplo, al prójimo. Incluso los que vivieron bajo ese principio y fueron elevados a los altares como ejemplo de ese amor desinteresado, altruista y compasivo, ¿no lo harían por su propia satisfacción, la del deber cumplido a mayor gloria de Dios y por la promesa de futura recompensa a verita del Padre celestial?  Al parecer el comportamiento compasivo y el amor, digamos, desinteresado tiene sobre el cerebro ciertos efectos parecidos al prozac, lo cual no va a invalidar su valor y su mérito, faltaría más, pero si tal vez permita contemplar sus motivos bajo otra luz. 
Por cierto que en otras tradiciones está bien visto desprenderse de tanto yo, mi me conmigo e intentar comprender el sufrimiento ajeno (no he terminado de entender si eso incluye el alivio de ese sufrimiento o se limita a la comprensión de sus causas, me temo que uno no da para tanto). 

Saludos.

Ah, se me olvidaba...

https://www.youtube.com/watch?v=ojDHwovwYBE

 

 

Shakespeare
Imagen de Shakespeare

Landante, existen los malvados que solo piensan en ellos mismos, yo conozco a más de uno ( hay gente que les llama “listos” otros les llamamos hijosdeputa ), existen los estupidos, esos capaces de dejar que les saquen los ojos con tal de sacarle un ojo al vecino… todos conocéis ejemplos. También existen los incautos. No veo a un incauto siendo hijodeputa hoy e incauto mañana… la gente no suele cambiar… yo conozco hijosdeputa que lo eran ya de niños…

Como ejemplo de inteligencia puse a Fleming, pero también me vale un hombre sin estudios que trata de superarse a diario mejorando el y haciendo mejor la vida de los que le rodean, un hombre bueno. Y créeme que también los conozco. O mujer.

En cuanto a las guerras, las organizan los malvados para beneficio propio, con la ayuda inestimable de estupidos e incautos y las padecen todos excepto los malvados.

No creo que Putin sea a ratos un incauto. Ni siquiera parece un estupido. 

landante
Imagen de landante

Puede ser que sea así, tal y como tú lo dices Shakespeare. No lo sé con certeza porque no puedo salir de mi cráneo y entrar y ser en el de otros.

Yo no me siento siempre con las mismas pasiones en mi interior. Es lo único que sé porque es lo único  que siento. A veces ni siquiera me reconozco. Con frecuencia me desdibujo incluso por fuera. Sobre todo las manos. También el rostro se me va borrando.

Supongo que los ejemplos que conoces se refieren a personas estables y equilibradas que mantienen la forma y la personalidad a lo largo del tiempo. Yo no lo lograría sin medicación y sin el esfuerzo diario que supone. Y aún así a veces pierdo esa constancia y esa repetición en los actos que tú logras ver en otros a lo largo de los años.

Si te refieres a ese equilibrio y permanencia del juicio, opinión y  carácter del que hacen gala otras personas entonces sí que te creo cuando dices que puedes aproximarte al alma de otros aún sin estar dentro de ellos. Te creo porque seguramente así lo sientes.

Pero ya te digo que eso exige mucha estabilidad, tanto en quien observa como en el observado. Y para mí eso es imposible. Hoy escribo estas líneas,.mañana quién sabe si aún percibo mis manos.

Shakespeare
Imagen de Shakespeare

Landante, me entristece que padezcas así. Imagino que de nada sirve que yo te anime.

Animo de todos modos.

Indi
Imagen de Indi

¿Quién eres tú? ¿Mi espejo? ¿Por qué me muestras con descaro lo que no quiero ver? ¿Por qué cuando te leo se desmorona el teatro en el que parezco actuar? Mal actor, al parecer, si no me creo mi papel. ¿Eres un crítico despechado o un ángel anunciador? 

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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Tiene peligro meterse en este hilo, debería Trainera poner  el icono de "bandera amarilla" - o ¡roja! - en el título. Sabemos por qué él se pone a escribirlo (aunque quizá a otros no nos parezca el lugar mas adecuado para ponderar y hacer justicia a la dignidad de su causa). 

Pero probablemente tenga más peligro meterse a dialogar con Landante jajaja!. Sus meandros son más sinuosos que las corrientes del cantábrico.... no menos tentadores... En fin,  como a mí también me va esto de decir cosssas sotto voce en una noche de verano...

Sobre el amor y la acción desinteresada, se me ocurre la vieja dicotomía de los griegos entre Eros y Ágape: amor posesivo y amor desprendido. Y sí,  Landante, el Eros puede llevar a la guerra, que se lo digan a Elena de Troya. Pero mucho menos probable es que lo haga el amor Ágape. Y el texto más precioso que describe a éste aparece en una famosa carta de S.Pablo:" el amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta...". 

¿Era una realidad lo que describía S.Pablo, o una idealización? Probablemente una confianza en "al andar se hace camino" y que con las prácticas concretas de amor ágape se va destilando una forma de estar en el mundo, y ponderando ciertos tipos de latidos de tu corazón. En esa confianza vivimos muchos. Unos días mejor, y otros peor: como dicen los maestros de karate, hasta que no haces 100 veces perfecto un kata no puedes decir que lo controlas.

Interesante el punto de tensión entre Papadopou y Landante: la buena acción ¿es fruto del interés calculado o lo es del amor? El Mahabharata hindú plantea que la acción desinteresada es la única forma de salir de las trampas de nuestro Ego y elevar nuestra conciencia, así que - paradojicamente - aún por egoísmo nos podría "interesar" practicarla.... pero sería un poco pobre, no?

Lo cierto es que cualquiera que haya hecho unos días de Camino de Santiago sabe que poco a poco cierto tipo de bonhomia le va brotando entre los dedos, y le resulta más fácil compartir, desprenderse de cosas materiales, sonreír a desconocidos, colaborar en hacer una cena o fregar unos platos, pasar una tirita o una crema al que lo necesita etc. ¿Que por qué lo hace? Quizá solo porque un amanecer le ha ensanchado el corazón, o porque su sangre fluye con más pálpito, o porque su cabeza está más limpia de reproches, y bueno, de todas estas cosas también se compone el misterio del amor. Amar la vida te hace abrirte más, crecer y querer lo mismo para los demás, y encontrar más fácilmente ocasiones para ejercitarte en ello, así que igual hasta nos "interesa" amar más...

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Ma Teresa
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Este hilo va avanzando.

A veces creemos que sabemos amar. Que damos porque nos nace, porque lo sentimos de verdad. Pero cuando todo se calma, cuando dejamos de correr detrás de lo urgente, empiezan a aparecer las preguntas.

¿Ayudo por amor o por miedo a no ser suficiente?
¿Hago cosas por los demás porque quiero o porque necesito que me necesiten?
¿Estoy dando de verdad o estoy tratando de llenar algo que me falta?

Cuando haces el Camino, esas preguntas ya no se pueden esconder. Lo viví, lo vivo.  Aparecen con el cansancio, con el sudor, con la soledad de cada paso. No hay pantallas, no hay distracciones. Estas solo con tus pasos y esa mochila que no siempre es la que llevas en la espalda, sino la de dentro, la emocional. Esa también se va vaciando a medida que avanzas

En el Camino sentimos otra forma de amor. Un compañero que te espera, que comparte su agua, que te escucha sin juzgar. Y hacemos lo mismo, sin pensarlo mucho. No hay promesas ni premios. Solo un gesto sincero, humano, que alivia el alma o nuestro interior.
¿Qué es eso? ¿Bondad? ¿Altruismo?
Quizás es amor, del bueno. Ese que aparece cuando dejas de pensar solo en ti, cuando das porque el otro lo necesita. Y sin darte cuenta, también recibes.

Pero hay otro amor, uno del que poco se habla: el amor a uno mismo.

Como dice Indi, cuando te mirás al espejo… ¿qué te dices.
Yo lo hago, a veces. Me miro y no siempre me gusta lo que veo. Hay partes de mí que quisiera esconder, borrar. Dudas, heridas, sombras. Y aunque no me gustan, también sé que son parte de mí, de lo que fui, de lo que soy. Y cuesta mucho aceptarse, duele enorme.

Muchas veces me resulta más fácil abrazar a otros que perdonarme a mí.
Procrastino, sí. Porque mirarse de verdad duele. Pero en el Camino, no te queda otra. El espejo interior aparece solo, sin avisar. Y ahí sí, toca hacerse preguntas:
¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Qué necesito realmente?
¿Puedo aprender a quererme sin condiciones?

En esa introspección, cuando no encuentras respuestas rápidas y la mente gira en círculo, de repente algo se aquieta. El corazón se calma un poco. Y por un momento, todo se ve más claro.

Y ahí me vuelvo a preguntar:
¿Qué es el amor auténtico?

¿Es el amor de una madre, que da sin pedir nada?
¿Es el amor a Dios, silencioso y lleno de fe?
¿Es ese el verdadero sentido de la palabra “amar”?

No lo sé.
Solo sé que todos estamos tratando de amar lo mejor que podemos. A otros. A nosotros mismos. A eso que no entendemos, pero sentimos.

Quizás amar de verdad empieza por ahí: por aprender a estar con uno mismo sin escapar. Por dejar de juzgarte tanto. Por darte lo mismo que tantas veces das a los demás.

Y por eso creo, y lo digo en voz bajita, que muchos hacemos el Camino. Porque paso a paso, en silencio, vamos volviendo a casa. Aunque sigamos caminando lejos.

Penedo
Imagen de Penedo

Hola a tod@s. Esa dicotomía que se percibe, esa dualidad que no podemos evitar, mal que nos pese, ese "yo soy yo y mi circunstancia", está, estuvo y seguirá estando, nos guste o no, más allá del amor y sus entresijos..

Aunque sea feo citarse a uno mismo, perdonarme. Yo en el Camino soy Penedo, cuando leo el Foro, sigo siendo Penedo y en casa, en mi vida cotidiana, pues soy ese tío, con cara de muy mala leche, que quizás no quisieras conocer, incluso diría que es mejor no conocer, que lo único que pretende es poner el careto en forma de máscara, para esconder las debilidades propias y ya de paso protegerse de las debilidades del prójimo, del macho alfa de turno o simplemente porque así me fue bien y lo que funciona mejor no tocarlo.

Si es cierto que, caminando, entre Penedo y yo surgen conflictos de intereses, de mutuo propio o porque a pesar de caminar solo, siempre en el pueblo de turno hay que socializar y surgen algunos momentos "delicados", pero ya los voy controlando, a la fuerza ahorcan, pero no deja de ser gratificante que en mi fuero interno, me gusta más ser Penedo que yo, y claro....me voy al Camino cada vez que puedo y son Caminos largos, "routadas" decimos por estos lares, "locuras" para que se me entienda, Caminos de más de 1.000 km o rondándolos y ese diálogo de sordos, entre lo que Penedo dice y aconseja prudentemente, choca frontalmente con ese otro yo, y buffff, cuesta entenderse, pero bueno, como diría Machado : soy en el buen sentido de la palabra.. BUENO". Claro que en algún momento sale el otro y dice "bueno... pero para atar". De una manera u otra, uno no puede vivir sin el otro, tardaron en "aguantarse", pero son parte del mismo ser o ya puestos, de la misma "circunstancia". Ahí estamos ahora, uno poniendo de vuelta y medio al otro y el otro argumentando sus entresijos y vivencias, para intentar convencer al otro. ¿Para que te estás matando a prepararte el Camino ahora, en pleno verano, si no te vas a ir a Alicante hasta Febrero?. Pues eso...

Hola Mª Teresa, saludos muy cariñosos. Cuando surge el momento en la charleta de peregrinos de turno, siempre hago la misma pregunta a los que me rodean, ¿quien son los únicos peregrinos del mundo mundial, que cuando hacen el Camino van para casa?. Nosotros, los gallegos, bien es cierto que antes tenemos que irnos, en mi caso bien lejos, pero....es para coger impulso. 

Bo Camiño.

Ma Teresa
Imagen de Ma Teresa

Hola Penedo, sí, sí, ¡ahí les has dado!

Pues eso, Camino de regreso a casa. Aunque yo quería referirme más bien a que regresas cada vez más a tu Yo propio. Y tu texto me crea dudas, es el Yo que está en casa o es es el Yo que está en el Camino o es al nuevo Yo que surge después de la consolidación (licencia profesional) o de tanto ramonear por los Caminos. ¡Que lío tengo!

landante
Imagen de landante

De nuevo ese sosiego Ma Teresa, me refiero al que transmites.  Lo que has expresado aquí confirma lo que siempre siento al leerte, tu bondad y tu esfuerzo en el Camino. 

Serena sentir que vale la pena esforzarse, que no hay un reparto primigenio de talentos como ese del que habla Papadopou, ese que incluso sería necesario tener para ser feliz. Serena sentir, y tú logras transmitirlo perfectamente, que al menos la paz en el alma, o la felicidad si se quiere decir así, no viene dada por sentencias firmes de caprichosos jueces remotos.

Da alegría sentir que no hay castigo para unos y premios para otros, que esa paz del alma la merecen todos, y que perseguir el bien y la justicia no es una quimera, porque no hay nada sentenciado.

Empuja a vivir sentir la vida, creer firmemente que merece la pena levantarse a diario, que no es el acto ciego e inconsciente de muertos condenados a fingir que viven, con un alma seca donde ya lo sellaron todo.

Papadopou, no te disculpes ante mi. No me pareces un necio ni necedad lo que dices. Te leo con cariño. Claro que me angustia mucho leer cosas que has expresado, pero no siento que por eso debas callarlas ni disculparte. No eres un necio. Si acaso lo contrario.

Somos seres sensibles en un mundo de durezas. Tú bajo tu bóveda azul que ahora ves cubrirse de negro. Yo bajo la mía también a oscuras. Este cráneo que oprime, este roer de la razón que no descansa, este ruidoso encierro tras la paz y el silencio sentidos fuera. ¿Cómo no sentirse tan a oscuras? Sólo la dignidad humana lo soporta todo.

No te juzgues como un necio Papadopou.

Papadopou
Imagen de Papadopou

Mi padre era de pueblo. Aunque marchó joven y se fue a la ciudad, nunca dejó de ser de pueblo. Por su aspecto cuidado, siempre acicalado y mejor vestido (no se a quién habré salido yo que habitualmente tiro a, digamos, desaliñado aunque él me calificaba de otra forma menos amable) nadie lo hubiera adivinado. Nadie de los que no suelen mirar más allá de la superficie, claro. Pero cuando hablaba emanaba esa sabiduría que le habían inculcado desde el terruño. Su verbo no era florido pero bastaba para expresar una filosofía de vida que le transmitieron por las raíces que le habían conectado con el entorno del que había surgido. Ideas engarzadas con un utillaje rudimentario. Un pensamiento para afrontar la vida de forma simple, sin artificios ni planes alambicados y sin alardes intelectuales, similar al de un aficionado al bricolaje que utilizaría una caja de herramientas sencillas y sus habilidades manuales alejadas de cualquier tecnología compleja.

Vivir tranquilo y sin preocuparse por lo que no depende de uno mismo. Conformarse con lo que uno es y no desear lo que no se tiene (no se hizo rico, evidentemente), porque cuanto más se tiene, más teme perderlo y ese miedo impide la felicidad de verdad. Porque esta está en la brisa que acaricia la cara, en la risa sincera con un amigo, el abrazo de alguien que te aprecia, en el pan compartido con gratitud, una puesta de sol o dormir bajo las estrellas. La vida sencilla es el premio, y quien lo entiende así, es una persona afortunada.

Visto desde ahora creo que mi padre era un poco budista sin saberlo. Y también que hubiera sido (él si) un gran peregrino, si le hubiera encontrado un sentido a eso de caminar tanto para nada (¿para nada? ), después de haberlo tenido que hacer durante tanto tiempo tras el burro en el campo de la familia para arrancar el sustento a la tierra. Yo entonces tampoco lo entendía y no fui capaz de apreciar ese conocimiento que impartía desde su sillón catedralicio mientras elevaba volutas de humo, dignas del botafumeiro, de los puros y la pipa que fumaba. Pensaba, desde mi ridícula petulancia, que se trataba de entelequias de otro mundo y que no eran merecedoras de mi atención. Me quedaba mucho por leer. Mucho por escuchar. Tuvieron que enseñarme luego fuera de mi casa. Algo aprendí al final y también muchas cosas las descarté después. Pero al maestro que tuve delante de las narices durante tanto tiempo no le presté toda la atención que merecía. Afortunadamente la lluvia fina suele calar aunque uno no se de cuenta. Calabobos lo llaman y no podría tener un nombre mejor.

En ocasiones pierdo de vista esas enseñanzas y entonces las nubes se levantan en lontananza y mi horizonte se nubla. Ya ves, Landante, necio si que soy. La necedad es mi sino, e incluso en ocasiones alcanzo la cima de la estulticia. Soy consciente de ello pero intento no resultar un necio a tiempo completo sino solamente un necio intermitente.

Saludos.

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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"Tras un primer paso no suelen faltar los siguientes" te he leído decir en otro hilo, Papa,  no sé si será sentencia de tu padre, pero me la apunto.

Yo me temo que soy más Don Quijote que Sancho Panza, pero no por ello dejo de apreciar el "buen senequismo" popular. Me pregunto si está reñida la lúcida  visión del estoico sobre la naturaleza humana, con la buena pasta - cristiana o no -.

Penedo dice en su post que se refleja en aquello de Machado de "soy  en el buen sentido de la palabra, bueno". Pero unos versos antes, el poeta ha reconocido que corre por sus venas "sangre jacobina" (vamos, guillotina y leña al disidente).

El diálogo que mantiene Penedo con su otro yo en sus largas caminatas me recuerda a los de Borges con "ese Borges, tan pesado" al que no podía dar esquinazo.Cuando estamos tranquilos, en paz, podemos percibir la parte "blandita" de nosotros, que todavía se ilusiona y se enternece, como los corderos de los que habla Landante. Lo que no quita para que cinco minutos después, al tropezar con una piedra soltemos todos los juramentos endemoniados de un arriero.

Releyendo "El Señor de los Anillos" me ha dado por sospechar que toda la parte en que Frodo y Gollum van por las tierras oscuras hacia la montaña donde desprenderse del anillo del poder, en realidad Tolkien estaba reflejando un diálogo interno de su alma.

¿Con qué nos construimos, con el cordero o con el demonio del arriero? Si optamos por el primero, por muy locura quijotesca que sea en esta tierra el mero hecho de  intentarlo, "tras el primer paso no nos faltarán los siguientes".

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landante
Imagen de landante

Elevada y firme sencillez la de tu padre, Papadopou. Por como lo cuentas puedo imaginarle caminando por alguna ciudad, como un dandi venido del campo. Insobornable en sus principios, sereno en sus razonamientos. Elegante y pulcro,  no por aparentar ante los demás sino por el placer que produce sentirse así después de haberse manchado de barro.

Supongo que el campo ayuda a tan sencilla elevación, y más aún caminar detrás de un animal manso.

Principios sencillos que chocan con las exigencias y refinamientos de hoy.

Qué cierto siento ahora, cuando te leo, que no se pueden arar al mismo tiempo dos campos, que si todos extendemos las manos hacia los que quedan fuera de nuestro alcance, al final nimgún campo quedará sembrado.  Todo un mundo marchito bajo el ruido de grandes ideales.

En la elevada sencillez de tu padre no siento el más mínimo rastro de egoísmo Papadopou sino más bien principios inmutables grabados con nitidez en el alma, principios que otros vamos enterrando echando paladas de razonamientos.

Mírale, me refiero a tu padre,  manos recias bien puestas sobre el arado, pies seguros sobre la tierra firme, y la mente tranquila en todas partes. Y tú, mírate, eres su hijo.

¿Cómo se han podido complicar tanto las cosas? ¿Quién nos mete tanto ruido en la cabeza? A veces es insoportable. Yo al menos  no lo soporto. A veces también me rompo Papadopou. Así que he aquí, ya lo ves, dos almas necias comunicándose.

Para mí no hay más refugio que el Camino, la sencillez que allí siento, esa que desearía vivir en todas partes pero que no logro traer cuando estoy tan lejos. A una sencillez así me refiero, como la de tu padre, a la elevada, no a la simpleza del verdadero necio. Una sencillez así, la del dandi que vino del campo y se mantuvo sereno. Sin pastillas. Sin ingresos. Una sencillez pura grabada desde el silencio.

Indi
Imagen de Indi

Cuando la tierra se regaba con sudor se bendecían los alimentos y tenían sabor. La sal de la tierra.

Ahora se suda menos, no se bendice y no saben a nada. Insipidez de espíritu.

 

landante
Imagen de landante

El mes pasado estuve comiendo con personas de mi entorno más cercano en un lugar muy bonito, ante una mesa muy surtida servida con mucho esmero.  Un lugar agradable que desplegaba todo aquello  bajo un cielo muy azul, enmarcado con las hojas verdes de cuatro viejos árboles.

Allí había de todo Indi, incluso pequeños animales muertos, mansos todos. Parecían dormidos sobre platos blancos con el borde de flores.

Yo no como carne, pero no rechazo ni me alejo de quienes sí que lo hacen. Nunca expreso mis razones culinarias. No doy sermones.  Ni yo misma  comprendo por qué no puedo comer lo que con tanta facilidad y gusto ingieren otros.

Lo que sí que sé, porque así es como lo siento, es que si tuviese hambre, hambre verdadera,  levantaría del plato aquellos inocentes cuerpos y me los llevaría a la boca. Pero sin ese hambre iluminando mi mal disimulada pena al contemplar esos sacrificios, no puedo.

Observo con atención, sentada ante mi plato de vegetales, a los comensales que me rodean. Son mis seres más queridos, a los que amo sin contemplaciones, sin importarme ni lo que piensan, ni lo que comen.

Les veo desmenuzar poco a poco  aquellos cuerpos. No hay bendiciones, Indi. No hay agradecimientos.  Contrasta todo aquel agitar de cuchillos con el fondo que veo en ellos. Porque son buenos y generosos.

Pero sus certezas, en realidad  todas las certezas del mundo, cada vez me confunden más. Se van inconando en mí y noto claramente su daño.

Cada vez necesito estar más tiempo a solas. Busco el hambre muchas veces.  En el Camino lo hago. No es ninguna mortificación, es un deseo y una búsqueda tranquila.

Cuando sacio ese hambre me doy cuenta del sabor que tienen todas  las cosas que como. Es otro muy diferente. Con hambre no es el mismo plato que como con hartazgo. Algo se transmuta allí. Ciertamente es más sabroso.

No siento como simple  metáfora eso que dices Indi sobre la sal de la tierra. Es un hecho que yo misma  he comprobado tras el hambre y el esfuerzo. 

Sin darme cuenta me sorprendo muchas veces en el Camino dando las gracias. No conozco fórmulas. No sé a qué o a quién me dirijo. No he sido educada en ninguma doctrina y no sé bendecir alimentos. Sin embargo me escucho en el silencio, dirigiendo mi voz a Algo que en realidad ni conozco ni veo, que parece escondido en lo que como y, a su vez, rodearlo todo.

Escuchad, aunque no lo podéis oír. Suena sólo dentro de mi cráneo. Pero yo voy a escribirlo.

Ahora la razón, inflada y satisfecha, va metiendo su ruido. Parlotea y parlotea sobre aminoácidos. Sobre enlaces peptídicos. Sobre proteínas que forman cuerpos. Sobre cuerpos que están vacíos.

Todos los libros que he leído y todo lo que en mi entorno he ido escuchado creo, peregrinos, que me ha trastornado. Porque o es eso o estoy trastornada cuando estoy en el Camino y me sorprendo a solas  dando las gracias a lo que siento y nunca veo.

Hay algo grabado en mi oscuridad, que vislumbro cuando tengo hambre y olvido en el hartazgo.

Martintxoo
Imagen de Martintxoo

Hola Landante,hola a tod@s:

No he querido intervenir antes, pues me he maravillado de las palabras que se han escrito, de su profundidad y a la vez de su simpleza,de sus mensajes de sus reflexiones y creo, que de su honestidad.

Manan a flor de piel un serie de sentimientos que no pueden estar camuflados de ninguna manera ya que emergen de la naturalidad de las personas que las pronuncian y algo que me infunde una gran satisfacción,un gran respeto a quienes no piensan de la misma forma,admitiendo la realidad que vivimos y también alegando a la utopía.

Me han gustado muchas reflexiones que se han comentado,en algunas me he visto reflejado,en otras tal vez no,pero si algo me ha producido inmensa placidez es la humanidad que se desprende de muchas de ellas.

Me habéis hecho,pensar,reflexionar y cuestionar ciertos convencimientos basados en unos sólidos cimientos construidos a lo largo de años de vida, y casi hacen explotar el globo que lleva mi nombre.

Afortundamente el globo ha resistido y no ha salpicado a nadie.

Gracias por todo ello.

Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio

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Diciendo "Gracias" cristaliza la acción perfecta, y la consciencia perfecta, entre el que da y el que sabe recibir. El genio del lenguaje en los pueblos romances supo relacionar el acto de agradecer con el estado de Gracia.

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Indi
Imagen de Indi

Alimentar el espíritu -término o floritura litúrgica habitual que muchos parroquianos ni entienden- sacia pero no harta. Yo doy gracias por lo que como y por el agua que bebo...cuando recuerdo hacerlo. Y todo sabe diferente. 

Tesa56
Imagen de Tesa56

No podemos judgar lo que no hemos vivido ni sentido, jamás podremos saber lo que siente o vive otra persona , con lo cual no sabemos lo que haríamos si estuviéramos en su mente. Puedes estar de acuerdo o no pero nunca judgar . Lo más cercano es la empatía , que podemos acercarnos a estar en su situación e  intentar entenderlo , no podemos decir eso nunca lo haría yo, no sabes si en su situación harías eso y más. Por eso no hay que judgar sino intentar comprender . No nos conocemos para saber en determinadas circunstancias como actuaríamos.

    Me gusta que las personas que me rodean y las que no, sean felices y si puedo ayudar, disfruto haciéndolo pero a veces mi ayuda con mi buena voluntad no la quieren , no les gusta o no la necesitan , como se si les estoy ayudando? Todo lo hacemos bajo nuestro prisma , que es el nuestro , no tiene que ser el de todo el mundo. Somos muy complejos y únicos. Está claro que hay muchas formas de ayudar , en el camino es más fácil porque intuimos que todos necesitamos más o menos lo mismo., pero en la vida en general yo lo veo más difícil. Te tachan de prepotente , engreído , cuando lo que intentas es ayudar , hay quien no quiere ser ayudado y hay que respetarlo , claro está , pero como lo sabes?  Me han  gustado mucho estas reflexiones vuestras. Bonito hilo. Un saludo.