Papadopou
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Ideas peregrinas para un Camino en tiempos de tribulación.

“El primer ángel tocó su trompeta  …/...  Se quemó la tercera parte de la tierra, junto con la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.  El segundo ángel tocó su trompeta …/… La tercera parte de todo lo que vivía en el mar, murió.  El tercer ángel tocó su trompeta …/… y la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y a causa de aquellas aguas amargas murió mucha gente.  El cuarto ángel tocó su trompeta, y fue dañada la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas. De modo que una tercera parte de ellos quedó oscura, y no dieron su luz durante la tercera parte del día ni de la noche”.

Esto es lo que vendrá, está escrito –pensó-.  Las Trompetas anunciarán en pocos años el fin del mundo. ¿Cómo es posible que no atiendan a las señales?  Habrá que merecer estar en el lado correcto, en el de los Justos, los elegidos por Dios.  En su  Monasterio de Turieno, en las apartadas montañas que marcan los límites del reino astur,  Beato revisaba ensimismado su obra sobre el Apocalipsis de Juan con la escasa luz que alumbraba el escritorio.

Un pensamiento lo apartó momentáneamente de su reflexión. Sonrió imaginando la cara que iba a poner Elipando cuando leyera su última agudeza. En diversas ocasiones ese blasfemo lo había tachado de charlatán, entre otras lindezas.  ¡A él!   Estaba convencido que calificarlo de testículo del Anticristo cerraría su herética bocaza, o eso esperaba. Deseaba que acabara de una vez la polémica con los herejes que encabezaba el obispo toledano y que toda la energía de los cristianos se concentrara en el auténtico enemigo, los moros seguidores de Mahoma.  Los intentos de contemporizar con los infieles le resultaban inconcebibles. Para alcanzar la salvación, no solo espiritual, había que mirar, sobre todo, a Aquisgrán. Y a Roma, claro. Pero no a Córdoba.  En el emirato andalusí,  moraba la Bestia servidora del Anticristo islámico.  Así se lo había expresado con  vehemencia al Abad de Tours, su amigo Alcuino de York, que se lo habría trasladado sin duda al mismísimo Carlomagno.

Tenía que hallar la forma que la idea calara profundamente.

…/…

Alfonso II abandonaba Oviedo camino de Galicia. Las noticias llegadas de Iria Flavia habían causado sensación en el reino y ahora el rey asturiano acudía en persona a comprobar el alcance de lo que relataba el obispo Teodomiro y su revelación de que allí habían hallado el cuerpo del apóstol Santiago.  

Recordaba el himno O Dei Verbum que compuso Beato.  No comprendía la dedicatoria al usurpador Mauregato, el depravado que lo había destronado a él con ayuda del moro de Córdoba y que había entregado las cien doncellas en pago por ello. Gracias a Dios había recuperado el trono, pero ahora no dejaba de dar vueltas en su cabeza  la sorprendente invocación que en ese himno se hacía al apóstol Santiago como “…cabeza refulgente y dorada de Hispania…/… defensor nuestro y patrono nacional…”.  El propio Beato había afirmado en alguna ocasión que Santiago trajo hasta estas tierras el mensaje de Cristo, sin embargo nunca se había realizado una alusión como esa antes.

El rey podía vislumbrar un nuevo horizonte. Los valores de su reino martirizado y resistente, que enfrentaba heroicamente a los infieles mahometanos, serían el reflejo de la eterna lucha contra el Anticristo. Tendría un patrón para esa guerra: Santiago Matamoros inclinaría las batallas a favor de sus protegidos y acabaría vengándose la humillación de las cien doncellas.  Llegaría el apoyo de los reinos cristianos allende los Pirineos y la gente vendría de todas partes en peregrinación para postrarse ante el sepulcro del apóstol.

Sin saberlo, o tal vez intuyéndolo, el rey Alfonso inauguró la peregrinación a Compostela. Lo hizo con el semblante serio porque ahora podía oírla claramente en su mente: 

“El séptimo ángel tocó su trompeta, y se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían:  El reino del mundo es ya de nuestro Señor y de su Mesías, y reinarán por todos los siglos.”

Se anunciaba el fin de los tiempos para los adversarios de Cristo. Eso, quiso pensar, supondría el inicio de una nueva era.  Los Jinetes del Apocalipsis de Juan asolarán el mundo pero tal vez lo que anuncie el del corcel blanco no solo sea destrucción sino esperanza. Esta es lo último que se pierde –pensó el rey- , sobre todo en tiempos de tribulación. Quizá sea Santiago quien cabalgue ese  caballo blanco. Dios dirá.

…/…

Beato hizo cuentas, Biblia en mano, y predijo que los 6000 años desde la Creación hasta la segunda venida de Cristo y el fin del mundo se cumplirían alrededor del año 800 (año arriba año abajo). Evidentemente se equivocó.  Otros antes y después de él erraron también con los cálculos.

Han pasado más de mil años y la nuestra también es una época de tribulaciones, de angustias. Aunque no por eso parece probable que el mundo haya de acabarse en breve. O tal vez sí. ¿Hemos atendido a las señales? Los Jinetes del Apocalipsis siguen campando a sus anchas. El del caballo negro ha conseguido que el hambre nunca haya desaparecido de la faz de la tierra. El del caballo bermejo  tampoco ha dejado de extender su mensaje de destrucción y ahora, precisamente desde hace pocos días, vuelve a cabalgar desbocado sembrando la guerra. También la Muerte, que monta el caballo bayo, continúa segando vidas a su paso a causa de la enfermedad que se ha extendido por el mundo en  los dos últimos años. Tampoco  nos resultan extrañas las catástrofes que desata cada una de las Trompetas en el Apocalipsis: la muerte de los árboles, la hierba, el mar, el agua, el aire. 

La peregrinación ofrece abrir un paréntesis para apartarnos, aunque sea por un tiempo, tanto de un mundo angustiante como de nuestras propias inquietudes cotidianas que, aunque no resulten catastróficas para el conjunto de la humanidad,  solemos percibir como si del fin del mundo se tratara, ni más ni menos.  Permite adentrarnos en lo desconocido por una senda segura ya que nos guía el eco de los pasos de quienes por allí pasaron antes que nosotros. Mientras recorremos  el Camino nuestra meta en la vida se presenta clara ante nosotros, Compostela. Y allí, al llegar a la Catedral  y recorrer sus naves, el peregrino  -como escribió Aymerich Picaud, ya sabéis donde-  “… aunque suba triste, se vuelve alegre y gozoso …”

 

Buenos días y muchas gracias.

Anónimo
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EngelAbel
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Y nunca antes, al fin de ninguna gran tribulación se dijo que hubiera Paz y Seguridad,.... Tampoco al fin de la SGM,... Poco después de que los Caballos del Apocalipsis campéen, sembrando lo que cada uno hace al son de las trompetas de cada uno de sus Ángeles, habría de cumplirse esta otra,...

 

1ª Tesalonicenses (Reina-Valera 1960)

 

«C5.v3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.»

 

Esperemos, pues, que acabe sin más siembras de destrucción y muerte,... Porque como bien dices,... los Caballos del Apocalipsis han campeado en muchas ocasiones, pero el final de ésta, si se extiende, se acerca mucho más a esta última Profecía, cuyo cumplimiento marcaría el inicio del fin, ahora,... Solo ganaremos tiempo,... perooo,... muy de acuerdo con tu último párrafo,... así se puede percibir y desde luego, buen paréntesis es alejarse un poco del "ruido" sin perder de vista que cuanto está sucediendo es una amenaza real,... ¿Alguien sabría cómo arreglarlo? La única manera de no perder es no empezar a "jugar",... ¿Paliar?, Sí, siempre, de muchas maneras,... pero sin dolor, no,... Se han pedido los valores que muchos vamos a buscar allí,... Y cuando se pierden sucede eso,... Siempre se anteponen intereses propios, por encima de valores para el bien común,... Cuando esa tendencia se invierta empezarán las cosas a ir mejor,... En el Camino ocurre,... lo difícil es hacerlo en ese otro mundo al que llamamos real (que por desgracia lo es),...

 

Hay un consuelo (para creyentes y para quienes no siéndolo pueden verlo en ésto),... si cuanto sucede ocurre según los designios de quién iluminó el manuscrito se ajusta a esta otra,... "Él arruinará la vida de quienes están arruinando la tierra". No tiene porqué tener nada que ver con Religión, solo con valores y buena voluntad sobre intereses propios para beneficio de unos pocos,...

Anónimo
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Anónimo
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Me encanta leer estas narraciones, leyendas, históricas, me quedo con el último párrafo sobretodo y en concreto esta frase;

"Permite adentrarnos en lo desconocido por una senda segura ya que nos guía el eco de los pasos de quienes por allí pasaron antes que nosotros".

 

Lo único que Compostela como la meta no es lo importante, lo importante es recorrer el Camino. Viviría eternamente recorriendo caminos como un nómada o un mercenario. 

 

Gracias Papadopou y Engel heart