Los albergues son instalaciones a disposición de los peregrinos para su alojamiento, recuperación, disfrute y convivencia. En ninguno hay una lista de normas por lo que, avisos elementales aparte como pueden ser horarios y consejos de uso de instalaciones, se supone que todos sabemos comportarnos como personas educadas, civilizadas y en actitud de compartir, que no precisan de más indicaciones. Sin embargo creo que todos los peregrinos de cierta experiencia hemos podido comprobar que cada vez con más frecuencia los albergues son invadidos por alegres excursionistas disfrutando unas vacaciones que no tienen el menor respeto por los peregrinos de verdad ni por lo que el Camino representa. Es muy de desear:
Que se trate con el mayor respeto y consideración a los hospitaleros.
Que no se deje de hacer nada para que lo hagan otros como limpiar las duchas tras su uso, dejar las cocinas recogidas, tirar los desperdicios a los contenedores correspondientes etc. etc.
Que en los espacios comunes se utilice el mobiliario con cuidado y respeto para con los que van a venir detrás.
Que en los dormitorios no se organicen conversaciones ni se haga ruido. Son lugares de descanso y a cualquier hora puede haber peregrinos que necesiten descansar. Para tertulias y charlas hay otros lugares y si no los hay no se organizan.
Que quien se levanta antes que los demás no haga ruido, no use bolsas de plástico y no reparta destellos a diestro y siniestro con la lámpara. Para moverse en la oscuridad basta una lámpara diminuta y por supuesto fija en algún lugar conveniente, no moviéndola de un lado a otro.
Que los grupos, esos que se forman con frecuencia, no anden a voces y con alguno de sus componentes queriendo llamar siempre la atención, mal más que frecuente.
Que se respeten los horarios y el descanso de quienes se acuestan temprano. 
Que lo primero que se haga al llegar a la litera sea colocar la sábana cuando nos la dan, no poner encima la mochila.
Que el equipo esté recogido en la cama o en la mochila pero no esparcido por el suelo de cualquier manera.
Que la mochila esté colgada de la litera, no en el suelo estorbando el paso.
Que en invierno se usen los radiadores de acuerdo con la normativa y si no se permite su uso para secar ropa no secarla.
Que el calzado se deje siempre en el lugar indicado y no debajo de la cama.
Que cuando se llegue al albergue con el calzado mojado se seque metiendo papeles de periódico y jamás poniéndolo sobre los radiadores.
Como se puede ver la lista es larga pero se puede resumir en una frase: Respeta el albergue, al hospitalero y a los demás.
Buen Camino.