Con todo respeto a vos, estimado Kalamocho que siempre es un gusto leerte pero en esta difiero y te cuento por qué. Podemos desconectarnos pero no necesariamente al punto de tener el teléfono deshabilitado ya que con sólo ponerlo en modo silencio es suficiente, por lo menos para mí. Yo siempre camino sola y por caminos pocos transitados como por ejemplo el baztanés a mediados de noviembre. Me parece prudente aprovechar la tecnología en caso de emergencia en un lugar aislado y sin compañía. Está en nosotros mismos decidir que tan conectados permanecemos durante nuestro camino. Yo prefiero caminar sin conexión, sin música y escuchando los ruidos de la naturaleza pero sabiendo que tengo la tranquilidad de llamar a alguien si sucediese algo. Claro está que si me caigo por el barranco y pierdo el teléfono estoy en la misma que en el 1800!

Totalmente de acuerdo Manu de Donostia, y ni mencionar el volumen de las alarmas con sus distintas melodías. Algo que me gustó mucho del albergue de David en Bodenaya fue que nos pidió no usar los teléfonos como alarmas para así despertarnos con música clásica y el olor del café recién preparado. Todo un detalle de su parte!