Etapa 7: Saint-Côme-d'Olt - Estaing | Al Loro

La bajada del Puech de Vernus hasta la iglesia de Perse es precipitada, y peligrosa si el suelo está mojado. Para reducir el riesgo de resbalar han colocado troncos y corteza triturada, pero aun así se recomienda prudencia.

Entre Espalion y Bessuéjouls resulta peligroso el tránsito, a lo largo de 1 km, por la D556, que carece de arcén.

La etapa es ciclable hasta Espalion si seguimos la variante fluvial. De Bessuéjouls a Estaing se recomienda continuar por la D556, que discurre próxima al Lot, y en el tramo final la D100, ya que el GR atraviesa sendos bosques por empinadas vías pedregosas.

Los mercados al aire libre se celebran en Espalion durante la mañana del viernes, y en Estaing en la tarde del mismo día, por lo que será posible que podáis contemplar los mismos vendedores haciendo doblete; tranquilos, no se trata de un déjà vu.

La variante fluvial entre Saint-Côme y Espalion ahorra 1,6 km y 160 metros de desnivel. Sus desventajas: discurre en todo momento sobre una carretera local asfaltada, carece de los bosques, quebradas y panorámicas de la ruta oficial, y no pasa junto a la iglesia de Perse, aunque esta última cuestión se puede solventar realizando un desvío de 500 m.

Junto al río y bajo el arbolado, tanto antes como después del centro urbano de Espalion, hay varias mesas con bancos para detenerse a comer.

Espalion dispone de todo tipo de servicios para abastecerse, pero en el resto de la etapa no hay más tiendas, y tan solo un bar (La Forge de Saint-Pierre) en Bessuéjouls.

La iglesia románica de Saint-Hilarian de Perse es una de las más interesantes del itinerario. Se encuentra aislada no tanto por su origen monástico, que lo tuvo y pronto bajo el dominio de Conques, sino porque la población que aquí existía se trasladó 1 km aguas abajo, junto al nuevo puente tendido en el s. XV. Edificada en gres rojo, su tímpano muestra un sintético Juicio Final, anticipo del que veremos en Conques, que se completa con el Pentecostés. En el lateral aparece la Epifanía, tema recurrente en las vías de peregrinación. De nave única, con transepto y triple cabecera absidal (ábside mayor pentagonal, decorado con arcos ciegos), posee ricos capiteles historiados y pinturas murales. Permanece abierta de 9:00 a 19:00.

En el compacto conjunto histórico ribereño del Lot sobresalen el château renacentista y el puente medieval de cuatro arcos, en gres rojo, inscrito en la lista patrimonial de la Unesco. Junto a él una hilera de edificios, que fueron de curtidores, se asoman al río por medio de galerías de madera; estas estructuras, llamadas calquières, son similares a las que se pueden ver en Castres (Vía de Arles). La Rue Droite, que se dirige al Pont Vieux, es la de más carácter de la localidad.

En el interior de la iglesia, una vez más construida en gres rojo, dos estrechas escaleras conducen al primer piso de la torre. En él se conserva, al modo de una cámara oculta cubierta por una cúpula octogonal, la capilla de San Miguel, compendio de escultura románica en sus relieves y capiteles. El Camino pasa poco después ante el Domaine d’Armagnac, que acogió un convento en el s. XVIII, y junto a una expresiva escultura del Peregrino (André Debru, 2009).

Pequeña pero coqueta localidad, mimada por sus vecinos y llena de flores, tanto que parece el escenario de un relato infantil para que desfilen pastorcillos con sus ovejas, atravesando el puente, a los que saluda la princesa desde su pequeño château.

Desde 1993 cuenta con uno de los albergues cristianos con más carisma de los caminos franceses: se trata de la Hospitalité Saint-Jacques, gestionado por familias que viven en comunidad e invitan a los peregrinos a la oración.

En un meandro del Lot, y rodeado de colinas boscosas, es sin duda uno de los pueblos más bonitos del Camino, en gran medida realzado por la potencia de su gran château, que puede ser visitado de mayo a mediados de octubre. La fiesta de Saint-Fleuret, patrón local, se celebra el primer domingo de julio con una procesión de peregrinos a la antigua usanza. Un mercado medieval tiene lugar el segundo fin de semana de septiembre.

Podemos pasar un buen rato buscando y encontrando las esculturas hechas con chatarra, instaladas por toda la localidad, un buen ejemplo de reciclaje artístico.

En los mercados o restaurantes de Espalion o Estaing se pueden probar los farçous, típicos del Aveyron, que son una especie de empanadillas de carne y verduras, sobre todo acelgas, fritas u horneadas.