Camino del Salvador | Información

El Camino del Salvador —o de San Salvador— es el Camino de Santiago que arranca en la ciudad de León y conduce a Oviedo, capital de Asturias, reproduciendo la ruta seguida por numerosos peregrinos medievales que se desviaban desde el Camino Francés para visitar la catedral ovetense de San Salvador y sus reliquias; una vez allí continuaban hacia Compostela por el Camino Primitivo, primera ruta de peregrinación a la tumba del Apóstol utilizada hacia el año 830 por el rey asturiano Alfonso II el Casto.

Estamos ante una ruta bellísima y muy exigente físicamente, pues buena parte de su trazado discurre por zonas de media y alta montaña, atravesando la Cordillera Cantábrica por dos collados a 1.568 y 1.564 metros de altitud, desde los cuales descendemos al antiguo hospital de peregrinos de Santa María de Arbás y al puerto de Pajares, a 1.378 metros de altitud, lugar donde abandonamos la provincia de León y entramos en Asturias.

A pesar de su escaso kilometraje (120 kilómetros), la dureza de este camino jacobeo viene dada por su orografía, con desniveles continuos, la soledad absoluta en varias de sus etapas y por la climatología cambiante; la señalización es buena y la mayor parte del recorrido discurre por caminos de tierra y senderos.

Actualmente este camino cuenta con una red suficiente de albergues y alojamientos, algunos de ellos en pueblos muy pequeños, sin apenas servicios. Ello, combinado con las indicaciones de la guía, os permitirá organizar la ruta en función de vuestra condición física o vuestras preferencias, destinando por lo general entre cuatro y siete jornadas para realizar el recorrido completo; nosotros os sugerimos hacerlo en seis etapas, distribución que consideramos asequible para un senderista medio, sin prisas. Otra posibilidad a tener en cuenta es añadir una jornada adicional para visitar la bella ciudad de León (en caso que no la conozcáis) y otra en Oviedo, ciudad muy agradable y que cuenta con numerosos atractivos culturales y gastronómicos. 

Estamos convencidos que este camino satisfará a aquellos que gusten del silencio y de los paisajes de montaña, lejos de la masificación y el bullicio. La belleza de la ruta y su nivel de dureza son factores que atraen a numerosos peregrinos repetidores y a senderistas curtidos, especialmente en los meses de verano; muchos de ellos deciden realizar el Camino del Salvador y acto seguido el Camino Primitivo, utilizando el primero como entrenamiento previo… Se dice —y damos fe de ello— que aquéllos que superen con éxito el Camino del Salvador podrán acometer a continuación las etapas del Primitivo casi sin esfuerzo, silbando

Atención: la carretera nacional N-630, una de las más peligrosas de España, no es una opción ni para caminantes ni para ciclistas. No penséis que es una simple recomendación, tomadlo como una orden: debemos evitarla siempre, tanto con buen tiempo como en caso de lluvias o nevadas, pues el camino no pasa por dicha carretera, y el riesgo de ir por ella es muy alto (se han producido accidentes con víctimas).

Mapa del Camino del Salvador

Si bien se puede utilizar la credencial general de los Caminos de Santiago, existe una credencial específica del Camino del Salvador, que podéis adquirir al llegar a León en el albergue de Las Carbajalas, en la plaza Santa María del Camino; también la encontraréis en otros albergues de la ciudad, así como en la sede de la Asociación Pulchra Leonina de Amigos del Camino (avenida Independencia, 2, de lunes a viernes de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00). Deberemos estampar en las casillas como mínimo un sello por jornada, por lo general el de los lugares donde pernoctemos; este requisito es necesario para poder acceder a la red de albergues públicos durante la ruta, y también para conseguir la Salvadorana al llegar a Oviedo.

Una vez finalizado el Camino del Salvador, si presentamos en la Catedral de Oviedo la credencial sellada recibiremos la Salvadorana, diploma que acredita nuestra peregrinación desde León hasta la capital de Asturias; es un documento gratuito, similar a la Compostela, e incluye (al menos, así era en 2023) la visita gratuita del templo, con la Cámara Santa, su museo y el claustro. También la suelen expedir en el albergue municipal de la calle Leopoldo Alas.

Hacia el año 792, el rey asturiano Alfonso II el Casto (760-842) trasladó su corte a la ciudad de Oviedo, recientemente fortificada y en cuyo interior mandó edificar un palacio y varias iglesias. En una de estas, la del Salvador, se construyó una cripta (y con el tiempo una cámara) con el fin de custodiar las reliquias contenidas en el Arca Santa, traída a finales del siglo VIII desde el monasterio de Santo Toribio de Liébana en la actual Cantabria, lugar remoto donde habían permanecido ocultas tras la invasión islámica de la Península (después de un largo periplo que partió de Jerusalén en el año 614, pasando por Alejandría, Cartagena y Toledo); entre el contenido del arca destacaba un fragmento del Santo Sudario, tela de lino que se dice acogió el cuerpo de Jesucristo tras su crucifixión.

El fervor por dichas reliquias convirtió la Sancta Ovetensis en un foco de peregrinación, que conllevaría el rápido crecimiento de aquel pequeño reino del norte de la Península, favoreciendo su lucha contra la dominación musulmana y su predominio político y religioso respecto a otros reinos hispanos; es la época en que arranca la construcción de diferentes edificios que hoy agrupamos bajo la denominación de Prerrománico Asturiano o Estilo Ramirense (por el monarca Ramiro I, quien reinó entre los años 842 y 850).

Por otra parte, durante el último mandato de Alfonso II se produjo —hacia el año 830— otro hecho de trascendencia en el devenir de la historia: el descubrimiento o inventio de la tumba del Apóstol Santiago el Mayor en un lugar apenas conocido del interior de Galicia, territorio ahora bajo dominio astur tras años de contienda contra la nobleza local; de hecho, se atribuye a dicho monarca la primera peregrinación a Compostela (cuyo recorrido recibiría, mucho después, el nombre de Camino Primitivo), así como la construcción del primer templo o cenobio sobre la tumba del Apóstol. En apenas unas décadas la tumba compostelana se convertiría en el principal foco de peregrinación de Occidente, fenómeno que tendría su punto álgido a partir del siglo XII cuando dicha peregrinación fue canalizada a través del Camino Francés, vía de introducción en los reinos peninsulares de la cultura europea, con un estilo artístico propio, el Románico, y una orden monástica en plena expansión, la de Cluny.    

Debía ser casi un sacrilegio, en el contexto religioso de la época, realizar tan largo recorrido —cruzando media Europa hasta la lejana Compostela— y no desviarse apenas 120 kilómetros (cuatro o cinco jornadas a pie o a caballo) para conocer y venerar las reliquias custodiadas en Oviedo, atribuidas al mismo Jesucristo, el Salvador para los católicos. De ahí el refrán, antiguo y muy popular, que dice: «Quien va a Santiago y no va al Salvador, honra al criado y olvida al Señor»

Las mejores pruebas de la antigüedad de esta ruta de peregrinación a través de la Cordillera Cantábrica son la existencia de hospitales, ermitas y monasterios donde los fieles se alojaban, y que conocemos no sólo por sus restos materiales, sino por las escrituras de donaciones de tierras y edificios por parte de la aristocracia leonesa. Lugares como Carbajal de la Legua, el hospital y colegiata de Santa María de Arbás, el santuario de Bendueños o la iglesia de Santa Eulalia de Ujo deben su existencia a este recorrido medieval, que en los siglos XVII y XVIII pasó a ser el Camino Real o Carretera de Castilla, y que contaba con puentes, portazgos (oficinas de peaje), numerosas ventas y casas de postas.

El Camino del Salvador recorre paisajes extraordinarios a través de la Montaña Leonesa, el valle de la Tercia, la Cordillera Cantábrica y los angostos —y siempre verdes— valles asturianos, con bosques tupidos y prados donde pacen vacas, caballos y ovejas. Nuestra ruta discurre de sur a norte a través de un territorio de media y alta montaña, escasamente poblado, en el que la ganadería sigue jugando un destacado papel económico, y en cuyos pueblos se conserva la arquitectura tradicional, con casas de piedra, cercados de madera, hórreos, etc. La lluvia, la niebla y el rocío propician un paisaje siempre verde… y la posibilidad de pisar barro en algún tramo por bosque.

Durante esta ruta nos tocará cruzar numerosas portillas o cancelas de ganado; os recordamos que siempre hay que cerrarlas después de pasar. Por otra parte, nunca debemos molestar a los animales, y mucho menos a los perros pastores (casi siempre mastines) que cuidan de los rebaños. En los tramos por monte podemos encontrar también caballos, aves rapaces y buitres sobrevolando las zonas despejadas; aunque en algún punto veamos indicaciones respecto de una área o reserva osera, las posibilidades de avistar un oso son sumamente remotas —y menos a las horas en que pasaremos—, por lo cual ni tan siquiera debemos preocuparnos; por supuesto, en estas zonas oseras no sería aconsejable acampar, hacer un vivac o pararse dejando comida alrededor.

Las últimas jornadas, desde Campomanes hasta la entrada a Oviedo, corresponden a un entorno mucho más urbanizado, marcado históricamente por actividades productivas como la minería y la industria pesada, donde avanzaremos cerca del cauce de los ríos Lena, Caudal y Nalón, casi siempre en paralelo a carreteras, vías de tren y autopistas. 

Estamos ante uno de los caminos jacobeos más bellos de la Península, pero también uno de los más duros y solitarios, si no el que más. Ya desde la primera jornada descubriremos su orografía quebrada, un recorrido rompe-piernas debido a los sucesivos repechos y a las bajadas pronunciadas. Una buena preparación física, así como ciertos conocimientos de montaña y de su meteorología, serán nuestros mejores aliados.

La meteorología es un factor determinante en esta ruta, pues buena parte del recorrido discurre por cotas medias y altas de la Cordillera Cantábrica: aquí el invierno es realmente crudo, con nevadas copiosas que pueden prolongarse hasta mediados de primavera, y no sería extraño algún episodio puntual de nieve en cotas altas incluso en mayo o a finales de septiembre. 

La época más aconsejable para acometer el Camino del Salvador sería, en nuestra opinión, de mayo a octubre o noviembre, evitando siempre la nieve y los fríos del invierno, estación durante la cual numerosos alojamientos cierran sus puertas. En primavera y otoño el clima suele ser entre fresco y frío, con posibilidad de lluvias (en especial en los valles asturianos, siempre umbríos pues están orientados a norte, bajo la influencia de las borrascas atlánticas). La niebla también es un fenómeno habitual en cualquier época, si bien suele levantarse tras las primeras horas de la mañana. En la zona de León y La Robla los días de verano suelen ser calurosos, pero cabe recordar que, aunque haga buen tiempo, aquí siempre refresca por las noches, incluso en agosto. 

En todo caso, como en cualquier camino con etapas de montaña, es conveniente estar informados de las previsiones meteorológicas y llevar un equipamiento adecuado; que no nos ocurra lo mismo que al italiano Bartolomeo de Fontana una noche de agosto de 1539, que «anduvo errante ante una oscuridad tan grande que no veía sendero ni monte mientras soplaba un viento terrible y llovía tan cruelmente que parecía que las cataratas del cielo fuesen abiertas»; al día siguiente el caminante llegó, sano y salvo, al hospital de peregrinos de Arbás… pero mejor no tentar la suerte.

Por tanto, ante la variabilidad del clima a lo largo de esta ruta, tanto en época de calor como en estaciones más frescas, deberemos llevar en la mochila alguna prenda de abrigo y por supuesto un paraguas o una buena capa impermeable, siempre a mano por si arranca a llover. Dado que transitaremos por bastantes tramos sobre hierba, muchos optan por llevar unas polainas (también a mano, y que sean fáciles de poner y quitar), que pueden ser útiles ante el rocío de la mañana, la lluvia y también en tramos con barro.

El Camino del Salvador, de León a Oviedo, recorre una distancia de 119,7 kilómetros y pasa tan solo por 15 poblaciones con servicios (tiendas, bares o restaurantes, si bien suelen tener un día de descanso semanal y algunos cierran tras finalizar la temporada), resultando un promedio de una población con servicios cada 8 km. Las distancias más largas sin posibilidad de avituallamiento son: de Carbajal de la Legua a La Robla (19,0 km); de La Pola de Gordón a Poladura de la Tercia (14,6 km), pues el bar de Buiza sólo abre algunas tardes; el duro trayecto de montaña entre Poladura de la Tercia y el puerto de Pajares (8,8 km), donde hay una cafetería (comprobar horarios), así como el largo trecho de Pajares a Campomanes (16,8 km).

Aparte de León, con 125.000 habitantes, y de Oviedo, con 215.000 habitantes, las poblaciones más grandes por las que pasamos son Pola de Lena, con 8.600 habitantes, y Mieres, con 36.000.

El Camino del Salvador discurre por dos provincias, cada una de ellas perteneciente a comunidades autónomas diferentes: la provincia de León, en la comunidad de Castilla y León, y la de Asturias, en la comunidad uni-provincial del mismo nombre. La frontera entre ambos territorios se halla en el puerto de Pajares.

La mayoría de localidades importantes en este camino —así como los finales de etapa sugeridos— disponen de albergues exclusivos para peregrinos, con capacidad y características dispares; también hallaremos albergues en algunos pueblos muy pequeños, sin ningún otro servicio, como es el caso de Cabanillas, Buiza (León), Llanos de Somerón o Bendueños (Asturias); la oferta se completa con numerosos alojamientos convencionales (posadas, hoteles, hostales o pensiones), todos ellos acostumbrados a recibir caminantes.

Recordemos que este camino atraviesa muchas localidades sin ningún tipo de servicio, y que hay pueblos pequeños como Poladura de la Tercia o Pajares que, a pesar de ser final habitual de etapa, no disponen apenas de alternativas de alojamiento ni de restauración, por lo que resulta conveniente realizar una planificación previa de los lugares donde prevemos pernoctar, así como de los pueblos con tienda o supermercado para realizar compras y, en su caso, aquellos bares o restaurantes donde poder comer o tomar algo; en algunos es imprescindible reservar antes de nuestra llegada, para evitar quedarse sin cama o sin cena.

No os engañaremos: cabe reconocer que el Camino del Salvador no es una ruta adecuada para las bicis, y menos con alforjas o transportín, salvo que seas un auténtico campeón sobre la BTT… Los problemas para los ciclistas comenzarán a partir de Buiza, en los numerosos tramos que discurren por senderos de montaña, abruptos y pedregosos, por lo general sin trazado alternativo.

El Camino del Salvador arranca en pleno centro de León, ante la puerta de la Catedral, y comparte sus primeros 1,3 km con el Camino Francés. Al llegar a la plaza de San Marcos, en la esquina del antiguo convento, hoy Parador Nacional, tenemos la bifurcación de ambos caminos.

En el tramo entre La Robla y Buiza este camino comparte trazado con el Camino Olvidado, ruta jacobea que discurre en sentido contrario; se trata de una ruta antiquísima que ha sido recientemente recuperada. No hay confusión posible, pues las señales son diferentes.

Numerosos peregrinos nos han comentado su sorpresa ante las abundantes señales que, ya desde la salida de León, indican que estamos (supuestamente) en la Vía de la Plata. Dichas placas, sobre postes de madera, corresponden en realidad a un recorrido turístico patrocinado por varios ayuntamientos y empresas hoteleras, que han bautizado como Ruta Vía de la Plata (al estilo de la Ruta 66 americana) y que lleva hasta Gijón... Además, para colmo, lo han marcado en ambos sentidos, norte y sur.

Aquí os comentamos las principales variantes o recorridos alternativos durante las etapas del Camino del Salvador:

Variante por senda fluvial a Carbajal de la Legua: nada más superar la bifurcación del Parador de San Marcos, al llegar a una rotonda con un avión, os recomendamos dejar el trazado oficial y descender a la senda fluvial que discurre por la orilla del río Bernesga, recorrido mucho más agradable, con árboles y sombra.

Ruta alternativa de Cascantes a La Robla: es 1,5 km más larga, pero discurre íntegramente por caminos de tierra, sin pérdida posible, y conduce al final de La Robla, a la altura del albergue de peregrinos.

Variante directa a San Miguel del Río: durante la bajada por camino desde el puerto de Pajares disponemos de dos bifurcaciones sucesivas, ambas señalizadas, para ir al pueblo de Pajares (la primera es por sendero, mientras que la segunda es más cómoda, apta para ciclistas); la pista principal continúa en dirección a San Miguel del Río, y es la ruta que deberán seguir aquellos que hayan decidido finalizar la jornada en Llanos de Somerón, en Bendueños o en Campomanes. Lo veréis perfectamente en los mapas de las etapas 03 y 04 de la guía.

Variante a Fresneo por Munistiriu: A la salida de Llanos de Somerón arranca a mano izquierda este recorrido alternativo —de distancia igual al camino oficial— por el cordal de la montaña; tened en cuenta que es una ruta de alta dificultad no apta para la mayoría de peregrinos, en especial si tenéis vértigo, pues presenta un tramo bastante aéreo y descompuesto. Nosotros no la recomendamos.

Nuevo recorrido de salida de Pola de Lena. El camino oficial, afortunadamente, ya no sale por la carretera AS-375. A 3,1 km de Pola, al llegar a una gasolinera, se plantean dos opciones: a la derecha una variante nueva con un tramo por bosque (que implica una subida inicial y acto seguido una bajada vertiginosa y delicada, por un sendero muy cerrado), mientras que el recorrido clásico (en llano y siempre por asfalto, con un tramo de carretera peligrosa) sería a la izquierda, pasando por la localidad de Villallana. Ambos trazados se juntan 2,2 km más adelante.

En León: Catedral de Santa María de la Regla (siglo XIV), basílica de San Isidoro y su Panteón Real (siglos XI-XII), Convento-Parador de San Marcos (siglo XVI), Centro de Interpretación del León romano, pasear por las calles del Barrio Húmedo y del Barrio Romántico… probando las tapas de sus bares, por supuesto.

La silueta del lobo, siempre vigilante, en una peña junto a la carretera, poco antes de Buiza.

Los bellísimos paisajes del valle de la Tercia, y en especial la subida hacia la cruz del Salvador.

La vista desde la collada del Cueto o del Coito (también conocida como Canto la Tusa), a 1.568 metros de altitud, techo de nuestro recorrido.

Tras la primera parte del descenso, visitar la colegiata de Santa María de Arbás (siglo XII), donde hubo un hospital de peregrinos durante la Edad Media.

Llegados al puerto de Pajares, a 1.378 metros de altitud, pararse a tomar algo en la cafetería del antiguo Parador, mientras disfrutamos de la panorámica desde su terraza; y si hace frío, hacerlo cómodamente sentados junto a la estufa.

La bajada por bosque de Valgrande en dirección a San Miguel del Río; además de muchos otros árboles, pasaremos bajo un castaño monumental.

Los bonitos pueblos de Poladura de la Tercia (León), Pajares, Llanos de Somerón, Herías y Bendueños (en Asturias).

La extraordinaria iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena, del siglo IX; está a pie del camino 4 km antes de Pola de Lena, en lo alto de una pequeña colina que domina el valle.

Comer un buen pote asturiano en Pola de Lena

Tomarse unos culines de sidra, escanciada de la forma tradicional, en la plaza del Requexu en Mieres

En Oviedo: recoger la Salvadorana y visitar la Catedral de San Salvador; Museo de Bellas Artes, plaza del Fontán, iglesia de San Julián de los Prados (siglos VIII-IX), teatro Campoamor (siglo XIX); descubrir las múltiples esculturas que pueblan las plazas y calles del centro, entre ellas la Maternidad de Botero, la estatua del cineasta Woody Allen y la genial Mafalda, sentada en un banco del parque. En las afueras de Oviedo, visitar el centro de interpretación del Prerrománico Asturiano, con las iglesias de Santa María del Naranco y de San Miguel de Lillo (se puede llegar en autobús desde el centro).

En muchos pueblos de montaña se sigue utilizando el bable, dialecto astur-leonés tradicional de esta zona. Por otra parte, en Asturias es habitual que los carteles y los nombres de localidades aparezcan en asturiano (Payares, Chanos de Somerón, Mieres del Camín, Uvieu...), lengua o habla propia que está siendo felizmente recuperada.

En la guía-web hemos sugerido una distribución de etapas que consideramos apta para un senderista medio, sin prisas, calificando la dificultad de cada una de ellas mediante estrellas de color rojo, siempre en el supuesto de meteorología favorable y una buena preparación física; pero si las condiciones meteorológicas se tuercen (lluvia, niebla, nieve, hielo), o el peregrino carece de una mínima experiencia en montaña, el grado de dificultad puede llegar a ser muy superior al indicado.

No sería prudente acometer una jornada de montaña bajo previsiones de temporal de lluvia, o si hay avisos de frío intenso, nevadas copiosas o fuertes vientos; por lo tanto, la tarde o la noche anterior deberemos consultar la previsión meteorológica y actuar en consecuencia, siempre con la máxima prudencia: no pasa nada si dejamos esas etapas para mejor ocasión; el camino siempre estará ahí, lo realmente irremplazable es nuestra vida y nuestra integridad física. 

Cabe indicar que la duración de las etapas que aparece en la guía-web es una mera estimación, y a la misma deberemos añadir el tiempo dedicado a las paradas: el ritmo de cada peregrino debe ser acorde a sus aptitudes, sin forzar la marcha, pero la hora de llegada también dependerá de las paradas que haga para beber, descansar, consultar el teléfono, tomar fotos, etc. Recordad que en tramos con fuertes subidas, en bajadas pronunciadas o sobre terreno irregular, la velocidad resulta muy diferente a caminar en llano: en montaña el kilometraje no es un dato relevante, lo que de verdad cuenta es el desnivel acumulado, tanto de subida (desnivel positivo) como de bajada (negativo).

Ante aquellas etapas que se prevean largas y exigentes, las recomendaciones son obvias: deberemos salir temprano pero siempre con luz solar (totalmente desaconsejable arrancar antes del alba, éste no es un camino para andar de noche), y si hubiera mucha niebla tal vez sea bueno esperar a que escampe; siempre que sea posible, os sugerimos realizar dichas etapas en compañía e informar a otros peregrinos de donde vamos a pernoctar; adoptaremos un ritmo regular, sin forzar la marcha, haciendo breves paradas para descansar, beber y contemplar el paisaje; antes de salir, no olvidéis cargar la batería del móvil y tener siempre a mano los números de teléfono del alojamiento donde prevemos pernoctar; y, por supuesto, imprescindible llevar suficiente provisión de agua y alguna vitualla para comer durante el recorrido.

Tras la primera etapa, conviene abastecerse de alimentos en La Robla o en La Pola de Gordón, pues ya no encontraremos ni una sola tienda hasta el pueblo de Pajares, dos jornadas más adelante; los que sigan la ruta directa (la que no pasa por Pajares) no encontrarán ningún comercio hasta la localidad de Campomanes.

Por lo general, desconfiad de las señales de carretera con el símbolo de un peregrino o de la vieira, pues a menudo corresponden a trazados antiguos, hoy obsoletos (veremos alguna de estas indicaciones erróneas a la salida de Pajares y también al final del casco urbano de Campomanes): debéis seguir siempre las flechas amarillas pintadas, y en caso de duda consultad en la pestaña Recorrido de cada etapa o en nuestra app Gronze Maps.