Albergue La Cabaña del Abuelo Peuto - Comentarios

Estupendo lugar en medio de la naturaleza, podría ser el paraíso. Pero el ambiente me pareció particularmente desagradable, estás casi obligado a escuchar a un sermón del padre Ernesto durante una hora, donde se repasa algunos prejuicios sobre los habitantes de América del Sur. Finalmente  te acusa hasta 3 veces (!) de no dar suficiente dinero como peregrino, hasta que te sientes culpable ("Sed solidarios, que si no los de mañana no comen”.)

Muy bonito, estupendo lugar en medio de la naturaleza, los hospitaleros voluntarios muy amables, cena y desayuno comunitario muy abundante, la charla de Ernesto interesante quizá un poco larga después del esfuerzo de la etapa

Pas de fraternité ni de communauté : toute la soirée est à la gloire du père Ernesto, de sa vie son oeuvre. Le message chrétien est présent sans plus. Merci aux hospitaliers qui font fonctionner l'auberge

Porsupuestísimo que recomiendo el albergue. Es especial y muy diferente al resto de albergues del Camino del Norte. Quedan muy pocos así en los diferentes Caminos. La charla del Padre Ernesto hay que entenderla desde la humildad que le caracteriza. Se siente orgulloso de sus orígenes y de lo construido. Es para estarlo.

Una maravilla. Te hace sentir el camino. Además no tienes alternativas

Albergue magnifique au milieu de nulle part. Un lieu atypique, reposant, spacieux où l'on se sent bien, tenu par des hospitaliers et dirigé par le Père Ernesto, petite conférence obligatoire, pour recevoir le dîner...

Es un lugar que merece la pena visitar e historia dentro del camino. No soy religioso y me sentí bastante a gusto. La charla de bienvenida puede ser un poco larga pero me pareció muy coherente, habló de la historia del albergue, de sus motivaciones, de las fronteras, de la pobreza y de la necesidad de ayudarnos unos a otros. El lugar es muy bonito y esta bien cuidado, muchas zonas verdes, cena (con opción vegetariana) y desayuno. Todo por la voluntad y sin ninguna presión. Eso si, el albergue está en la mitad de la nada. No esperes tener un bar cerca para tomar cañas después de la etapa, pero cuenta con muchas zonas para pasar la tarde (si no llueve).

Podría ser el paraíso, pero el ambiente me pareció particularmente desagradable. Estás casi obligado a escuchar a un sermón del padre Ernesto durante una hora, donde se repasa algunos prejuicios muy estereotipados sobre los habitantes de América del Sur. Después se te acusa hasta 3 veces (!) de no dar suficiente dinero como peregrino, hasta que te sientes culpable ("Sed solidarios, que si no los de mañana no comen”.)

Excelente