El Camino Catalán por San Juan de la Peña | Información

El Camino Catalán por San Juan de la Peña, o Camino Catalán septentrional, es el Camino de Santiago que desde Montserrat va a Santa Cilia de Jaca, donde se une con el Camino Aragonés, pasando por Huesca y el monasterio de San Juan de la Peña. El tramo de Montserrat a Tàrrega es común con el Camino Catalán por Lérida y Zaragoza.

La documentación histórica confirma que este camino, en una gran parte, fue seguido por peregrinos medievales que aprovechaban la traza de la calzada romana que unía las ciudades de Ilerda (Lérida) y Osca (Huesca).

El Camino Catalán por San Juan de la Peña presenta unos atractivos paisajísticos y culturales de primer orden. Con respecto al paisaje, combina las tierras de cultivos de la fruta dulce de las comarcas de Lérida, con los cultivos de cereales y los extensos pastos del Somontano y la Hoya de Huesca, y, en el pre-Pirineo, armoniza los solitarios y bucólicos valles con las espectaculares vistas sobre los Mallos de Riglos, la Foz de Escalete o la cordillera de San Juan de la Peña. Con respecto a la cultura, los monumentos y las construcciones de máximo interés son numerosas: la ciudad de Balaguer, el castillo de Monzón, el pueblo de Berbegal, la catedral de Huesca, la colegiata y el pueblo de Bolea, el castillo de Loarre, los dos monasterios de San Juan de la Peña, y la iglesia de Santa Cruz de la Serós. Y, a todo ello, debemos añadir la gran hospitalidad que los vecinos de pueblos y ciudades muestran hacia los peregrinos.

Por lo que respecta a las dificultades, éstas se centran en la falta de información sobre el itinerario, ciertas carencias en la señalización dentro de las áreas urbanas, y en el mal estado de muchas pistas y senderos. Precisamente, el mal estado del firme en algunos caminos a partir de Huesca puede suponer un problema para los ciclistas. A ello debemos añadir que, a partir de Loarre, los caminos y senderos son los habituales de la media montaña y, consiguientemente, es fácil encontrar algún tramo cortado o tener que cruzar arroyos con bastante agua (según la época es conveniente llevar polainas).

Hoy en día, todavía son pocos peregrinos los que realizan este camino. Así pues, es un recorrido bastante solitario, tanto por la ausencia de caminantes como por la poca población del territorio por donde transcurre.

Existe una guía de este camino, del año 2010, publicada en catalán por Edicions Cossetània y en español por Lectio Ediciones. La guía incluye los dos caminos catalanes que empiezan en Montserrat.

El camino de Montserrat a Santiago por San Juan de la Peña tiene 1.130 km, mientras que por Lérida y Zaragoza tiene 1.090 km. O sea, es 40 km más largo por San Juan de la Peña. Teniendo en cuenta que hablamos de un trayecto de más de mil kilómetros, no parece que esta diferencia sea significativa a la hora de decidirnos por uno u otro camino.

Nota: La mayor parte de los datos de este camino fueron tomados en el año 2010 y, por tanto, pueden estar desactualizados. Esperamos poder renovar la información a lo largo de los póximos meses.

Colegiata de Santa María la Mayor, Bolea

El Camino Catalán por San Juan de la Peña pasa por dos comunidades autónomas y tres provincias: Cataluña (Barcelona, Lérida) y Aragón (Huesca).

El Camino Catalán por San Juan de la Peña, de Montserrat a San Cilia de Jaca, tiene 320 kilómetros y pasa por 37 poblaciones con servicios. Así pues, resulta una media de una población con servicios cada 8,6 km. Las distancias más largas sin posibilidad de avituallamiento son: de Tamarite de Litera a Monzón (20,6 km), de Chimillas a Bolea (16,2 km), y, por último, el tramo de montaña de Sarsamarcuello a Estación de Santa María y la Peña (15,2 km). Las localidades con más población son: Huesca, con 49 mil habitantes, Igualada, con 33 mil habitantes, y Balaguer y Monzón, ambas con 16 mil habitantes.

 

A fecha de junio de 2009, el Camino Catalán por San Juan de la Peña presenta una red de alojamientos para los peregrinos bastante completa: 17 albergues o locales de acogida. De éstos, una buena parte no son para uso exclusivo de los peregrinos. Pronto deberemos añadir, también, los 3 nuevos albergues que tienen previsto abrir este verano del 2009.

Hay albergues o locales de propiedad municipal: Castellolí, Jorba, Tàrrega, Castelló de Farfanya, Tamarite de Litera, Berbegal, Pertusa, Antillón, Pueyo de Fañanás, Bolea y Santa Cilia. Hay acogida de cariz religioso en Montserrat y Cervera. Hay albergues privados en Bolea y en Botaya (éste último sólo en temporada alta). La casa rural de Sant Pau de la Guàrdia tiene un espacio para peregrinos. En Linyola hay un apartamento con precios especiales a los peregrinos. Y en Huesca, Sarsamarcuello y Ena están concluyendo sus respectivos albergues municipales.

A pesar de este buen número de lugares apropiados para dormir, deberemos hacer uso de alojamientos más convencionales un par o tres de días, por ejemplo, en Balaguer, Alfarràs, Monzón, y también en la etapa anterior a Santa Cilia si todavía no funciona el albergue de Ena, puesto que ya hace tiempo que está "a punto" de abrir. En esta etapa también hay la posibilidad de pernoctar en el refugio de montaña de Riglos, pueblo que queda a unos 4 km fuera de la ruta.

La señalización es correcta y, en general, fácil de seguir en los tramos interpoblacionales. También es correcta, pero no tan fácil de seguir, dentro de los pueblos. Y es inexistente en las áreas urbanas mayores: Balaguer, Monzón y Huesca. En esta última ciudad el Ayuntamiento ha colocado en el suelo, dentro del casco antiguo, conchas de metal difíciles de seguir.

Por otra parte, el ente institucional Comarca Hoya de Huesca también ha señalizado, con postes indicadores, el paso del camino por esta comarca, pero con tan mala suerte (para los peregrinos) que no siempre coincide con el camino señalizado con flechas amarillas, hecho que provoca en los ingenuos caminantes una notable confusión. Esto ocurre, por ejemplo, entre Pueyo de Fañanás y Fañanás, y también en un tramo antes de Bolea (más detalles en el apartado del recorrido).

Relacionado con el párrafo anterior, también debemos mencionar que el trayecto, que no llega a cinco kilómetros, entre Aniés y Loarre es un galimatías considerable, puesto que se superponen señalizaciones de todo tipo. No hay más alternativa que intentar seguir las flechas amarillas e ignorar las demás marcas.

Y para terminar, hay que celebrar que el Ayuntamiento de Tamarite de Litera haya señalizado el camino dentro de su localidad de una forma elegante y clara con rótulos verticales. Esto consigue, por una parte, que los peregrinos encuentren fácilmente la salida y, por otra parte, que toda la población sepa que por allí pasa el Camino de Santiago.

A continuación presentamos una lista, no exhaustiva, de los monumentos y lugares más relevantes en el ámbito cultural que encontramos en el Camino Catalán por San Juan de la Peña, en el tramo de Tàrrega a Santa Cilia de Jaca (de Montserrat a Tàrrega está descrito en la página correspondiente). Como siempre, la lista la presentamos siguiendo el orden de la marcha:

El Castell del Remei. Es un bucólico caserío formado por un castillo situado en el centro, con cuatro torres cilíndricas, una bodega del siglo XIX (es una cooperativa con producción de vinos de gran calidad), un santuario dedicado a la Mare de Déu del Remei, dos pequeños pantanos con diversas especies de aves y, finalmente, un servicio de restauración. También hay una residencia de discapacitados profundos que pertenece a la comunidad de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.

La iglesia de Santa Maria, Linyola. De estilo básicamente gótico (siglos XV-XVI), se encuentra situada en una bonita plaza porticada. Su portada es renacentista y, destaca sobretodo, por tener un campanario ochavado único en Cataluña por sus cuatro torres de vigilancia.

La ciudad de Balaguer. Su monumento más significativo, emplazado sobre una colina dominando toda la ciudad, es la soberbia iglesia de Santa Maria (siglos XIV-XVI), gótica, que consta de una sola nave soportada con sólidos contrafuertes y un imponente campanario octogonal. En la parte baja de la población está la bonita plaza Mercadal, la plaza porticada más grande de Cataluña y centro neurálgico de la ciudad. El casco antiguo de la villa es de formación árabe, uno de los mejor conservados, con un tejido de calles irregulares, pequeños pasajes y algunos vestigios de las antiguas murallas que lo rodeaban. Otros monumentos destacados son: el convento de Sant Domènec (justo antes del puente de Sant Miquel a mano derecha), de los siglos XIV-XV, que muestra a sus visitantes un magnífico claustro de estilo gótico; el Castell Formós (delante del puente de Sant Miquel), medio en ruinas, pero que se puede visitar, y que primero fue un antiguo palacio árabe y posteriormente el palacio de los Condes de Urgel; el santuario de Sant Crist (pasado el puente de Sant Miquel, sobre una colina a mano derecha), donde se venera la imagen del santo, y, finalmente, el Portal del Gel y la muralla medieval, que veremos a la salida siguiendo el camino.

El núcleo medieval de Tamarite de Litera. Destaca la iglesia de Santa María la Mayor (siglos XII-XIII), románica de transición al barroco, en la plaza Mayor. También encontramos buenas muestras de casas señoriales de los siglos XVII y XVIII, por ejemplo, en la calle Caballeros, en la calle Palau y en la plaza del Mesón.

El castillo de Monzón. Se alza sobre una colina, a 370 metros de altitud, dominando un extenso territorio. Su imagen es un potente icono de la ciudad. Fue construido por los árabes en el siglo IX, conquistado por Sancho III de Aragón en el año 1089 y, posteriormente, entregado por un pacto a la mítica Orden del Templo en el año 1143, que lo convirtió en un importante enclave hasta su disolución de la orden, a inicios del siglo XVI. Hoy en día el castillo está parcialmente restaurado y se hacen visitas guiadas. Desde la catedral se sube en diez minutos.

La catedral de Santa María del Romeral, Monzón. Además del castillo, la catedral es el otro gran monumento de Monzón. Su estilo original es románico, de los siglos XII-XIII. Fue en numerosas ocasiones la sede de las Cortes de la Corona de Aragón entre los siglos XIII y XVII.

El pueblo de Berbegal. Emplazado sobre una colina, es un excelente mirador de la comarca y los pueblos del Somontano, y también de los Pirineos, si el día es claro. El origen de la población se remonta a la época romana. En el siglo XI los templarios construyeron una fortificación, que posteriormente pasó a manos de la orden de los Hospitalarios y funcionó como hospital de peregrinos. El único vestigio que se conserva del hospital es el Arco del Hospital. Sin embargo, el monumento más relevante de la población es la iglesia parroquial de Santa María la Blanca (siglos XII-XIII), de estilo románico, con tres ábsides y tres naves. Y para terminar, un dato curioso: por el pueblo pasa la línea imaginaria del Meridiano de Greenwich, que toma como referencia el antiguo observatorio astronómico de Greenwich (Londres) y que determina las franjas horarias de todo el mundo.

La catedral de Santa María, Huesca. De estilo básicamente gótico y construida sobre una antigua mezquita, es el edificio más importante de la capital. Data de los siglos XIII-XVI.

La colegiata de Santa María la Mayor, Bolea. En el ámbito monumental Bolea ofrece a sus visitantes una joya de gran valor: la colegiata de Santa María la Mayor (siglo XVI), de estilo gótico y declarada Monumento Nacional. Fue levantada, sobre un pequeño promontorio, en el mismo lugar donde había existido una fortaleza musulmana (vestigios en la torre y en las murallas) y un templo románico, del cual también quedan algunos vestigios (la cripta bajo el presbiterio y la torre del campanario). También acoge diversos retablos, de los siglos XV al XVIII, de gran interés. Merece la pena subir al altozano que hay al lado de la colegiata, el Fosal Viejo, un impresionante mirador sobre la comarca Hoya de Huesca.

El castillo de Loarre (fuera de la ruta). Se encuentra a 3,7 km del pueblo de Loarre y a 1.080 metros de altitud. Es una de las más preciadas joyas del patrimonio histórico-artístico aragonés y es la fortaleza románica más importante de España. El castillo está emplazado en la vertiente sur de la sierra de Loarre, en un lugar que ofrecía una gran ventaja estratégica por el extenso dominio visual sobre el territorio, resguardado por unas grandes formaciones rocosas. Se construyó por orden de Sacho III de Navarra, en el siglo XI, para facilitar el asedio cristiano a Bolea, dominada por los árabes. La fortaleza está rodeada por una muralla con diez torres redondas y una cuadrada, con dos puertas de entrada bien protegidas. El elemento más destacado del conjunto es la Torre del Homenaje, de 22 metros de altura y de 5 plantas, con unas impresionantes paredes de casi 2 metros de grosor. En el interior del castillo está la iglesia de Santa María, construida a inicios del siglo XI, de estilo románico temprano. A lo largo del siglo XX el castillo ha sido objeto de diversas restauraciones. Afortunadamente, hoy en día se encuentra en un buen estado de conservación, a pesar de todas las vicisitudes bélicas de su larga historia.

La iglesia de San Esteban, Loarre. En el centro del pueblo, sobresale la voluminosa iglesia de San Esteban, construida a inicios del siglo XVI. Destruida en su mayor parte en el mismo siglo, tan sólo conserva del original la torre piramidal gótica; el resto es del siglo XVIII. Está declarada Monumento Nacional.

Los Mallos de Riglos. Son unas impresionantes formaciones geológicas, altas y estilizadas, de color rojizo, formadas por guijarros compactados por grava y arena. Los vemos, lejanos, poco antes del collado de San Roman.

El Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña. Es un edificio de grandes dimensiones que se empezó a construir a finales del siglo XVII, después del incendio que en el año 1675 devastó el Real Monasterio. Se encuentra emplazado en un extenso llano, próximo al monasterio antiguo y a una cota más alta que éste. Destaca la fachada barroca de la iglesia, con profusa decoración y de bonita simetría. El gobierno de Aragón lo ha rehabilitado en los últimos años como centro turístico, y acoge el Centro de Interpretación del Reino de Aragón, el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña, un hostal de lujo, un bar-restaurante, spa, salones para conferencias, etc.

El Monasterio Viejo de San Juan de la Peña. También se conoce como Real Monasterio de San Juan de la Peña. Es un pequeño monasterio oculto entre las agrestes paredes rocosas de la cordillera de San Juan de la Peña, en un lugar que parece el último rincón del mundo. El emplazamiento es sorprendente: se encuentra bajo una enorme roca que le ofrece una protección inquietante. Su origen documentado se remonta al siglo X, con la fundación de un pequeño centro monástico bajo la advocación de San Juan Bautista. Fue en el siglo XI cuando el centro se amplió convirtiéndose en panteón de reyes de Aragón y de Navarra, y en uno de los monasterios más importantes del Reino de Aragón. De las numerosas leyendas que tiene al monasterio de San Juan de la Peña como protagonista, destaca la que afirma que aquí se custodió durante siglos el Santo Grial. Hoy en día, del conjunto sobresale el excepcional claustro románico, bajo la roca. Además del claustro, también encontramos, en diferentes estados de conservación, la iglesia pre-románica y la sala de concilios (en la planta baja), el panteón de nobles y reyes, la iglesia superior (siglo XI), la capilla gótica de San Victorián y el museo.

La iglesia de Santa María, Santa Cruz de la Serós. Es la joya arquitectónica de esta bonita población, una construcción imponente. Data de los siglos XI-XII, es de estilo románico y formaba parte de un monasterio del que aun se conservan algunos vestigios.

Con respecto a las variantes, tan solo comentar que desde el collado de San Roman hay la posibilidad de ir al pueblo de Riglos, siguiendo unos 4 km el GR 1, para hacer noche en su refugio de montaña. Más que una variante es un desvío y, en este caso, es conveniente llevar un buen mapa topográfico de la zona, teniendo en cuenta el terreno solitario y montañoso por el que nos movemos. Al día siguiente, desde Riglos, no debemos retroceder para reencontrar el camino; pero Gronze.com no dispone de la información de qué camino hay que tomar. Como siempre, lo mejor es preguntar a los responsables del refugio, que a buen seguro nos informarán con detalle y esmero.

De Montserrat a Loarre no hay desniveles significativos. A partir de Loarre el camino se adentra en los primeros contrafuertes del pre-Pirineo, por un territorio más montañoso. De todas formas, el Camino Catalán por San Juan de la Peña no presenta ninguna subida digna de temer. Sólo dos merecen, aunque son bastantes modestas, un sucinto comentario. Por lo que respecta a las bajadas, sí debemos destacar la que nos lleva a Santa Cruz de la Serós.

De Sarsamarcuello a la ermita de San Miguel. El camino sube por la vertiente meridional de la Sierra de Loarre, avanzando por caminos pedregosos al principio y, más adelante, por una buena pista de tierra. Hay un desnivel de 254 metros desde el pueblo de Sarsamarcuello (746 m) hasta el collado donde está la ermita de San Miguel (1.000 m). La posterior bajada al valle del río Gállego es larga, pero muy progresiva.

La subida al Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña. Es una subida corta, que se hace en menos de tres cuartos de hora desde Botaya, por un bonito sendero boscoso en que la única dificultad son algunos árboles caídos sobre el camino, y que nos obligan a hacer alguna pirueta. Hay un desnivel de 245 metros desde la aldea de Botaya (965 m) hasta el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña (1.210 m).

La bajada a Santa Cruz de la Serós. Desde el collado de Cuatro Caminos (1.157 m) hasta el pueblo de Santa Cruz de la Serós (782 m) hay una bajada muy pronunciada por un camino pedregoso, en la vertiente septentrional de la cordillera de San Juan de la Peña. Debemos tener precaución.